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Ingresos de casinos de juego aumentaron 4,0%

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Una variación real mensual de 4,0% en el mes de abril de 2017, en comparación con igual mes del año anterior, registraron durante abril ingresos brutos del juego (win) totalizando $38.979 millones de los 17 casinos de juegos autorizados por la Ley N° 19.995 y los 7 casinos de concesión municipal, en operaciones. En los últimos 12 meses , el crecimiento real acumulado es de 0,2%

Del total de $38.979 millones de ingresos brutos del juego o win, Sun Monticello representó el 17,7% ($ 6.908 millones), Casino de Viña del Mar 11,6% ($ 4.521 millones), Casino Rinconada 9,6 % ($3.734 millones), Marina del Sol Talcahuano 9,0 % ($ 3.515 millones), Coquimbo 6,4% ($ 2.509 millones), Enjoy Antofagasta 5,6 % ($2.166 millones), Dreams Temuco 5,0 % ($1.966 millones), Casino de Iquique 4,3 % ($1.672 millones), Dreams Punta Arenas 3,8 % ($1.498 millones), Casino Puerto Varas 3,3 % ($1.276 millones).

Las visitas registradas a los casinos regulados llegaron a las 447.121, una variación de 1,4% en comparación con abril de 2016 y un retroceso de -0,7% en los últimos 12 meses. Éstos registraron un gasto promedio en abril de $61.000 por visita, lo que muestra una alza real de 3,0% en comparación a abril 2016, con un crecimiento acumulado real del gasto de 0,7% en los últimos 12 meses.

Respecto al pago de impuestos específico al juego, las municipalidades y los gobiernos regionales percibieron un total de $4.425 millones, mientras que por concepto de entradas se pagó al fisco la suma de $1.454 millones. En tanto, por concepto de IVA, las sociedades operadoras pagaron $4.355 millones durante el mes de abril.

Una práctica irresponsable

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La llamada "fertilización del mar" es una idea detrás de la hipótesis de limitación de hierro que tiene décadas de discusión, y se basa en la evidencia de que una parte importante de la productividad primaria de los océanos estaría limitada por este oligoelemento. Bajo este contexto, y considerando de que el principal captador de CO2 son los océanos, la idea de mitigar el calentamiento global reduciendo algo del exceso de CO2 atmosférico agregando artificialmente hierro a extensas zonas de océanos limitados, ha generado un amplio debate en la comunidad científica. Esta "fertilización" produciría un aumento de los productores primarios, que son el fitoplancton, los cuales serían capaces de incrementar significativamente la incorporación de CO2 atmosférico, para ser finalmente secuestrado en la forma de materia orgánica en las profundidades. Si bien hay algunos experimentos realizados en terreno en donde se agregan toneladas de hierro a una cierta área oceánica, aún no es clara la forma en cómo los ecosistemas responden y los potenciales efectos cascada que esto pudiese conllevar en el tiempo.

En estos últimos años la empresa canadiense Oceaneos Marine Research Foundation, una startup financiada por Corfo el año 2014, ha ido más allá y ha promulgado la idea de que fertilizando los océanos con fierro aumentará la producción de peces y por ende la actividad pesquera, producto del efecto en cascada en la trama trófica (aumento de microalgas, aumento de consumidores primarios, secundarios y finalmente peces).

Hay 4 hechos que son importantes de destacar: Uno, la hipótesis original de la "fertilización del mar" nunca fue pensada en el contexto de pesquerías, sino más bien en la posibilidad de secuestrar algo de CO2 atmosférico en exceso y aminorar el calentamiento global. Dos, no hay evidencia directa que demuestre que un vertimiento masivo de hierro pueda generar efectos positivos en la producción de biomasa de peces. Tres, el aumento en las microalgas puede conllevar floraciones algales nocivas, como es el caso de los dinoflagelados que producen la marea roja, tal como lo han sugerido algunos estudios científicos y cuatro, una práctica a todas luces irresponsable, viola de forma profunda los parámetros éticos y bioéticos que deberían sostener nuestra sociedad. Dado que sabemos poco de cómo funcionan nuestros sistemas naturales, y en especial en Chile, es difícil poder aventurar o predecir los efectos que pueden conllevar este tipo de prácticas.

La sustentabilidad de nuestros recursos naturales, y en particular la pesquera, no pasan por intervenir de forma artificial y desde la ignorancia los ecosistemas. Es claro que la solución más factible, ética y responsable es poder gestionar mejor nuestros recursos, generando cambios en nuestra conducta tanto personal, empresarial y del Estado, con políticas pesqueras y de conservación claras y de largo plazo fundadas en conocimiento científico.