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Secuestro digital: la ficción llega al mundo real

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Como sacado de los mejores títulos de Hollywood, el 12 de mayo pasará a la historia como el día del mayor ciberataque registrado. Esta amenaza en pocas horas se propagó a nivel mundial, generando una alerta sin precedentes. Pero, ¿qué está detrás de este caos digital? Un malware llamado "WannaCry", que secuestra los archivos de un computador solicitando un rescate monetario condicionado a un plazo de tiempo, con riesgo de perder la información, no haciendo distinciones entre personas o empresas.

Las personas, con los recursos disponibles podemos tomar medidas que nos ayuden a mitigar la amenaza, como mantener los sistemas operativos licenciados y con sus actualizaciones al día. Estas simples acciones presentan una importante barrera de contención, así como respaldos periódicos de nuestros datos en medios extraíbles. Y, por supuesto, contar siempre con software de antivirus actualizado y seguir las recomendaciones que el sistema operativo -vía notificaciones automáticas- me entrega.

Para las empresas el escenario se vuelve más complejo, ya que la información es considerada un activo y por ello la inversión en el resguardo de la misma debe ser proporcional a su valor. A grandes rasgos, los elementos de protección ante un ataque son firewalls perimetrales que permitan la detección de Malware, que conlleva un elevado costo. Asimismo, es recomendable desplegar y monitorear de forma continua y centralizada las actualizaciones automáticas de los sistemas operativos de clientes y servidores de la infraestructura tecnológica. Y, por último, mantener procedimientos de respaldos tanto de usuarios como de servidores con una periodicidad breve para minimizar los efectos del ataque.

Probablemente, y reflejo de nuestra idiosincrasia, una vez más estamos reaccionando ante la emergencia y traspasando responsabilidades. Esto queda de manifiesto en los correos electrónicos corporativos alertando sobre estas amenazas y sugiriendo acciones para el respaldo de los datos, entregando erróneamente la labor de resguardo de la información al usuario final, teniendo en cuenta que desde marzo de este año está disponible un "parche" de seguridad que soluciona esta vulnerabilidad.

A pesar de que la propagación se encuentra en retroceso…¿debiera inquietarnos este ciberataque, aún cuando nos encontramos geográficamente al fin del mundo?

La respuesta es sí, porque Chile en un mapa de conectividad mundial, está al nivel de las grandes capitales.

"Los cambios de horario en Chile son antifisiológicos"

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Mientras algunos deciden realizar la mayoría de sus actividades por las mañanas, hay otros que optan por empezar a producir durante las tardes y las noches. Pero todo esto se ve afectado por los cambios de horario que se realizan cada año en Chile, para diferenciar las temporadas de invierno y verano. Sin embargo, esto puede estar sujeto a diferentes riesgos que perjudican los ciclos del sueño de las personas y que, finalmente, puede traducirse en cansancio, falta de atención, problemas para dormir e incluso comer.

Carmen Gloria Betancur es médico especialista en psiquiatría y la anterior presidenta de la Sociedad Chilena de la Medicina del Sueño, y su opinión frente a los cambio de horario que se realizan en Chile es bastante clara. "Lo que me preocupa, por un lado, es la poca conciencia que existe de parte de las autoridades sobre los efectos que puede provocar en la población el mantenernos durante muchos meses del año en un horario que es antifisiológico", comentó.

De esta manera, la especialista recalcó que el uso horario de Chile debería ser -5, es decir, tener cinco horas menos que en Greenwich, que es donde está el meridiano cero. "Eso es lo que nos correspondería según nuestra longitud y de la locación en la que nos encontramos en el mundo", apuntó.

Desde hace más de 40 años que se coordinó que en nuestro país el horario oficial fuese el -4, porque si estuviéramos en el -5 en el extremo austral se oscurecería demasiado temprano.

Respecto a esto mismo, según lo que mencionó la psiquiatra, después del año 1969 se estableció que el -4 sería el horario de invierno, pero que durante el verano, para aprovechar más la tarde y desde el punto de vista del ahorro energético, se haría el cambio al -3. "Esto por lo tanto, da cuenta de que estamos desfasados nueve meses, que es lo que dura el horario de verano, y que es completamente antifisiológico. Es decir, estamos corridos dos usos horarios de lo que nos corresponde en realidad", aseveró.

Betancur, especificó que son dos los tipos de personas que se pueden clasificar según su preferencia para realizar sus actividad, ya sea en las mañanas o en las noches. "Los alondras o matutinos (80% de la población), son aquellos que se levantan y reaccionan con los primero rayos de luz. No así los búhos (20% de la población)que comienzan a funcionar desde las 18 horas aproximadamente", dijo.

-Hoy están obligando a los matutinos a levantarse a oscuras, siendo que éstos comienzan a trabajar con los primeros rayos de luz. Entonces les estamos cambiando el reloj biológico. No así, los búhos, a los que les estamos alargando sus días y los estamos activando mucho más tarde.

SOCIEDAD DE CONSUMO

Asimismo, la psiquiatra destacó que en Chile se están alargando los días durante el horario de verano, como una forma de aprovechar la luz e incentivar la realización de actividades de las personas. Pero, según esto, Betancur aseguró que se está activando a la gente en horas más tardías, afectando sus ciclos del sueño.

"Estamos desacoplados con el planeta y no tenemos conciencia de que la ecología también debe ser para con nosotros como seres humanos. Estamos afectando nuestra ritmicidad biológica", mencionó.

De igual manera, y mirándolo desde un enfoque mucho más analítico, la especialista agregó que al realizar actividades más tarde y teniendo días más largos, la gente tiende a consumir mucho más, donde además se arriesgan a contraer enfermedades tanto mentales como físicos.

"La población, al estar despierta hasta más tarde o al comenzar a funcionar tardíamente, tiende a afectar su sistema metabólico, a sufrir trastornos adictivos o exponerse a enfermedades como la diabetes, hipertensión u obesidad", señaló.

Betancur apuntó que al hablar de una sociedad de consumo no sólo se refiere a productos materiales, sino también a gimnasios, comida, tiempo y eventos sociales. "Lo que va a ocurrir es que a nosotros los médicos nos van a terminar llegando más pacientes", concluyó.