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Estudio evidencia riesgo de inundaciones en área costera

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Diecinueve inundaciones del Estero Bellavista (Tomé), 17 eventos en el Río Carampangue (Arauco) y 21 inundaciones del Andalién (Concepción) en cerca de 60 años, son ejemplos del riesgo y de la alta ocurrencia que generan en las zona costeras las precipitaciones persistentes, que este año se han dado más de una vez.

Un estudio publicado el año 2012 en la revista de Geografía Norte Grande, da cuenta de esta situación. En este documento, el académico Octavio Rojas de la Facultad de Ciencias Ambientales y centro Eula de la Universidad de Concepción, analizó 227 eventos de inundaciones fluviales ocurrida en el período 1574-2012 en Chile. De esos, 71% (161 eventos) fueron causadas por este fenómeno climático un poco más inusual.

Un poco más de 80 eventos en donde se desbordó un cauce ocurrieron en el Biobío, de los cuales 64 fueron entre los años 1900 y 2012.

Rojas sostuvo que efectivamente es la zona costera la que representa un punto crítico para las inundaciones, principalmente debido al bajo tiempo de respuesta que presentan las cuencas costeras. Es decir, se asocia con el tiempo de duración de un evento de precipitación y el tiempo de respuesta de cada cuenca; de tiempo de viaje del agua desde la parte más alta de una cuenca hasta alcanzar su salida.

"Eventos de precipitación acotados pero intensos hacen que existan crecidas importantes que pueden afectar a la población que habita en estos sistemas. Eso explica la ocurrencia de la inundación en Curanilahue debido al sistema frontal que presentó hace un mes atrás".

El académico también sostiene que a pesar de ser un proceso natural de alta ocurrencia, estas situaciones se ven potenciadas por la intervención humana de los cauces y el asentamiento de poblaciones en zonas planas en las cercanías de canales, esteros y ríos.

MITIGACIÓN

Entre 1960 y 2010, en la cuenca de Andalién hubo un total de 21 eventos de inundaciones, el más recordado y actual es el de 2006, cuando el sector de Nonguén quedó bajó el agua.

Tal situación fue generada, según Rojas, debido al un crecimiento de 1.457 habitantes de la ciudad en el sector bajo de la cuenca, y porque un 65% se concentró en sectores de topografía plana. Además, otro factor que provocó el crecimiento de habitantes, es que disminuyó el lecho menor del río en un 18.4% hasta el año 2011.

Sin embargo tras el episodio de 2006 en la zona se han implementado medidas estructurales para disminuir los efectos de las inundaciones.

"Dichas soluciones apuntan a controlar los desbordes en la zona urbana, sin embargo, no debemos perder de vista que no eliminan el problema, es posible que dichos eventos continúen ocurriendo en el tiempo, pero con una frecuencia menor", expuso Rojas.

Para el investigador, la mejor solución es "integrar los espacios fluviales a la ciudad, buscando una relación armónica con la naturaleza, además evitar la urbanización de espacios declarados como áreas inundables, con el fin último de controlar el incremento de la exposición de la población".

Asimismo, recalca la necesidad de conservar el patrimonio ambiental de la ciudad, el que brinda una protección natural frente a los eventos mencionados.