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Con Centro de Extensión Vitivinícola viñas se pondrán pantalones largos

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Con la inauguración, ayer, del Centro de Extensión Vitivinícola del Sur (CEV) que dio la partida oficial a esta entidad pública-privada, la pequeña vitivinicultura de esta zona podrá comenzar a ponerse los pantalones largos y llegar al resto del mundo vestido de etiqueta.

Y esa es la tarea en la que están comprometidos la Universidad de California (UC Davis Chile), el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (Inia Quilamapu) y la Facultad de Agronomía de la Universidad de Concepción, cuyos máximos representantes asistieron al lanzamiento del CEV, cuyo fin último es mejorar la calidad y competitividad del vino producido en los valles de Tutuvén (sur del Maule), Itata y Biobío y Malleco.

El lugar escogido fue la Viña Santa Berta, en San Nicolás (Chillán). Allí llegaron también productores de las tres regiones y que serán por un periodo de tres años, inicialmente, favorecidos con el proyecto, cuyo objetivo es facilitar el acceso al conocimiento y a las tecnologías vitivinícolas, y a la formación de capacidades, para mejorar la calidad y competitividad del vino producido en esta zona y con la mira puesta en el mercado nacional e internacional.

Susan Olate, gerente del CEV, explicó que este proyecto busca brindar servicios eficientes y eficaces de extensión cuyo modelo es vincular los centros de investigación y las empresas. "Hay mucha investigación realizada, pero no está disponible para la empresa. La idea es llevarla en un lenguaje simple y fácil de adoptar y a su vez, llevar las necesidades de investigación de las empresas a los centros de investigación, generando esta vinculación con todos los actores de la industria, de tal modo de generar un polo tecnológico en la zona centro sur del país en materia vitivinícola".

Lucía Torres, pequeña productora dueña de la Viña Mirador del Valle, de Ránquil, que con una producción pequeña, del orden de las 1.000 botellas al año ha logrado ya dos medallas de oro, destacó que "el poder incorporar más tecnología es una tremenda oportunidad para mejorar nuestros productos y poder vender mejor".

El Valle del Itata se caracteriza por poseer las cepas patrimoniales; como País, Moscatel, Cinsault, dentro de las cuales hay un desarrollo todavía incipiente y justamente el CEV del sur viene a responder a esa necesidad de apoyo tecnológico.

Este es un proyecto Corfo que cuenta con un presupuesto de $871 millones para sus tres primeros años de funcionamiento.

Al respecto, el subdirector de Difusión Tecnológica y Entorno para la Innovación de Corfo, Sergio Aravena Pino, recordó que este es uno de los 11 Centros de Extensionismo que financia Corfo a nivel nacional en distintos sectores y el primero de los cuales partió en 2015, totalizando una inversión pública que alcanza a los US$15 millones. Esta, dijo, "es una política pública que apunta a poder entregar asesoría, asistencia técnica, principalmente a las pymes, ayudándolas a resolver sus productivas y poder aumentar su productividad. Hay muchos elementos que tienen que ver con transferir tecnología que hoy día está disponible en los distintos mercados, pero que por alguna razón a las pymes les es my difícil acceder y lo que esperamos con estos centros es que se produzca esta transferencia de tecnología que les permita hacer muchos más eficiente algún proceso productivo, lo que significa aumento de productividad y de utilidades para las empresas".

El financiamiento al que hizo referencia Aravena, está pensado para un periodo de tres años y se espera que luego sean sustentables de alguna manera, aunque el mismo admite que por sí solos es difícil. "Si uno mira la experiencia internacional, en EU.UU. los centros de extensionismo como Georgia Tech o la misma Universidad de California, el mayor porcentaje del financiamiento lo aporta el sector público y una parte mínima los privados y uno debiera esperar un sistema similar. Esperamos que la nueva administración lo considere".