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Cloro y carbón: lo más pedido por los vecinos de Curanilahue

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Olga Sanhueza Garcés no sabe quiénes son las dos personas que la ayudaron a salir de su casa la tarde del viernes, pero aseguró que sin su auxilio, la fuerza del agua del estero Plegarias se la habría llevado, de la misma manera como lo hizo con los muebles y enseres de su vivienda.

De la misma forma como miles de vecinos damnificados de Curanilahue se dedicaron a limpiar y rescatar lo que podían desde el interior de sus hogares, Sanhueza barría ayer el piso de su domicilio, ubicado en la calle Inés de Suárez, a escasos metros del estero.

La comuna minera fue la más afectada en el Biobío por el temporal que sacudió gran parte del centro sur del país. Alrededor de 710 viviendas se anegaron, estimándose un número de 2.800 personas perjudicadas.

Juan Reyes Figueroa, marido de Sanhueza, estaba trabajando cuando ocurrió el episodio que relató su esposa y cuando llegó a su hogar, "encontré la casa sumergida, perdimos muebles, ropa, camas, mercadería, quedamos con lo puesto", comentó.

En la calle Manuel Rodríguez, del sector Santa María, Leonardo Cerna colaboraba con sus vecinos en limpiar la arteria. Con escobillones, carretillas, palas y mojando la vía con mangueras, el grupo sacaba el barro acumulado desde las 8 de la mañana de ayer.

"Nos vinieron a traer carbón para secar la casa y cloro para desinfectar. El agua subió como 30 centímetros en mi casa, yo llevo 10 años viviendo acá y nunca me había pasado algo así", comentó.

"El barro se pega si no se limpia rápido y pueden llegar las infecciones", aseveró otro vecino del lugar, Juan Medina, quien ha sido testigo tres veces se episodios similares desde 1959, cuando empezó a vivir ahí.

"Un hijo nos avisó que estaba entrando el agua en la mañana", contó por su parte Luisa Reyes, una vecina que vive en la calle Maipú 27 interior, en el sector El Dos. Afirmó que el estero Plegarias se desbordó por todos lados, por lo que se vieron rodeados en pocos minutos, bastó media hora para que el agua subiera 50 centímetros y siguió así hasta el metro y medio.

Luisa y su familia tuvieron que sacar los ventanales de la casa para poder extraer el agua y asear. Perdieron ropa, electrodomésticos y también el piso flotante de las habitaciones situadas en el nivel inferior de la casa.

NUNCA VISTO

No sólo los vecinos de Curanilahue se vieron afectados por el temporal, el nuevo cuartel de la Primera Compañía de Bomberos de la comuna también sufrió perjuicios.

Guido Vigueras, teniente segundo de la unidad, detalló que el agua servida que arribó hasta el edificio ensució uniformes, dañó material mecánico, un generador eléctrico de emergencia, un equipo cascada que sirve para cargar los tanques de respiración e infraestructura.

Rosa Villegas, vecina del sector Javiera Carrera, afirmó que es la primera vez en 30 años que ocurría algo de la intensidad del viernes.

"El agua entró por las ventanas, acá vivimos ocho personas, incluidos tres niños. Estábamos en el segundo piso y cuando quisimos salir, no pudimos, vimos como el río se lo llevaba todo. Agarrados con cuerdas pudimos salir con el agua hasta la cintura", explicó.

Personal del Ejército estuvo colaborando con los vecinos del sector colindante al estero Plegarias durante el mediodía de ayer, sacando los artículos que se descompusieron y limpiando y desinfectando las viviendas.

Bomberos también recorrían los inmuebles afectados para asear los interiores, utilizando mangueras.