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Penquistas impulsan aislación sísmica pionera en el país

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El terremoto y tsunami que afectó a la zona centro sur del país en el 2010 dejó muchas pérdidas humanas y materiales. Se estima que sólo el maremoto causó daños por US$30.000 millones.

Por eso es que muchas empresas empezaron a implementar sistemas para mitigar de alguna manera los movimientos sísmicos. Es así como en el norte de Chile se implementó la aislación sísmica en altura. Se trata del primer edificio en América Latina con este método.

En Copiapó está Torre del Sol, un edificio residencial construido entre los años 2013 y 2014. Tiene 19 niveles, 50 metros de altura y una gran particularidad: Fue en su minuto el edificio más alto de Latinoamérica con tecnología de aislación sísmica, según daba cuenta la revista especializada EMB Construcción, hace unos años.

Un grupo de 45 aisladores de goma con núcleo de plomo -cantidad determinada por la geometría del edificio- le permitirán disminuir en un 75% la aceleración de un eventual sismo sobre su estructura y reducir en un 85% posibles deformaciones.

¿Pero qué es un aislador sísmico? Carlos Belmar (46), arquitecto y socio fundador de Belmar Game, BGL Arquitectos -oficina de Concepción con 10 años de trayectoria- lo aclara al afirmar que "es el elemento que separa la macro estructura del suelo". En esencia, lo que esta tecnología busca es ir no sólo en resguardo de la integridad de la estructura del edificio y de sus habitantes, sino que también de sus bienes y estructuras internas. En definitiva, de su patrimonio.

Distinto es el caso de los disipadores sísmicos, aquellos que descomponen la fuerza de un sismo dentro de la estructura del edificio, pero sin separarlo del terreno. La macro estructura o estructura superior del edificio se mantiene unida de manera convencional al terreno, a través de sus fundaciones, explica.

"El aislador sísmico, en cambio, es un elemento que separa del suelo la macro estructura del edificio. El aislador se instala sobre una estructura de base sobre el terreno y sobre ésta se construye la estructura superior del edificio o macro estructura", apunta Belmar.

El profesional agregó que "la función de estos aisladores es que las ondas sísmicas se transmitan con menor intensidad a la estructura superior del edificio, desacelerando el movimiento sísmico y en consecuencia evitando daños en la estructura y departamentos".

Estos sistemas pueden ser con rodamientos (péndulo friccional), o con goma y núcleo de plomo, como en es el caso del edificio Torre del Sol en Copiapó. Como se indicaba, el número de aisladores a considerar obedecerá a la geometría del edificio. De esta manera se consigue amortiguar el impacto de un sismo, separando al edificio del suelo.

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El terremoto de 2010 evidenció que la inmensa mayoría de edificios cumplió con su objetivo de salvar la vida de sus ocupantes, pero no así con lo que había dentro de dichas construcciones o sus estructuras soportantes y divisiones internas, generando enorme perjuicio a sus dueños.

En el caso de Torre del Sol, la incorporación de esta tecnología fue una solicitud del mandante del proyecto, la inmobiliaria Santo Domingo, quienes testearon entre sus posibles clientes si estarían dispuestos a invertir un poco más por un edificio mucho más seguro. En este caso, considerar esta tecnología involucró aumentar en un 8% el presupuesto de construcción del edificio, desglosado en un 50% para la evaluación, proyecto y suministro; y el otro 50% para su obra civil y ejecución.

Es aquí donde ingresó en escena la oficina penquista Belmar Game, BGL Arquitectos, a quienes se les pidió su colaboración en la arquitectura del proyecto. Cuenta Belmar, que la aislación sísmica es una tecnología muy presente en construcciones en Japón y Estados Unidos. En Latinoamérica, en cambio, pese a tener numerosos sectores con tendencia a movimientos sísmicos, no se le considera mayormente o al menos no tanto en edificios de mayor altura.

Jorge Game (49) apunta a que a pesar de representar un mayor costo es una tecnología que brinda mayor seguridad integral a las edificaciones y que por ende no puede ser dejada de lado.

"Es un tema país el que hay edificios que no se pueden dar el lujo de tener un daño considerable en su estructura o equipamiento, que impida su funcionamiento. En estos tiempos debiese ser obligatoria la incorporación de esta tecnología, como para el caso de hospitales, puentes o data centers, entre otros", remarcó.

Además del factor económico, Game apunta también a un concepto internalizado en la sociedad chilena y es que "tenemos memoria frágil y seguimos haciendo un análisis muy inmediatista de esto". Además, asegura que la incorporación de esta tecnología a las construcciones nacionales "incluso podría cambiar el rubro de las aseguradoras".

Un desafío inédito

Previo a asumir este desafío, Belmar y Game viajaron a Japón a interiorizarse sobre la aplicación de los aisladores sísmicos. Dentro de lo que les llamó la atención, Belmar recuerda que "los edificios no se construían contiguos unos al otro, sino que separados por espacios que cumplían la función de no permitir que dos edificios se golpearan entre sí durante un sismo".

El profesional complementa que "dentro de estos espacios se instalaban ductos, cañerías y redes de servicios e instalaciones, lo cual se diferencia de cómo se conciben las agrupaciones contiguas en Chile o cómo se conforman las fachadas de los cascos históricos en general, los cuales están separados a través de pequeñas juntas de dilatación o bien unidos, independiente de las alturas de cada edificio".

En el caso de Torre del Sol, Belmar explica que uno de los principales desafíos para ellos fue "velar por la elasticidad de las instalaciones que vienen desde el exterior (electricidad, agua potable y alcantarillado, primordialmente), y cómo conectar dos partes que se moverán en forma distinta, producto que el suelo se va a estar moviendo y los aisladores transmitirán este movimiento al edificio de manera ralentizada y más prolongada en el tiempo".

"Es como si el edificio se moviera en cámara lenta y el suelo a velocidad real", complementa Game.

Gap

Ambos profesionales destacan también la labor de los ingenieros en esta construcción, por su complejidad. "Nosotros trabajamos el proyecto de arquitectura de la mano del desarrollo estructural del edificio, donde los ingenieros tuvieron una participación destacada en este tema", revela Game.