Secciones

Extranjeras llegaron a contribuir con la labor de Teletón Concepción

E-mail Compartir

Se propusieron recorrer ocho mil kilómetros en seis meses y en su camino visitar tres fundaciones, entre ellas la Teletón de la Región del Biobío. Es así que Agnès, Astrid, Cécile y Emma, cuatro amigas francesas, han estado dos semanas como voluntarias en el centro de rehabilitación para conocer más sobre el trabajo terapéutico que realiza la institución.

Las extranjeras, se contactaron el año pasado con la dirección de la Teletón para pedir la autorización correspondiente y presentar su propuesta de recorrer 8.000 kilómetros a lo largo de Los Andes en bicicleta, bajo la institución Water Wheels con el lema "Una gotita de ayuda a las organizaciones benéficas locales" lo que en Chile se puede entender como: "aportar un grano de arena".

Respecto a este tema, la directora del Instituto de Teletón Concepción, doctora Lorena Llorente, comentó que "para nosotros ha sido una grata experiencia recibirlas en este voluntariado. Han participado en diversas labores terapéuticas y de acompañamientos a nuestros usuarios y sus familias. Además, nos donaron un simulador de natación, que dispondremos para el uso de nuestros deportistas".

Esta idea nació cuando las cuatro amigas de 22 años, estudiantes de diversas carreras, se propusieron conocer el mundo, conectarse con la naturaleza y hacer un aporte social, considerando la bicicleta como el transporte que más las motiva. Luego de esto, buscaron auspiciadores, reunieron recursos con sus más cercanos y así crearon Water Wheels. Agnès, una de las cuatro, dijo que quisieron realizar su primera parada en Chile porque querían conocer más de la institución, pues en Francia cuentan con un modelo de centro de rehabilitación similar. "Cuando planeamos este viaje siempre buscamos ayudar a organizaciones sociales. A cada una llevamos una donación, gracias a nuestros auspiciadores y recursos", comentó.

La travesía en América del Sur considera Argentina, Chile, Bolivia y Perú, donde ya han recorrido 2.700 kilómetros.

Hantavirus y los avances en su manejo

E-mail Compartir

Nuevamente nos vemos enfrentados a un aumento en el número de casos de contagios por Hantavirus, situación que moviliza al aparato de salud pública de nuestro país para evitar desde la adquisición de la enfermedad, hasta coordinar el ingreso de los enfermos a unidades de mayor complejidad. El rol de cada uno de los protagonistas de esta cadena de eventos es bien conocida:

-La población conoce las medidas de prevención que debe tomar en caso de dirigirse a sectores en los cuales pueda haber presencia de ratones "de cola larga".

-Los médicos de los servicios de urgencia están instruidos respecto de los síntomas que hacen sugerir que un paciente pueda tener la enfermedad, cómo certificarla y una vez confirmada proceder con la derivación a un centro asistencial que cuente con una UCI.

La forma de presentación de esta enfermedad la podemos dividir en tres fases: la primera es un cuadro clínico similar a una influenza, con síntomas tales como fiebre, mialgias, cefalea y dolor de garganta; la segunda corresponde a una insuficiencia respiratoria aguda secundaria al daño pulmonar por el virus; en la tercera, y que tiene una mayor mortalidad, se suma al cuadro previo una falla cardiaca aguda, configurando el Síndrome Cardiopulmonar por Hantavirus.

Pero, ¿qué herramientas tenemos en UCI para el manejo del paciente? No existe por ahora un tratamiento específico para esta enfermedad. Desde sus inicios se ha hecho una terapia de soporte tanto respiratorio como cardiaco teniendo como armas fármacos y ventilación mecánica. Las tasas de mortalidad general son muy elevadas. La serie de pacientes analizados en la UCI del Hospital Regional de Concepción del año 1997 al año 2012, mostraron una mortalidad del 37%, habiendo en otros centros mortalidades cercanas al 50%.

En el hospital, desde el 2016 disponemos de un equipamiento llamado ECMO de las siglas "Oxigenación por Membrana Extracorpórea" mediante la cual podemos dar soporte simultáneo tanto a la función pulmonar como a la cardiaca. No es una técnica nueva, no es fácil y no está exenta de riesgos. En la UCI Médica del Hospital Regional de Concepción contamos con un equipo multidisciplinario formado por intensivistas, internistas, cirujanos cardiotorácicos, anestesiólogos, enfermeros perfusionistas y enfermeras especialistas en cuidados intensivos que nos ha permitido mejorar en forma dramática los resultados de sobrevida con la aplicación de esta técnica.

En los últimos seis meses hemos recibido cinco pacientes con Hantavirus; la mortalidad que registramos hasta el momento es de 0%. No significa que es la solución definitiva para esta patología, ya que pacientes con algunas comorbilidades o que consulten tardíamente pueden tener de igual forma un desenlace fatal. Todos los eslabones de esta cadena deben seguir funcionando adecuadamente para lograr vencer al Hantavirus, pero al menos ahora se nos abre una mayor esperanza en su manejo.

Observar relación con los pares ayuda a prevenir los trastornos del lenguaje

E-mail Compartir

Bien es sabido que para los padres su gran prioridad son sus hijos y teniendo en cuenta que los más pequeños necesitan de toda la atención de los mayores, hay algunos problemas que los adultos no siempre logran prevenir a tiempo o que no saben cómo manejar. Entre ellos están los trastornos del lenguaje.

La dificultad que presentan los niños para desarrollar la habilidad del lenguaje y para poder comunicarse verbalmente suele presentarse desde temprana edad.

"Para un experto en el lenguaje, como los fonoaudiólogos, se podría prevenir un futuro trastorno del lenguaje observando los hitos del desarrollo. Por ejemplo, si hay un retraso en la aparición del contacto visual, de la intención comunicativa, de las vocalizaciones y/o de balbuceo en cada una de sus etapas" mencionó Sandra Vásquez Gajardo, académica de Fonoaudiología de la Universidad Andrés Bello.

Según lo que señaló la experta, si el retraso en el habla es muy significativo se puede detectar a muy temprana edad, es decir desde los primeros meses de vida. "También es importante considerar el desarrollo psicomotor, ya que si hay un retraso podría presentar dificultades a nivel de habla y posteriormente alteraciones del lenguaje o de la comunicación", afirmó.

OBSERVAR PARA DETECTAR

Con el inicio del año escolar es normal que padres y profesores estén más atentos respecto al desarollo del lenguaje de los más pequeños. Para algunos niños es más fácil lograr un correcto uso de la lengua, pero otros simplemente deben recurrir a un especialista para corregir errores.

Gajardo, manifestó que una visita al fonoaudiólogo no es necesaria en cualquier caso, pues a veces sólo se trata de que el niño necesita un poco más de tiempo, recalcando que al especialista se debe ir cuando el retraso en la aparición de los hitos del desarrollo del lenguaje y/o del desarrollo psicomotor es significativo.

A modo de orientación, dijo que "se sugiere que los padres observen a niños de la misma edad de su hijo para ver qué tanto comprende respecto a sus pares. Si la comprensión es baja deben llevarlo al fonoaudiólogo".

Asimismo, recomendó que el niño también debe ser evaluado en el caso de que los padres perciban que existe una dificultad motora para poder producir el lenguaje.

En ese sentido, la fonoaudióloga precisó que es importante que los adultos estén atentos de los demás sentidos del niño. "Deben estar alerta con el desarrollo de la audición. En caso de sospecha de sordera, deben realizar exámenes, ya que si existen dificultades auditivas el desarrollo del lenguaje puede verse afectado y se puede desplegar un trastorno del lenguaje secundario a una hipoacusia", aseguró.

Por otra parte, la fonoaudióloga sugirió estar atentos al comportamiento de los hijos para poder detectar un trastorno del lenguaje de forma precoz. "Si observan que el niño se demora en adquirir el lenguaje o si notan que habla como un niño menor a su edad es preciso tomar medidas", indicó.

De igual forma, Gajardo especificó que otros signos pueden ser que al menor no se le entienda lo que habla, que tenga un habla desordenada, la dificultad para formar oraciones o si le cuesta comprender instrucciones.

Por otro lado, María Cecilia Isla, directora de Fonoaudiología en la Universidad del Desarrollo, afirmó que si los niños no comprenden órdenes simples, con un año de edad, es necesaria una evaluación. "Si no emiten palabras a los 18 meses, si tienen menos de 50 palabras de uso común o no hacen frases a los 24 meses, hay que consultar a un experto, sugirió.

DISTINTOS TIPOS

Los trastornos del lenguaje pueden ser adquiridos o del desarrollo. Los que se adquieren, como la "afasia", aparecen cuando las personas han tenido una enfermedad o una lesión neurológica como un derrame cerebral o una lesión traumática. No así, los del desarrollo del lenguaje que es el común en niños.

"Los menores con trastornos del desarrollo del lenguaje comienzan a hablar más tarde. Esto, no está relacionado con su nivel de inteligencia, de hecho, los niños con trastornos del lenguaje, por lo general tienen una inteligencia promedio o superior", agregó.

Existen tres tipos de trastornos del lenguaje: las del lenguaje receptivo, donde los menores son incapaces de entender lo que se les está diciendo; el trastorno expresivo, cuando no pueden manifestar sus pensamientos o ideas; y el trastorno mixto, que fusiona lo receptivo y lo expresivo.

De acuerdo al planteamiento de Isla, los trastornos del lenguaje "se diagnostican con certeza a los 3 años", pero pueden presentarse desde los dos años en adelante. "Existen parámetros evolutivos que están definidos desde el nacimiento y patrones determinados según cada nivel de lenguaje que indican señales de alerta", explicó.

CAUSAS Y TERAPIAS

La experta detalló que entre los distintos factores que pueden producir los diferentes trastornos del lenguaje, las causas genéticas y neurológicas son las más comunes. "También se presentan factores sensoriales, evolutivos y afectivos, siendo estos últimos muy frecuentes", destacó.

Las terapias frente a estos trastornos consisten principalmente en el reconocimiento e identificación de los sonidos del ambiente y del habla. La idea es que los niños vayan logrando la capacidad de discriminar e identificar fonemas, desarrollando su conciencia fonológica, que también es clave para la adquisición de la lectoescritura.

"En la intervención debe involucrarse al niño y su familia, y si está escolarizado a sus educadores, pues cualquier terapia debe abarcar todas las situaciones comunicativas del menor", recalcó.

Según la experta, los tratamientos dependerán de los niveles de lenguaje involucrados. "Las estrategias terapéuticas van a variar. Por ejemplo, si hay compromiso de habla se tiene que tratar paralelamente", finalizó.