La estrategia para mejorar el estado del césped del Ester Roa
Desde hacía varios meses que la cancha del Estadio Ester Roa Rebolledo no luce como cuando Lionel Messi jugó por Argentina en la Copa América de 2015 o cuando las promesas del futuro se dieron cita en Collao para animar partidos del Mundial Sub 17 del mismo año.
Fue a fines del año pasado que el césped no pasaba por su mejor momento y la administración del principal recinto deportivo de la Región, alertados por lo que a diario observaban (incluso hasta callampas), buscaron la causa del problema y, por ende, darían con las soluciones antes que el daño fuera irreversible y los obligara, por ejemplo, a cerrar el estadio para hacer una nueva cancha, con el consiguiente efecto del desembolso de cerca de $400 millones.
Para el partido entre UdeC y Wanderers, la cancha no estaba en las mejores condiciones. Los jugadores levantaban arena, restos de pasto y se notaba que los parches instalados en reemplazos de partes dañadas de manera irreversible, aún no tenía su madurez y homogeneidad con el resto del terreno de juego.
Para eso, desde el municipio convocaron a Haldo Prosser, especialista en canchas de pasto natural, quien en enero pasado solicitó a la empresa de inspección técnica TurfChile un estudio sobre el real estado del gramado del Ester Roa.
Los resultados fueron lapidarios: "Es posible concluir que ésta (la cancha) no cumple con lo que se espera de un campo deportivo construida bajo en estándar superior", expresa el informe, agregando que "el grado de conformidad que alcanza con el estándar establecido para una cancha de su nivel, es bajo".
Con el informe en mano, Prosser procedió a atacar a fondo los males de la cancha de uno de los mejores estadios de Chile y Sudamérica. Contratado por siete meses por el municipio penquista, el profesional lleva más de un mes en el reducto trabajando a diario, incluso tras el partido de este domingo entre la UdeC y Wanderers, donde el mismo coordino el tránsito de tractores que limpiaron la cancha, pasadas las 22.30 horas.
"Yo estuve desde que se sembró esta cancha hasta la Copa América. Qué se hizo y qué se hará, lo primero era evaluarla y analizarla en qué estado estaba, por eso se pidió un informe a TurfChile para que analizara y me diera los parámetros de donde parto trabajando hasta lo que tengo que lograr", afirmó Prosser, quien sugirió que el trabajo de recuperación total del césped sería de un año.
"En un año, que es lo que yo creo debe ser, es volver la cancha a sus características principales: una cancha permeable montada sobre arena y que hoy no la tiene, y para eso se necesita tiempo. Mi contrato es por siete meses, pero en ese tiempo tendremos una gran evolución a lo que yo recibí.", precisó.
Ayer, por ejemplo, Prosser recorrió la cancha del estadio penquista en compañía de una máquina que agujera el césped y le permite airearla. Además, se ha encargado de regular los tiempos y cantidades de agua correspondiente al riego de la cancha.
LAS CAUSAS
Factores que incidieron en que el estado del campo de juego decreciera en los últimos meses fue el desarrollo de "thatch", un residuo generado por escasez de limpieza del césped recién cortado (y que huele a podrido), que generó graves problemas de infiltración, compactación y desarrollo radicular, es decir, del crecimiento de la raíz del pasto, según el informe de TurfChile.
Además, los rotores de agua no riegan la cantidad y uniformidad del riego. en otras zonas de la cancha, se detectó humedad, el vivero no era mantenido como si fuera la misma cancha, para efectos de ser usada como parches.
Pero según Prosser, la aparición de hongos fue el principal problema que tuvo el pasto y que fue tratado de urgencia antes de que los agentes se expandieran por todo el campo de juego.
"Acá hubo distintas variedades de hongos, ni siquiera una en específica porque cuando tienes una, se aplica un sólo producto y las atacas. Cuando hay hartas se aplican distintas cantidades y calidades de fungicidas, lo que complica, además, que enero es el mes más complicado como para reparar una cancha por el tema temperatura, que fomenta el desarrollo de hongos", explicó Prosser.
RESPONSABILIDADES
El administrador del Estadio Municipal Ester Roa, Luis Campos, sostuvo que un 10 por ciento de la cancha se encuentra bajo tratamiento. El resto de la cancha, como lo constató este medio, se encuentra en buenas condiciones.
El funcionario municipal no dudó en expresar que "la cancha ha ido decayendo cada vez y es por falta de mantención, de aplicar los productos adecuados, de controlar que se haga bien el trabajo de corte, por ejemplo, para que no se produzca el "thatch", que es el que daña, la hace impermeable y que no pase el fertilizante al subsuelo".
Los problemas acontecen en el periodo que la empresa Giardino tuvo el mandato para mantener el terreno de juego en las mejores condiciones. Dicha firma ya no está en el estadio.
"Nosotros, con el director de Aseo y Ornato, Jorge Silva, permanentemente y por favor pedíamos fertilizantes, está amarillo el pasto, incluso llamamos a un comerciante de fertilizantes y vino a ver la cancha y dijo que le faltó potasio. Un contratista debería saber esto. Cada vez que requeríamos un servicio, era como andar pidiendo por favor. No tengo problema en decirlo porque a mi director le pasó lo mismo", dijo Campos.
"Yo soy el administrador del Estadio Ester Roa y voy a pelear para que las cosas salgan lo mejor posible con respecto al aseo y mantención de la cancha. Para eso me trajo el alcalde (Álvaro Ortiz) y para eso estoy", sostuvo categóricamente Campos.