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Escuela Hospitalaria detalla modelo de enseñanza en sus 57 años de labor

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En un punto intermedio entre el frontis del Hospital Guillermo Gran Benavente y la Facultad de Medicina de la Universidad de Concepción, se encuentra un antiguo policlínico, hoy usado como escuela, pionera en su tipo en Latinoamérica.

Con una de sus salas acondicionadas, la Escuela Municipal G-545, también llamada Escuela Hospitalaria, recibió ayer a autoridades para celebrar sus 57 años. La conmemoración del recinto, que es administrado por el Municipio de Concepción, se celebró con un desayuno entre funcionarios, docentes y los mismo estudiantes.

La principal característica de esta escuela es que atiende a niños hospitalizados, a fin de mantener la continuidad de sus estudios. Esto aplica para pequeños que sólo están por un par de días hasta quienes deben recibir un tratamiento permanente.

"Estos 57 años son muy significativos en lo educativo y social. La compañía les permite sobrellevar una situación de salud que muchas veces los desmotiva a ellos y a sus familias", comparte Guiselle Reyes, directora del establecimiento.

Actualmente hay siete profesoras y una asistente educacional. "Se les enseña inglés, religión y materias básicas, también hay talleres artísticos ahora gracias al Consejo de la Cultura y las Artes", agrega Reyes.

La cantidad de estudiantes depende de si el paciente es transitorio o permanente. "Estamos entre los 20 a 23 estudiantes ahora mismo. Los que vienen siempre son 20 y hay una variación de más de 10 que sólo estarán unos días", detalla la directora de la escuela.

MODELO EDUCATIVO

"El modelo educativo que usamos es uno personalizado. Nosotros trabajamos con los pequeños mientras están hospitalizados, en sus camas", explica Gladys Carrasco, profesora de educación básica.

La sala de clases se divide entre la tradicional y la personalizada, orientada a aquellos niños que no siempre están en condiciones de salir de la cama, por lo que el trabajo sólido (con guías y libros) se remite a las salas de clases.

"La idea es que no pierdan la continuidad de actividades que les exigía su colegio previo", recalca Carrasco.

Debido a los recursos a mano, la Escuela G-545 sólo llega hasta octavo básico, pero sus profesoras no descartan escalar hasta la enseñanza media.

FINANCIAMIENTO

Y OPORTUNIDADES

Cecilia Gutiérrez es artista y educadora. Hace el taller de música para la escuela hospitalaria y dirigió a los estudiantes en una presentación musical ofrecida a las autoridades durante el aniversario del recinto.

"Vengo una vez a la semana. En la escuela tenían varios instrumentos de música sin uso, así que aprovechamos de tomar este taller como asignatura y se nota que tenían muchas ganas los niños de hacer música", comparte Reyes.

Es su primer año en el establecimiento municipal, admite que a veces los casos a tratar son complejos y cuesta darle continuidad a las clases.

"La escuela no es muy conocida, debería haber mayor énfasis en encuentros o visitas para que se puedan financiar ampliaciones", afirma la profesora de música.

INTEGRACIÓN

Leonardo Osbén es padre de Renata, una niña de ocho años a la que le fue detectado un tumor cancerígeno.

"De un momento para otro se presentó que Renata llegó hinchada a la casa, notamos que era extraño y en el Hospital de Los Ángeles nos dijeron que era un tumor. Luego la trajimos a Concepción y determinaron que era un tumor cancerígeno", cuenta Osben.

Su familia se movió desde Los Ángeles a Concepción para poder tratar a la hija menor. Actualmente llevan ocho meses combatiendo el cáncer.

"La escuela fue algo sorpresivo. En los primeros días después de que Renata fue internada nos percatamos que habían personas de bata con libros", describe Osben. Luego le comentaron la labor de la escuela y sin mayores dudas ingresaron a Renata.

"Nos gustó la escuela, pero por la salud de Renata muchas veces dudamos si debía seguir asistiendo, pero la escuela es adaptable, está pensada para personas con tratamientos complejos. Además, normaliza sus vidas", afirma el padre de Renata.