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Evitar exceso de actividades es clave en vacaciones de invierno

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Diversos son los panoramas que se pueden realizar los niños durante las vacaciones de invierno. Ir a la nieve, visitar a la familia que vive en otra ciudad o visitar museos y exposiciones. Pero no todos tienen las mismas opciones. Algunos deben quedarse en casa buscando actividades para realizar con la familia y hacer más entretenidas las semanas de descanso.

Muchas veces los padres no saben cómo mantener entretenidos a los hijos durante las vacaciones pero, al mismo tiempo, la diversión puede estar en las cosas más simples. Cocinar, salir a caminar o interactuar en un juego de mesa, pueden ser opciones que los niños pueden disfrutar mientras descansan del colegio.

"Muchos padres se afligen buscando proveer de novedosos y numerosos panoramas a sus hijos en dicho período, mientras ellos continúan con su ritmo habitual de trabajo. Es importante señalar en este punto, que en ningún caso un tiempo de descanso, como lo son las vacaciones, debiese acarrear un alto monto de estrés ni para los padres ni para los hijos", comentó Jaime Lavín, director de Psicología de la Universidad Andrés Bello.

Asimismo, el psicólogo especificó que estresarse demasiado buscando actividades entretenidas para los niños, a los que también se les puede abrumar con una agenda muy abultada de panoramas, no es una buena opción. "La principal tarea de las vacaciones es el descanso, pensando en las exigencias a las que se ven sometidos nuestros hijos durante el resto del año", aseguró.

ESTRECHAR EL VÍNCULO

Si bien es cierto que las actividades pueden ser una buena opción, Lavín recalcó que descansar, de verdad, es algo primordial durante las semanas de descanso. "Un buen panorama podría ser desprogramar las alarmas de los despertadores, compartiendo entre padres e hijos el desayuno, sin presiones horarias laborales ni escolares", apuntó.

De esta misma manera, algo tan simple como ver una película juntos puede ser algo que logre estrechar vínculos, pues el especialista destacó que las vacaciones o los tiempos de ocio pueden ser clave para lograr establecer mayores relaciones entre los niños y sus padres.

"El panorama escogido no es lo más importante, lo esencial es permitirse compartir una experiencia que puede ser atesorada como un recuerdo valioso para todos en la familia", señaló.

De igual forma, Lavín hizo hincapié en que los padres deben tener muy en cuenta en promover espacios de encuentro y convivencia familiar, donde se puedan contactar todos los miembros de la familia. "Guardando una distancia prudente respecto del permanente bombardeo de estímulos, como celulares o tablets, al cual estamos todos expuestos", mencionó.

USO DE LA TECNOLOGÍA

Tal como lo planteó el psicólogo, ciertamente el uso de tablets, celulares, computadores o los aparatos electrónicos en general, pueden causar quiebres en relaciones o interrumpir las actividades que se hacen en familia.

Asimismo, Teddy Duhart, Social Media Manager de la Universidad San Sebastián y Director General de la Agencia Digitalia, explicó que se puede hacer buen uso de la tecnología durante las vacaciones, sin abusar de ella.

"Se deben compatibilizar tiempos de ocio puro, con momentos donde sean los mismos padres quienes propongan alternativas de juego o aplicaciones tecnológicas, pero no como un descanso para que los niños se refugien en eso todo el tiempo", aseguró.

Es cierto que las edades y el acceso a las distintas plataformas digitales a la que ingresan los niños pueden variar, es preciso tener en cuenta que no debieran exceder cierto límite de horas en internet o en videojuegos.

"Tal como es, claramente producente, dejar que un niño pase ocho horas seguidas en el computador o el celular, tampoco es recomendable ser extremadamente estrictos con los horarios. Después de todo, para ellos sólo es una alternativa más de entretención", mencionó Duhart.

Igualmente, el experto afirmó que algo en que los padres fallan frecuentemente es en pensar en los dispositivos electrónicos como silenciadores de niños. "Nuestro rol como adultos es entregar otras alternativas de diversión a los hijos, ya que ese es el fin último: si el niño está entretenido, el medio para lograrlo no le importará", agregó.

Finalmente, Duhart recalcó que los niños de esta época han perdido la capacidad de asombro respecto a innovaciones digitales o plataformas didácticas. Ya no funciona como antes, que podían pasar tardes enteras en un solo sitio web.

"Hoy existen alternativas que conjugan perfectamente la entretención-aprendizaje o al menos experiencias que hagan pensar a los niños. Un excelente y popular ejemplo es 'Minecraft', juego que con una correcta supervisión adulta puede ser tremendamente provechoso para un niño", concluyó.

Apoyo a los estudiantes de educación superior

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La educación superior es un desafío en el cual no sólo se aprenden competencias relacionadas con una carrera y profesión, sino que también es un momento donde los jóvenes -en la mayoría de los casos- deben desplegar habilidades personales importantes que potencian el proceso académico, siendo una de estas ellas la autoeficacia.

La autoeficacia corresponde a la creencia que tenemos sobre nuestro propio desempeño en distintas tareas, y cómo percibimos la capacidad de resolución que podemos ejecutar frente a los desafíos que asumimos en nuestro proceso de estudio y formación.

Esta habilidad se aprende a partir de la relación con los adultos significativos, de ahí la importancia de las expectativas que tienen los padres y familiares de los estudiantes. Por eso el apoyo de quienes acompañan a los estudiantes en la educación superior es importante a la hora brindar un nicho de seguridad en las vicisitudes que implica ser estudiante.

El creer en ellos es un aliciente que impacta en el proceso de percepción de sí mismos. Durante su proceso académico pueden dudar e incluso errar, sin embargo, no pueden nunca construir la idea de que no son capaces de enfrentar un reto académico.

Por esto, los padres deben aconsejarles sobre cómo organizar sus tiempos y cómo autogestionar sus responsabilidades. Cuando los adultos significativos aceptan, escuchan, sugieren y guían a los estudiantes, éstos asimilan que siguen siendo ellos los responsables de sus estudios, pero que además cuentan con un apoyo que valida su proceso formativo y que afirma también esas percepciones que tienen de sí mismos.