La bohemia penquista vive de recuerdos y un presente activo
El concepto nos remite a Francia, en pleno auge del romanticismo, a mediados del siglo XIX. Primero en la zona de Bohemia y con asiento posterior en París, en sus fuentes la "bohemia" le pone frente a una sociedad que, especialmente, artistas e intelectuales cuestionaron por observarla aburguesada.
Lo anterior, en el marco de un momento social europeo que comenzaba a vivir los efectos de la revolución industrial y que durante los primeros años del siglo XX harían suya las vanguardias con epicentro en Zurich o París.
Otra vez los artistas que, en su condición, tratarán de cambiar el mundo, girarlo para darle un sentido más humanista. El cuestionar, en este caso, alrededor de una mesa regada con vino u otros brebajes, será un tema fundante en la bohemia y que integrará las conversaciones ya bien entrada la noche.
Por efecto, y dada la influencia de los aires europeos en nuestro país, este tipo de reuniones fue caldo de cultivo en la realidad nacional. Según Óscar Cravero, quien lleva las riendas de La Casona del Cinzano Penquista hace 10 años, hasta 1973. "Allí se cortó todo, y actualmente la bohemia está muerta", sentencia, quien integra la nómina de fundadores de La Banda San Andrés en 1977.
Desde su mirada, lo que vino después, también es una historia escrita por otra generación. "Personalmente, tengo un concepto contradictorio respecto a la bohemia en Concepción, porque creo que la verdadera efectivamente existió hasta antes de 1973, cuando se juntaban artistas, periodistas, músicos y escritores a conversar la noche con una botella de vino", señala Cravero, aludiendo espacios emblemáticos como El Castillo, La Tropicana, Millaray o El Dandy en San Pedro.
Parte de sus 65 años, enfatiza, los pasó en estos locales, ya sea tocando, conversando o compartiendo en una mesa. "Lo crítico de la bohemia es que hoy muchos jóvenes van a un local determinado a tomar cerveza de litro hasta caer. Eso no puede ser bohemia", explica, sin olvidar que en los años 60 y 70, por ejemplo, las personas se trasladaban caminando de un lugar a otro. Algo que hoy no se hace por las distancias, pero principalmente por el peligro que se siente de ser asaltado.
OTROS TIEMPOS
Óscar Cravero alude a un punto que siente clave y condicionante de la bohemia. "Se trata de conversar temas de diferente naturaleza con altura, estando lúcido para confrontar ideas de toda índole, ver un show y, por supuesto, bailar. Lógicamente, la bohemia va de la mano con la diversión y el trasnoche sano, sin estar temeroso que te quiten el auto", comenta.
Una opinión similar sostiene Katto Senoceaín, conocedor de la escena local desde la producción, como también su rol de músico. "Creo que una de las gracias es que antes, efectivamente, te podías ir a pie en la noche de un local a otro, existía una sensación de peligro mucho menor. Para graficarlo, hoy a las 10 de la noche ya no puedes andar en el centro por los asaltos", explica quien también produce La Cumbre Guachaca en Concepción hace ya una década.
Cree que ese aspecto, además del lógico cambio de los tiempos, influyó en la bohemia tradicional. "Recuerdo que antes, cuando uno salía del Castillo con unos traguitos demás no había problema, incluso, llegando al Mercado por un caldillo luego de un buen carrete, con fiesta y conversado. De la tertulia ibas a otras partes", expresa aludiendo a una bohemia que llama "de celebración".
"Ahora los cabros sienten que mientras más tomas es mejor, y se confían de la bohemia, pero no se disfruta algo tan importante que es pasarlo bien".
LA BOHEMIA ACTUAL
"La fiesta de la bohemia penquista", cuya quinta versión se celebra mañana, desde las 19.30 horas, en Suractivo, pretende rememorar el sentido de fiesta que implica la "buena bohemia".
Así lo plantea Daniel Gómez, organizador del evento que congrega un promedio de 5 mil personas. "Es nuestro gran cumpleaños", alude en relación de La Bodeguita de Nicanor. Un espacio que, desde una vereda folclórica/ cumbiera, apunta por una bohemia "contemporánea".
"Nuestro barrio -sector de calle Argentina y aledañas a Paicaví- se ha transformado en un polo de bohemia. Veo circular a todas las personas ligadas al quehacer cultural de Concepción Metropolitano. Esto ayuda a inyectar energía en la sangre y seguir manteniendo nuestra rica historia en las artes en general", comenta.
- Nuestro mérito es haber roto estereotipos de bar y lograr mantenernos en el tiempo con una propuesta ligada la música latinoamericana y popular.
- En general, puedo definir a un "Bohemio penquista" como personas que se dan el tiempo para ser feliz, sin dejar de lado aquel tema contingente, ya sea arte o cultura general. Muy humanos y sin ataduras. Un buen trago conversado, acompañado de un buen baile" vale más que la farándula de la televisión. En ello, las universidades marcan nuestro camino y cada vez más son los pensantes.
- Creo que ahora está mucho más vigente. Obviamente, hay personas que tienen un mal concepto del carrete y su búsqueda es embriagarse, ligar y buscar la moda. Sin embargo, me pone contento que la mayoría anteponga el "arte y cultura", para elegir sus salidas, apreciando características de los actuales espacios, los cuales se llenan cada semana.
Sobre "lo pasado", argumenta Gómez, se cae en buscar antecedentes históricos. "Repetir éxitos de antaño, y no se dan cuenta que estamos viviendo un tremendo presente, que debería dar resultado en un corto tiempo. La bohemia actual impulsa nuevas bandas y potencia las artes visuales y escénicas como nunca antes".