Secciones

Gastronomía molecular acercó la ciencia a 150 escolares

E-mail Compartir

Fortalecer el currículum escolar en ciencias usando una herramienta no tradicional y al mismo tiempo cotidiana para los estudiantes fue uno de los principales propósitos de "Cocinar tiene su Ciencia", iniciativa de Explora de la Comisión Nacional de Ciencia y Tecnología (Conicyt) que por primera vez se realizó en Concepción.

"El objetivo es educar a través de la gastronomía molecular sobre procesos químicos y físicos, y que al mismo tiempo aprendan sobre ciencias del mar", explicó Victoria Herrera, directora del proyecto que duró doce meses, con módulos de clases teórico-prácticas que se iniciaron en junio de 2016 y tuvo uno de sus hitos de cierre la semana pasada en la Facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas de la Universidad de Concepción, con la presentación de un cortometraje que resumió su desarrollo.

Precisamente, investigadores de dicho recinto son parte del equipo que lidera la iniciativa en la que participaron 150 estudiantes de séptimo y octavo básico de cinco colegios de distintas comunas de la provincia de Concepción, donde los productos del mar y fueron los ingredientes esenciales.

Herrera contó que mediante las actividades gastronómicas pedagógicas los niños también aprendieron sobre la diversidad de especies marinas, con las que pudieron interactuar y luego usaron para crear sus recetas, algunas de las cuales se incluyen en un "Recetario Gastronómico Molecular Marino" que se presentará próximamente.

"MATRIMONIO PERFECTO"

Sobre la técnica usada en el desarrollo de este proyecto que buscaba mostrar a los niños toda la ciencia que se esconde tras el arte culinario, la gastronomía molecular, "es el matrimonio perfecto entre física, química y cocina", afirmó Nestor Santillán, técnico de nivel superior en Cocina Internacional y asesor gastronómico de "Cocinar tiene su ciencia".

Explicó que "los estudiantes pudieron aprender de todas las reacciones químicas y físicas que ocurren en los alimentos al cocinar, y no sólo viendo los cambios, sino que experimentando con los procesos donde se obtienen cristales, esferas y otros productos".

Añadió que degustar las preparaciones posteriormente era sorprendente para los niños, destacando la buena herramienta pedagógica que puede ser cocinar. Según su planteamiento, no sólo porque su dinamismo la hace interesante, también queda grabada, porque al mirar y experimentar son los niños los protagonistas de su propio aprendizaje, lo que contribuye que éstos sean más efectivos y significativos. "Incluso podría estimularlos a interesarse y estudiar una carrera científica en el futuro", finalizó.

La adicción al juego y las apuestas activa el sistema cerebral de la recompensa

E-mail Compartir

Impactantes han sido las noticias que se han propagado en los últimos días en los medios de comunicación, en los que la ludopatía se volvió centro de atención. Se trata de una condición psicológica que puede afectar diversos aspectos de la vida, como el familiar, social, laboral y económico.

Uno es el caso de Noemí Betanzo, ex funcionaria del Servicio Nacional de Menores que es investigada por el caso de desfalco de 40 millones de pesos al hogar "Arrullo" en Concepción, y quien fue administrativamente declarada inimputable debido a que presentaría una severa ludopatía.

Mayor conmoción ha causado lo que sucedió el domingo recién pasado en el casino Sun Monticello ubicado en la comuna de Mostazal (Región del Libertador General Bernardo O'Higgins), donde Osvaldo Campos, médico veterinario y cliente habitual del recinto, disparó frente a una mesa de juegos, dejando dos fallecidos y cuatro heridos, para posteriormente él quitarse la vida. La ludopatía es uno de los componentes que marcaban la vida de este hombre y una de las aristas desde la que se ha abordado su inexplicable actuar.

ADICCIÓN SIN CONTROL

Jaime Silva, director del Doctorado en Ciencias del Desarrollo y Psicopatología de la Facultad de Psicología de la Universidad del Desarrollo, explicó que la necesidad incontrolable de jugar y/o apostar dinero (ludopatía) es una patología de la esfera de las adicciones. "Como regla general, la ludopatía, como otras adicciones, avanza progresivamente llevando a consecuencias negativas a quienes lo padecen en distintas esferas de su vida", especificó.

Según aclaró, las adicciones como la ludopatía, tienen ciertos aspectos comunes que las unen. "En general, son conductas que activan el sistema cerebral de la recompensa", afirmó, lo que implica que las personas que tienen conductas adictivas logran mediante estos comportamientos una activación cerebral que se asocia a emociones y experiencias hedónicas (de placer).

En ese sentido, la ludopatía, catalogada como una adicción patológica al juego, conlleva a que las personas que la padecen no puedan autocontrolarse, siendo incapaces de desplazar su impulso o el deseo por jugar. Además, así como sucede con otras adicciones, ésta puede verse como una opción para olvidarse de la realidad y pasar a la ficción.

VÍA DE ESCAPE

Igualmente, la ludopatía y otras conductas adictivas pueden ser el resultado secundario de desórdenes de la afectividad como la depresión y los trastornos ansiosos.

"Específicamente, el ludópata utiliza el juego como una forma de 'escapar' de las sensaciones negativas que padece, las cuales pueden ser ansiedad, sensación de vacío o inutilidad de la vida o miedo al fracaso, entre otras", apuntó Jaime Silva.

Es así que el juego o la apuesta, como una forma de activar emociones placenteras, comienzan a ser utilizadas por el ludópata para, voluntariamente, manejar y regular sus estados emocionales a través del comportamiento adictivo. "Para algunos pacientes, la conducta adictiva es la única forma de control de los estados emocionales negativos, volviéndose una conducta compulsiva y de alta frecuencia para el paciente", aseguró Silva.

Eso sí, aunque la adicción patológica hacia el juego es algo incontrolable para quienes la padecen, ésta no acarrea conductas tan violentas y agresivas como las observadas en el caso de Campos en el casino de juegos. "Esto probablemente deriva de otras condiciones como la psicopatía", aseveró el académico.

"PIERDO LA NOCIÓN

DEL TIEMPO"

Soledad tiene 38 años y fue diagnosticada de ludópata por su psiquiatra hace siete años, cuando aún no llegaba a vivir a Concepción. La mujer, que prefiere resguardar su apellido, es una jugadora que acude a distintos casino del país. "Siempre que tengo tiempo libre voy a jugar, pero es ahí cuando pierdo la noción del tiempo. Puedo estar horas y horas sin parar y, finalmente, es algo que no puedo controlar", confesó.

Y no sólo eso, también reconoció que "viajé mucho fuera de Chile, y en todos esos viajes, mi principal destino era ir a jugar a los casinos. Me separé de mi esposo y dejé de lado a mis hijos en su etapa de crecimiento, pero es algo incontrolable".

Hoy Soledad se encuentra en tratamiento, logrando una mejoría en su dependencia por el juego. Sabe que debe mantenerse alejada de aquello que ha dañado sus relaciones y vínculos con seres queridos, y su economía. "Además de perder dinero, que es algo tangible, he perdido muchos amigos y también parte de mi familia. Mi ludopatía logró que dejara de hablar con gente, porque estaba muy irritada cada vez que perdía y obsesionada con ir a jugar una y otra vez. He tenido que ir recuperando mi círculo social de a poco", afirmó.

Dada su experiencia, tampoco pudo mantenerse ajena a los hechos noticiosos que causaron conmoción en todo el país últimamente, afirmando que "me pongo en el lugar de los dos sujetos, de los dos casos recientes, y la verdad es que recuerdo varias escenas de mi pasado jugando". " Es difícil, es complejo y se requiere de mucha fuerza de voluntad para salir adelante", aseguró para concluir.