Secciones

Bus contará con camas y dos duchas para personas en situación de calle

E-mail Compartir

Hace algunos meses, el Arzobispado de Concepción junto a los alumnos de diseño de Duoc UC, comenzaron a desarrollar un proyecto social que ha generado respuestas de instituciones que decidieron colaborar y ser parte de esta iniciativa.

La idea que se busca llevar a cabo, consta en transformar un bus en un albergue móvil, que se vaya ubicando en distintos puntos de la ciudad para poder llegar a las personas que se encuentran en situación de calle y que no tienen dentro de sus opciones pernoctar en instituciones como centros de acogida o alojamientos comunes.

"Nos hemos dado cuenta que hay un grupo de personas que no quieren irse a los albergues y perseveran en quedarse en la calle, lo cual, sin duda, es inhumano", comentó monseñor Fernando Chomali, arzobispo de Concepción.

El bus que rondará por las calles de Concepción tendrá por nombre "La Misericordia" debido al rol social que busca cumplir monseñor Chomali. "Debo acogerme al llamado de Jesucristo, y al llamado del Papa Francisco y llevar a cabo este proyecto", afirmó.

Según las declaraciones del arzobispo, esta es una iniciativa que permitirá reflexionar a la comunidad respecto a la responsabilidad social que se debe tener con el prójimo.

"Este es el camino que tiene que seguir la Iglesia. Debemos actuar ahora, con las personas que más lo necesitan. La verdad es que esta idea ha provocado mucha simpatía, en muchas personas y creo que será un ejemplo para la región. Un país no puede tener gente durmiendo en la calle", aseveró.

DISEÑO Y CONSTRUCCIÓN

Gustave Depenn, coordinador del proyecto del albergue móvil, comentó que si bien el diseño del bus terminó hace tres semanas, la construcción de éste ya comenzó a llevarse a cabo desde ese entonces.

"El bus contará con un salón común para que la gente que suba pueda tener un espacio para compartir. Podrán tomar café y una colación que estará a su disposición", mencionó Depenn.

El coordinador además apuntó que el espacio común que tendrán las personas para congeniar, se convertirá en cuatro camas para que puedan dormir. "Quiero recalcar que aunque sólo sean cuatro cupos para dormir, la capacidad de gente que cabe en el salón común será entre 10 y 12 personas.

De igual manera, el albergue móvil contará con dos duchas, una para hombres y una para mujeres, para que los que suban al bus puedan asearse fácilmente. "Si bien son sólo dos baños, la cantidad de duchas que podrán realizarse por noche serán 12", explicó Depenn.

El coordinador dejó en claro que el albergue busca funcionar bajo un sistema de voluntarios, grupo mínimo de tres personas, para pasar la noche completa con las personas en situación de calle, por lo que se implementará un sitio web para que aquellos que quieran participar de la iniciativa puedan inscribirse.

COLABORACIÓN EN CONJUNTO

Si bien el proyecto nace como idea de Monseñor Chomali, varios se encantaron con la iniciativa y decidieron colaborar de diferentes formas.

Entre estos están los sindicatos de CAP y Asmar que quisieron aportar con sus recursos. "Nosotros quisimos formar parte de este proyecto, porque lo consideramos algo muy positivo y solidario", aseguró Héctor Medina, dirigente del sindicato de trabajadores de CAP.

El colaborador del albergue explicó que ellos como trabajadores del sindicato del acero, aportaron con el 'metalcon', un tipo de fierro galvanizado que sirve como esqueleto para el armado de diferentes obras.

"Este se ocupará para hacer la estructura de todo el bus. Todas las divisiones del albergue estarán hechas por este material que aportamos nosotros", detalló.

Según declaró Medina, el sindicato de CAP entregará todo lo que esté a su alcance para colaborar con la iniciativa. "Todo lo que sea necesario lo vamos hacer. Es un gran proyecto", finalizó.

Gustave Depenn, coordinador del proyecto, informó que el abergue pretende comenzar a funcionar el sábado 15 de abril.

Presionar bisagras y patillas permite detectar lentes de sol falsos

E-mail Compartir

Durante el verano, muchos se preparan para comprar sus lentes de sol y disfrutar de las actividades al aire libre protegiendo la salud de sus ojos. Sin embargo, es posible observar la venta de lentes pirata, que exponen la visión y salud en extremo.

José Pablo Pérez, contactólogo y experto óptico de Rodenstock, entrega importantes consejos.

"Lee detenidamente la etiqueta y el rótulo de la marca para determinar si son o no originales, y practica un poco de escepticismo si un vendedor te entrega un par de anteojos de marca sin envase", sugirió.

Otra forma de reconocer las imitaciones es buscar la etiqueta de protección contra los rayos UV. "Presiona levemente las bisagras y patillas antes de realizar una compra. "Los lentes imitación están fabricados en plástico barato y metales endebles", afirmó Pérez.

Serán hijos de su Padre celestial

E-mail Compartir

En el Evangelio de este Domingo VII del tiempo ordinario Jesús explica la justicia superior que deben practicar sus discípulos en relación a dos preceptos del Antiguo Testamento que no son del Decálogo. Son, sin embargo, mandamientos que regulaban las relaciones entre las personas, cuando se producía entre ellas violencia o había hostilidades y diferencias: «Habéis oído que se dijo: "Ojo por ojo y diente por diente"… Habéis oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo"...».

Entre los seres humanos, desde el principio, después del pecado de Adán, ha habido violencia. El primer caso que registra la Escritura es ya entre los hijos de Adán, Caín y Abel: «Caín dijo a su hermano Abel: "Vamos afuera". Y cuando estaban en el campo, se lanzó Caín contra su hermano Abel y lo mató» (Gen 4,8). Luego, entre los descendientes de Caín, hay uno llamado Lámec, que dice: «Yo maté a un hombre por una herida que me hizo y a un muchacho por un moretón que recibí. Caín será vengado siete veces, mas Lámec lo será setenta y siete veces» (Gen 4,23-24). Según la Biblia, esta violencia desatada entre los hombres es lo que hizo que le pesara a Dios haber creado al ser humano y lo llevó a decretar el diluvio, del cual se salvó sólo Noé y su familia. Dios dijo a Noé: «He decidido acabar con todo viviente, porque la tierra está llena de violencia por culpa de ellos» (Gen 6,11.13). En este contexto de la humanidad el mandamiento: «Ojo por ojo y diente por diente», era un gran paso de humanización. De esa manera, Dios impedía la escalada de la violencia. Dios no deja impune el daño causado por la violencia; pero establece un límite: la represalia no podía ir más allá que el daño recibido. No se podía ir más allá que un ojo por un ojo y un diente por un diente. La ley de Lámec era, entonces, muy contraria a la Ley de Dios.

Pero la Ley de Cristo va mucho más allá: «Yo les digo: no resistan al mal; antes bien al que te abofetee en la mejilla derecha, presentale también la otra…». Esto supera toda lógica humana. Nadie había sugerido nada semejante antes que Jesús. Y Jesús hace de esta actitud un mandamiento para sus discípulos. No sólo es necesaria una fuerza especial de Dios para cumplir este mandamiento, sino también una luz especial para comprenderlo, para adherir a esa norma como la verdad sobre el ser humano. En realidad, una actuación semejante ante la violencia y la injusticia no la vemos sino en Jesucristo mismo y en los santos. Pero es norma para todos los cristianos. Nuestras continuas rencillas y actitudes violentas nos hacen comprender cuán lejos estamos cada uno de vivir en plenitud la ley de Cristo y cuán lejos está nuestra sociedad en su conjunto de ser verdaderamente cristiana.

Para ubicar en su contexto el segundo precepto examinado por Jesús: «Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo», hay que comprender que Israel, después que fue elegido por Dios para darle la revelación, se vio continuamente expuesta a la idolatría y a dar culto a las dioses de los pueblos que lo rodeaban. Para mantenerse en la fidelidad a su Dios fue necesario que considerara a los otros pueblos un peligro y se aislara de ellos. En este sentido los consideraba «enemigos». El «prójimo», en cambio, era el miembro de Israel. El odio del cual habla el precepto no es lo que nosotros entendemos por ese concepto. Se trata más bien de una completa disociación, de tratar como no existente. Amar al prójimo significa interesarse por él y hacerle el bien; odiar al enemigo significa hacer como si no existiera. Este es el precepto que Jesús lleva a plenitud: «Yo les digo: amen a sus enemigos».

En primer lugar debemos decir que para los discípulos de Jesús ya no existe esa división entre Israel y los demás pueblos; él es el Salvador del mundo y quiere hacer discípulos a todos los pueblos, como lo afirma San Pablo: «No hay distinción entre judío y griego, pues uno mismo es el Señor de todos, rico para todos los que lo invocan» (Rom 10,12). Esto no lo pudo inventar San Pablo, que había sido formado en el judaísmo; esto lo recibe de Jesús, que enseña: Dios hace salir su sol sobre todos por igual, sin distinción. Jesús exhorta a sus discípulos a amar a sus enemigos, para imitar en esto a Dios, como un hijo imita a su Padre: «Para que sean hijos de su Padre celestial».

La conclusión final de esta ley formulada por Jesús es un mandamiento que incluye todos los otros: «Ustedes sean perfectos como es perfecto su Padre celestial». Para entender la ley de Cristo hay que adoptar la lógica de Dios. Pero esto es posible para el ser humano sólo si lo recibe como un don del mismo Dios. Para esto es necesaria la oración continúa, la meditación asidua de la Palabra de Dios y la participación fiel en la Eucaristía dominical e incluso diaria.

Obispo de Santa Maria de los Ángeles