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Centro Modelo y la apuesta de cambiar la forma de intervenir

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Con más de dos décadas ejecutando programas para reparar el daño de niños y niñas que han sido víctimas de graves vulneraciones en sus derechos, como organismo colaborador del Sename, en la Fundación Catim se dieron cuenta que hacía falta cambiar el paradigma en las formas de intervenir.

La apuesta que tenían, el Centro Modelo, un espacio de puertas abiertas a la comunidad, invitaba a ampliar la mirada de la mano de un proyecto basado en la integralidad de la atención, involucrando tanto al niño como a su núcleo familiar con prestaciones y actividades que apoyaran el proceso de intervención. En la Fundación Colunga creyeron en la propuesta, financiando un piloto de dos años, periodo que está culminando para dar paso a una trascendental etapa: la validación del modelo metodológico en miras a ponerlo a disposición de otros organismos para que puedan replicarlo y sobre todo para incidir desde la Región del Biobío en cambios a la política pública nacional en torno a la infancia.

Una meta ambiciosa, pero que esperan concretar en un plazo de dos años e idealmente antes, porque los resultados que han tenido en el tiempo de ejecución, donde suman la atención de más de 550 personas y asisten cerca de 50 grupos familiares mensualmente, les hacen sentir que es posible.

Freddy Venegas, director del Centro Modelo, precisa que para la validación que lleve a sistematizar el modelo de atención para que se pueda presentar formalmente, están trabajando junto a la Universidad de Concepción, mientras que con la Universidad Católica de la Santísima Concepción están llevando a cabo una investigación, entre otros ítems que permitirán que el modelo sea técnicamente replicable en distintos contextos.

INTEGRAR A LA FAMILIA

Que la evolución de los niños es más rápida que en un programa convencional de Sename, asegurándose de que exista una protección familia que prevenga que el menor de edad vuelva a ser víctima de una vulneración y requerir una nueva intervención, es parte de los principales resultados del trabajo de Centro Modelo, donde apelan a que esto último no ocurra.

Y es que Venegas recalca que el enfoque familiar marca la diferencia, y que en esto está la primordial innovación del modelo, aclarando que la política social que rige los programas de infancia lleva a una segmentación, pues si bien se trabaja con un adulto responsable, a éste no se le interviene, sólo al niño. "Tratamos de vincular a toda la familia, viene la mamá, papá, abuelita, hermanos; integrantes que son muchas veces invisibilizados al considerar los procesos de intervención", comenta.

Sandra Castro, directora ejecutiva de Catim, añade que "cuando un niño es víctima de abusos sexuales o maltrato, no sólo se daña él, también afecta a sus papás, hermanos, a la familia en general. Entonces, nuestra mirada es que deben llegar a un lugar donde todos sean acogidos, puedan canalizar su dolor y recibir la contención que esperan".

ATENCIÓN DISTINTA

Dentro de las prestaciones del Centro Modelo están las consultas con psicólogos, psiquiatras y terapeutas ocupacionales para niños y adultos. Y aunque esto es sumamente relevante, pues contribuye a disminuir la brecha que existe en el acceso a salud mental en el sistema público, pues no es secreto que existe déficit, listas de espera enormes por la alta demanda de usuarios y falta de especialistas, el método de este centro contempla diversas actividades para quienes asisten, abordando esferas como la recreación y cultura, en un espacio amigable, donde tienen una biblioteca, huerta y cocina, salen a terreno, han montado exposiciones de arte, realizado clases de baile y capacitaciones laborales, entre otros.

"Todo tiene un fin terapéutico", afirma Castro, quien asegura que no desconocen que la psicoterapia debe ser la base de las intervenciones para reparar el daño, "pero muchas de las actividades que se desarrollan es porque escuchamos a las familias y lo que consideran que les hará mejor a su vida", explica. Así, la atención tiene más sentido para quien la recibe, lo que genera un vínculo más potente.

Sobre esto, vale la pena destacar que Centro Modelo la asistencia es voluntaria, pues no tiene componente judicial y si bien asisten niños judicializados, es un complemento a la intervención de la que son parte, sea en Catim o en programas de otro organismo donde no existe la prestación que en el centro dan. En opinión de la directora de la fundación esto también genera una voluntad distinta.

Además, si alguien recibió el alta en una prestación o culminó su intervención, puede seguir asistiendo a las actividades del recinto, porque apelan a que las personas sigan sintiéndolo como su espacio protector.

SOCIALIZACIÓN

Otro aspecto diferenciador de este centro es la inclusividad y el rol clave de la socialización. En lo convencional, dice Sandra Castro, el prisma de la atención es individual. Es el niño y su terapeuta. "Aquí, en los distintos talleres los chicos comparten sus diferentes experiencias y así están sanándose, superando su situación de trauma", comenta Castro.

Y no sólo comparten entre ellos, también con otros miembros de la sociedad. "En los programas Sename son las mismas familias, es decir, se relacionan entre ellos. Aquí, tratamos de incluir personas que no han pasado vulneración, queremos que quienes sí las han sufrido puedan compartir y relacionarse con realidades distintas. Eso también nos ha favorecido bastante", afirma Freddy Venegas.

Es para promover la inclusión y la socialización que la realización permanente de actividades abiertas a la comunidad, y con la comunidad, es otro foco del método de intervención.

TRABAJO COLABORATIVO

La propuesta de este espacio de Catim, que puede quedar de manifiesto con las actividades que ejecutan, es que un pilar es el trabajo mancomunado. Esto se cristaliza con lo que hacen junto a las universidades y entidades con las que han hecho talleres o capacitaciones.

Al respecto, Castro y Venegas afirman que en la colaboración está la clave para lograr cambios y mejoras en la situación de la infancia, por lo que esperan que cada vez se sumen más a su labor. Por ello, importantes son las mesas intersectoriales que han organizado (este año se contempla hacer la tercera). "Encontramos buenas voluntades, pero tenemos que concretar y para eso es fundamental el componente político y de decisión, que autoridades se sumen a las causas, que haya referentes nacionales trabajando junto a nosotros", finaliza Venegas.

Facultad de Ingeniería de la UdeC se suma a la cultura del reciclaje

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Cada vez hay mayor consciencia de lo trascendental que es mantener hábitos sustentables con el medioambiente, por lo que más y más se suman a seguir acciones como el reciclaje, ya sea desde iniciativas personales hasta las promovidas por distintas instituciones.

Aportar en este necesario cambio cultural fue lo que hizo la Facultad de Ingeniería (FI) de la Universidad de Concepción, con el apoyo de Recicla UdeC, al inaugurar su primer Punto Limpio para el reciclaje de desechos, a fin de fortalecer las políticas medioambientales y concientizar a los integrantes de dicha comunidad educativa, tanto académicos como personal administrativo y alumnos. "Es parte de la cultura del reciclaje que la gente desde joven se acostumbre a usar este tipo de contenedores, con ello tendremos una ciudad más limpia y un mejor barrio", afirmó el vicedecano de la Facultad de Ingeniería, Ricardo Contreras, destacando el impacto positivo que tienen este tipo de iniciativas.

Esta facultad es la séptima de la casa de estudios que implementa los contenedores, según expuso Carolina Llanos, jefa de la Unidad de Residuos del Plan de Manejo de Residuos Peligrosos, Matpel, dependiente de la Vicerrectoría de Asuntos Económicos y Administrativos de la UdeC, por lo que se espera que esto vaya masificando la sensibilización respecto a que no todo lo que se bota es basura y que muchas veces se puede dar nuevos usos.

El punto limpio de la FI está ubicado en el Edificio de Sistemas y cuenta con contenedores diferenciados para distintos tipos de depósitos.

Marejadas: aún existe déficit estructural para enfrentarlas

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Las marejadas han dado de qué hablar en los últimos días y en distintas ocasiones en lo que va del año, pues han sido varios los puntos del país que afectados por el ímpetu del oleaje, llegándose a registrar olas de hasta cinco metros de altura. La costa de la Región del Biobío no ha sido la excepción y zonas como Talcahuano, Lota o Llico han tenido fuertes marejadas que han dejado de manifiesto que no se han tomado todas medidas necesarias para resguardar la seguridad y combatir el poder de la naturaleza.

Así lo sostiene el académico de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Católica de la Santísima Concepción y asociado del Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres (Cigiden), Rafael Aránguiz, quien afirmó que "en Chile, la estructura que se ha desarrollado en el borde costero ha sido principalmente en respuesta de los tsunamis que se producen cada cierto tiempo. Sin embargo, en el caso de las marejadas, al ser un fenómeno no tan frecuente, se ha dejado de lado ese tipo de medidas de mitigación", planteamiento que viene a explicar las deficiencias en torno a esta situación y que causan problemas como inundaciones.

Desde allí, Aránguiz dice que "hay algunos lugares del país donde, producto de la intensificación de las olas, se está trabajando para enfrentarlos de mejor manera", algo que no se debe pasar por alto en la política pública, pues según plantea "es muy probable que, debido al cambio climático, las marejadas comiencen a ser menos frecuentes pero sean más destructivas".

Cabe destacar que Aránguiz hace pocos días presentó el proyecto Fondecyt denominado "Análisis del rol combinado de la plataforma continental y los modos de oscilar de bahías en la amplificación de las ondas de tsunami en Chile central", en el marco del seminario "Diseño de Estructuras Costeras frente a tsunami", realizado en la Ucsc.