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La pasión por la dramaturgia que sorprendió a madre e hijo

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El Centro Artístico Cultural de Concepción (CAC) no sólo dejó fluir los intereses culturales de su director Sebastián Torres, sino que además, le dio un espacio de formación en la dramaturgia a su madre Isabel Macaya, el año pasado.

Ella estaba como alumna en una sala descubriendo su fascinación por la escritura y la actuación, mientras que su hijo atendía las exigencias y nuevos desafíos culturales de la zona. El recinto cultural dio a luz a una nueva escritora, la misma que quería pasar desapercibida frente a la gente. La misma que en menos de un año consiguió reunir todas las experiencias de su vida, para, finalmente, plasmarlas en papel.

En ese sentido, la autora local se alejó de su condición de dueña de casa y, al mismo tiempo, dejó de lado su local de decoración, que administró durante 10 años.

El nuevo objetivo que mantiene a Isabel muy comprometida, tiene que ver, precisamente, con vivir la dramaturgia de la mejor manera posible.

TALENTO OCULTO

La "Menchi", como la llaman sus cercanos, estaba ansiosa por descubrir nuevas facetas a las cuales dedicar su tiempo. Y aunque siempre ha mantenido una personalidad tímida, sus deseos de aprender fueron mucho más grandes.

Isabel se arriesgó. Tras ver una invitación en Facebook sobre un laboratorio de dramaturgia, dictado por Leyla Selman, decidió inscribirse. "Estaba en la puerta de la sala y ni siquiera me atrevía a entrar", confiesa.

Pero este gran paso quiso vivirlo en secreto. La penquista no le contó nada a Torres, hasta que nació "Una pala y un sombrero", guión narrativo que la llevó a ser galardonada en el primer concurso de dramaturgia "José Chesta", que se realizó este martes, en Artistas del Acero.

Este reconocimiento, sin duda, la llevó a tomar el peso de lo que estaba haciendo, y a darse cuenta que aún le queda mucho más por crear.

"Siempre pensé en escribir. Aunque lo veía lejano, cuando empecé con mis clases me di cuenta que debí haberlo pensado mucho antes", apunta Macaya.

El deseo que había tenido guardado por años, se había gestionado con éxito, y ya era una realidad. La madre de Torres, por fin pudo dejar de postergar su verdadera vocación.

INCONDICIONALES

Respecto a la relación familia, ambos se llevan muy bien. "A Sebastián lo apoyé desde el primer minuto en que quiso estudiar teatro, como familia nos reunimos y siempre asistimos todos juntos a sus estrenos. Hacia donde vaya el Pájaro de Chile (obra en que Torres es protagonista), encumbramos el vuelo con él", dice orgullosa.

Cuando Sebastián se enteró de lo que hacía su madre, no tuvo más opción que apoyarla. "Dale, dale y dale, le dije, porque conozco todos los beneficios que trae realizar una disciplina artística , y eso se ve en los procesos, no se ven en los escenarios, ni mucho menos escritos en un papel. Entonces, tenía que acompañarla en ese camino, pero tomando distancia. Había que potenciarla, no entorpecerla", asegura.

Y a medida que Torres fue viendo el compromiso y tiempo que su madre le estaba dedicando a esta nueva tarea, notó algo que llamó especialmente su atención.

"Ahí descubrí de donde venía lo obsesionado que soy durante los procesos creativos (entre risas), porque cuando yo ensayo lo hago sin parar. Así pasó también con esta señora", cuenta el actor.

Pero a los pocos días de haberse integrado a este taller, también se dio cuenta que había mucho talento. "En mi casa, cuando comenzamos a leer lo que estaba escribiendo, y sin haber ido a muchas clases, dijimos: a ver, ¿qué está pasando aquí? Y no por ser mi madre lo digo, sino que había una tremenda potencia, mezclada con un desbordante talento, entonces todos nos preocupamos", detalla Torres.

Pero su apreciación no queda sólo ahí."En ese momento recordé que mi madre decía siempre que le gustaría escribir, y además recordé algunos relatos y descripciones que nos hacía cuando más pequeños, e incluso durante el último tiempo, simplemente al escribir alguna instrucción por WhatsApp. Todo tenía sentido", confiesa.

-(Torres) El teatro por un lugar y por otro unió nuestros caminos. A pesar de que en el caso de mi madre su desarrollo fue tardío. Debimos descubrir antes su talento.

EJEMPLO DE SUPERACIÓN

Se trata de una madre de tres hijos, y de una abuela de tres nietos, con los que comparte muy de cerca. Es por eso que incluso a ellos los hace participes de todos sus escritos. "También se los leo a los más chicos, así veo si los entretiene o no. Los niños son especialmente sinceros, sus críticas son muy valiosas para mí ", señala Macaya.

-Nunca lo pensé, y tengo muchas ganas de que pase. Para mí es inimaginable, porque nunca lo imaginé como un montaje, la historia es ambientada en el campo, y cuando era chica mi abuelito era de esas zonas, entonces mi imaginario se basó en esos recuerdos, junto a la chacra, la trilla, los sacos, todas esas cosas que viví cuando pequeña. Entonces aún no sé cómo esto se materializará

-De todas maneras, yo siempre digo que estoy recién aprendiendo. Ya no sigo siendo insegura, me gusta que me corrijan todo lo escribo y mostrárselo a mis nietos y a Sebastián, ojalá para recibir muchas críticas y consejos. Me interesa seguir escribiendo, descubrí que era fantástico y me encanta.

A futuro me veo realizando varios trabajos con mi hijo, además que él es un seco en la actuación, no hay nada que me llene más de orgullo y de más ganas por seguir

-(Torres) Creo que podríamos desarrollar un texto en conjunto, o pedirle a ella que me escriba alguno sobre un tema en específico o, simplemente, tomar cualquiera de los que ya tenga listos. No todos tienen esta oportunidad, así que yo la aprovecho.