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Camilo Morales explora los diferentes sonidos del violín

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El violín de Camilo Morales nunca ha parado de sonar. El interés que ha puesto este músico penquista en el instrumento de cuatro cuerdas, lo ha llevado a proyectarse más allá de lo imaginable. "Investigo tanto sobre diferentes estilos, que logro recorrer el mundo sin necesidad de salir del país", dice el integrante de la banda Los Temibles Sandovales, formada en 2010.

Pero este afán por perfeccionarse día tras día en la música, no es reciente. El hijo de Guillermo Morales, integrante del grupo folclórico Quorum, comenzó con clases formales cuando tenía sólo 5 años.

"Desde muy chico tomé clases rigurosas de teoría, de orquestas y de violín propiamente tal, en el Instituto de Artes Musicales de Concepción, que hoy ya no existe. Luego empecé a darme cuenta que me quería dedicar a esto y se dio muy natural, porque vengo de familia de artistas", señala el violinista que actualmente tiene 26 años.

Y si bien la música clásica ha formado parte importante de su vida, también suele incursionar en otros formatos. "Paralelo a eso, siempre tuve mis bandas de estilos que a mí me gustaban. Afortunadamente, tuve acceso a comprarme instrumentos como la guitarra eléctrica que me permite indagar en el área popular y folclórica, donde el violín también es usado", señala Morales.

DIVERSAS APUESTAS

La música celta, árabe, turca e india, le resulta muy atractiva a Morales. "A raíz de mis investigaciones voy descubriendo nuevos ritmos que me van gustando", apunta.

El jazz manouche, también es una de sus pasiones. "Con Los Temibles Sandovales nos dedicamos a este estilo y nos acomoda muy bien", señala el músico.

-Ha sido una sorpresa para nosotros el buen recibimiento de la propuesta, considerando que tenemos temas muy originales. Partimos como un grupo de amigos juntándonos en una casa y, finalmente, nos empezaron a cotizar y llamar desde la escena itinerante de Concepción, como los bares El Averno, Casa de Salud, Bar Callejón. Esto fue como una especie de experimento, porque llegamos sin saber qué iba pasar y a la gente le gustó mucho.

- El ritmo es muy pegajoso, entonces dan ganas de moverse siempre. Hemos visto que niños, adolescente, adultos disfrutando de nuestras funciones. Incluso gente de la tercera edad se interesa por lo que hacemos, ya que es el estilo swing los remonta más al pasado.

-Normalmente tocamos afuera del Teatro Universidad de Concepción. La idea es llegar a la gente que no tiene acceso a los bares nocturnos o quienes ni siquiera se entera de este tipo de eventos. También buscamos llegar a personas de escasos recursos o que no tienen la cultura de la música. Es parte de nuestro rol educativo llevar música a todos lados.

- Absolutamente. En estos momentos la veo bastante bien. Yo empecé a tocar con un grupo que se llamaba Laringo enfocado al rock celta, el año 2002. Nos pagaban las funciones con cerveza, entonces no había una cultura de pagarle a los músicos. Ahora hay más lugares con música en vivo, y contratan a la banda independiente a la cantidad de gente que vaya. Lo contratan, porque aprecian la banda en sí misma. En Santiago no es así, hay que negociar un mínimo de público.

Sí se puede. Siempre hay un sacrificio, pero uno con su pasión está dispuesto a vivirlo. Yo lo hago. No me alcanza para tener un ahorro mayor y el sacrificio es llevar una vida austera, pero también tiene sus regalías como manejar tus propios horarios. Además, hay otras betas en las que te puedes desarrollar.

RECORRIDOARTÍSTICO

El ritmo de Los Temibles Sandovales, ha llevado a Morales a pisar escenarios internacionales. El músico penquista se ha presentado en Bolivia, Venezuela, Argentina, entre otros países de Latino América. "Ha sido muy gratificante la recepción del público chileno y del extranjero. Siempre nos reciben bien", cuenta.

-Es súper grande la diferencia. El público de Concepción tiene una respuesta rockera a la música. Uno toca y la gente es muy eufórica. Por ejemplo, en Argentina nos presentamos con Los Temibles Sandovales y la gente escucha muy analíticamente. Hay una cultura musical muy fuerte ahí, especialmente en Buenos Aires. Ellos manifiestan su euforia al final. Durante la función no sabíamos si les gustaba a no, recibimos los comentarios positivos al final. Acá quizá no escuchan tanto, pero sí se manifiestan harto.

-Llevo alrededor de 6 años recibiendo estudios rigurosos sobre el ballet. Más que nada me inicié como bailarín buscando la música en el cuerpo. El ritmo en la musculatura gruesa. porque el violín es un instrumento de musculatura fina, sólo de las puntas de los dedos, pero todo el cuerpo al ritmo, es otra forma de estar en la música.