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"Marcel Château" encuentra literatura en las paredes

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Cuando Marcelo Castillo (escribe como "Marcel Château") fotografió la primera frase escrita en un muro, nunca se imaginó que aquella se iba a convertir en una condición y afición de vida.

O casi, podría pensarse. Lo cierto es que el escritor de cuna coronelina se tomó esta labor en serio, tanto como para "leer" y registrar paredes de otras ciudades, entre ellas Buenos Aires, la mayoría de las cuales integran hoy "Los muros se toman la palabra".

El texto, editado con 150 ejemplares por Al Aire Libro, rescata 237 escritos en muros de ciudades que traspasan la frontera de Concepción, hasta La Serena, Viña del Mar o la propia capital argentina, producto de un recorrido durante los últimos tres años.

En todas sus paradas, cual literato anónimo, busca (y encuentra lógicamente) pensamientos escritos, que "ahora están convertidos en una antología".

- No sólo en Concepción, sino que en todas las ciudades que visité rescaté los mensajes escritos por manos desconocidas en la clandestinidad de la noche. Investigué acerca de la palabra escrita en los muros, salvé del anonimato a frases que no tienen cabida en ningún medio de comunicación, frases que no las va a encontrar en los museos, ni en galerías de arte, ni en pinacotecas, porque las paredes son su morada natural.

DIFERENTES TEMAS

Digamos que escribir en muros es un impulso paralelo a la racionalidad. En ese sentido, es la voz pública desde el anonimato y reflejo social de características vivas, a la manera del graffiti.

"Desde cuando el hombre rupestre ilustraba su vida en las paredes o en tiempos bíblicos en el festín de Baltazar apareció un rayado en protesta por la división del reino. Hasta en el Imperio Romano encontrabas protestas contra los patricios, en las revolución sandinista, de Nicaragua, o cuban. Incluso, es una práctica que adquiere forma y vida en el mayo francés de 1968", explica, el también autor de libros hoy de culto como "Fe de ratas, ratones y guarenes" y "Ensayo de una catástrofe", publicados desde los 90.

A partir de 25 categorías de rayados, desde amor, poéticos, contra las grandes empresas, contra los políticos y contra el capitalismo, entre otras, "Los muros se toman la palabra", contiene algunas expresiones -frases para el bronce- que han permanecido por años. "También otras que fueron borradas por los propios dueños de los espacios donde fueron estampadas", señala el autor de 53 años.

- Sí, claro, y creo que las mejores frases fueron las que no están, las que tacharon y abortaron por no tener autorización.

- Creo que, sin lugar a dudas, en un momento del tiempo, el tema de la educación fue el imán que atrajo las miradas en el interior del campus de la Universidad de Concepción, Allí realicé una autopsia acerca de los rayados, cuando aún no estaba prohibido. El amor y la poesía también destacan, como asimismo los rayados sindicalistas, como fueron los del cierre de las planta textiles en Chiguayante y Tomé, la crisis del acero en Huachipato o el cierre de la planta Gacel.

- Digamos que Buenos Aires es el principal núcleo de actividad artística de América Latina. Su desarrollo cultural se ve en la gran cantidad de museos, teatros y bibliotecas y los rayados en los muros no escapan a la regla. Viajé tres años consecutivos a recorrer sus calles y pasajes laberínticos, para descubrir muros fraseados, desde manifestaciones en contra y a favor de Cristina Kirchner o de Mauricio Macri.

Actualmente, el texto se puede encontrar en la librería Estudio (galería Italia) y Librería HV, en la galería Universitaria.

"Se trata de un libro que instala una nueva estética de lo político en Chile, a partir de un peregrinaje por Concepción y otras ciudades de Latinoamérica, con el lente y el registro de un testigo privilegiado como Marcel", destaca Darwin Rodríguez, editor del nuevo título del escritor con actual residencia en Concepción.