Maltrato social hacia el adulto mayor
En una visita a un Club de Adultos Mayores, se genera una cálido diálogo donde relatan sus experiencias, tanto positivas como desfavorables acerca de su etapa de vida. Sin embargo, hacen mayor hincapié sobre el descontento con la sociedad por la violencia que enfrentan a diario; algo que simplemente me hizo pensar en lo complejo que debe ser llegar a esta etapa del ciclo vital, habiendo tan pocas garantías de protección y respeto de parte de todos.
En Chile, de acuerdo al Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama), hay 2,6 millones de personas sobre 60 años edad, lo que equivale al 15,6% de la población. En el país, la esperanza de vida es de 82 años para las mujeres y de 77 años para los hombres (Senama, 2012), y para 2025 se espera que la población mayor de 60 años constituya un 20%, lo que superará el porcentaje de población menor de 15 años.
En una sociedad tan moderna es increíble que la mirada puesta hacia el "viejo" está enmarcada en prejuicios para el descarte, tal vez el desecho, porque se debe ir rápido, en un tiempo que fluye a gran velocidad. Erikson (2000), señala "en vez de incluir a los ancianos a menudo se los margina, se los abandona y no se les hace caso (…) las cosas viejas que no sirven para nada, se echan a la basura". Un trato como objetos, estar viejo significa estar obsoleto.
Existe un maltrato estructural o societario, que ocurre desde y en las estructuras de la sociedad mediante normas legales, sociales, culturales y económicas que actúan como trasfondo de todas las otras formas de maltrato existente. Esto incluye la falta de políticas, recursos sociales y de salud, deficiente ejercicio e incumplimiento de las leyes existentes, de normas sociales, comunitarias y culturales que desvalorizan la imagen de la persona mayor. Esto va en perjuicio de la persona y no permite la satisfacción de sus necesidades y el desarrollo de sus potencialidades.
De este maltrato somos testigos y quizás cómplices, y se debe vislumbrar a fin de cambiar nuestras actitudes frente a un grupo etario del cual también formaremos parte en algún momento. En sus relatos manifiestan que el efecto más devastador es la indiferencia, las humillaciones, la falta de sensibilidad y compasión. Algunas de estas situaciones las vivencian, por ejemplo, cuando en la locomoción colectiva los choferes que ven en los paraderos sólo personas adultas siguen directo y no se detienen. En los asientos preferenciales vienen jóvenes sentados y la persona adulta mayor de pie y nadie exige nada. En los cortos tiempos de espera para que las personas bajen del autobús. Acceder a diferentes servicios públicos y privados, y que no cuenten con barreras arquitectónicas o suficientes asientos. Robos fuera de las cajas de compensación o en otras instituciones de pago de sus pensiones. Engaños en la adquisición de tarjetas de casas comerciales y hacerles firmar un seguro, sin ningún tipo de explicación de los cobros que implica. Esperar en largas filas para acceder a un servicio o beneficio de cualquier índole. Comentarios inadecuados o hirientes, cuando muestran el pase de adulto mayor o demoran en presentar sus documentos. La utilización de la pensión o jubilación del adulto mayor o una parte de ella, en beneficio propio, así como también la apropiación de bienes, propiedades o el patrimonio en general, mediante fraude, engaño o amenazas de personas ajenas a la familia; entre muchas otras.
Se puede nombrar un cúmulo de daño, prejuicios y estereotipos negativos hacia las personas mayores en función de su edad que generan abuso en la vida cotidiana, el cual repercute en la identidad, dignidad y autovaloración.
Es por ello, que debemos visibilizar el maltrato, no sólo dentro de las relaciones familiares, sino también aquel que se da en la sociedad hacia el adulto mayor.
Dar un paso hacia el reconocer, tratar y prevenir su aparición es responsabilidad de todos. Reflexionemos sobre qué esperamos para nosotros en esa etapa de la vida. Los adultos mayores quieren sentirse respetados y valorados como personas y partícipes de la sociedad.
Esta es una cuestión de derecho y dignidad a la que toda persona aspira.