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"Hablar de profesionalizar a Bomberos da cuenta de una completa ignorancia"

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"Por suerte no pasó mucho por acá. Llegaron las llamas y se perdieron algunas habitaciones y un par de bodegas, pero gracias al rápido trabajo se pudo hacer cortafuegos y evitar que la situación empeorara".

El relato de Miguel Reyes (73) muestra cómo ha debido enfrentar en carne propia las consecuencias de los devastadores incendios que afectaron durante dos semanas al país, y que dejaron cenizas y destrucción por doquier.

Durante la última década, Reyes ha sido el presidente nacional de Bomberos, y pese a que nació en Los Ángeles y se formó en Concepción, parte de sus afectos están en Canencia, a dos kilómetros del centro de Florida, una de las localidades más afectadas por las llamas y donde su familia ha tenido una propiedad por mucho tiempo.

En dicha comuna fue superintendente del Cuerpo de Bomberos por más de dos décadas, antes de ser electo director y luego vicepresidente nacional, para posteriormente asumir como presidente nacional en 2006.

Tras dos semanas de intenso trabajo y coordinación, la máxima autoridad de los bomberos realiza una evaluación de la labor realizada y responde al llamado a dejar atrás el voluntariado, surgido desde algunos sectores. "Fueron jornadas extensas e intensas. Extensas por las zonas que abarcó, ya que uno está acostumbrado a que los incendios en verano ocurren en una zona en particular, como sucede a comienzos de año. Estos megaincendios fueron una sorpresa para el país, que no estaba preparado ante tal magnitud, e implicó un esfuerzo enorme tanto desde el trabajo en tierra como en el aire, con aviones y helicópteros", plantea.

-Desplazamos a cuatro mil voluntarios a las zonas de los incendios, entre quienes pertenecen a las zonas y quienes se trasladaron de otras zonas del país. Todo coordinado por nuestro Sistema Nacional de Operaciones, determinando el envío de voluntarios requeridos en los sectores más afectados. Además, cerca de 1.400 vehículos de Bomberos participaron en labores de extinción del fuego, mil vehículos de los cuerpos de Bomberos de las zonas afectadas y otros 400 provenientes de otras regiones.

-Tenemos dos vehículos que se perdieron, además de otros gastos y pérdidas, como mangueras, uniformes y otros. Pero lo más grave, sin duda, es que tuvimos dos voluntarios fallecidos y cerca de quince lesionados, por distintas circunstancias.

TRABAJO A FUTURO

-Esta situación nos demostró que existe una fragilidad enorme y que se puede volver a repetir en el futuro, lo que significa que se deben tomar medidas de orden administrativo y legislativo, de parte del Gobierno y Parlamento. Además cada institución debe ver cómo mejorar sus mecanismos de trabajo. Nosotros estamos acostumbrados a los incendios estructurales, pero también estamos atentos a la interfase -el espacio entre las casas y los bosques-, lo que fue una complejidad para los voluntarios que venían de zonas sin bosques. Pero nosotros estamos preparados para atacar las llamas, y desde marzo trabajaremos en aquellas situaciones a mejorar.

-Se debe establecer un sistema de autoprotección y una política de Estado en educación sobre medidas de prevención en distintos ámbitos, por ejemplo prevención de accidentes de tránsito. Hay que hacer campañas para que la gente se eduque en estas materias. Vi muchos casos donde casas no se incendiaron por el conocimiento de la gente. Se requiere ese tipo de preparación.

-Muchas intervenciones que se realizan asociando la profesionalización con remuneraciones a bomberos son producto de la ignorancia y desconocimiento de 165 años de un trabajo que ha prestado Bomberos de manera desinteresada, por una decisión de atender las emergencias de manera totalmente voluntaria. Nuestras capacitaciones son muy similares a nuestros pares estadounidenses y europeos, por lo que hacer tal distinción es una ignorancia, desconocimiento y, en algunos casos, mala fe de querer distorsionar el servicio profesional que presta bomberos.

-No por ser pagados se garantiza la eficiencia del servicio, ya que de partida implementar un cuerpo de bomberos pagado debería contar con los suficientes recursos del Estado. Hoy, con fondos estatales se cubre el 85% de los gastos necesarios y el restante 15% se va en pagos a maquinistas, telefonía y secretaría. Nuestro presupuesto este año son $35.500 millones de pesos, similar al de los bomberos de Madrid, España, donde el gasto es a la inversa: 85% en sueldos y 15% en gastos operacionales. Sin embargo, no se garantiza la eficiencia en la entrega del servicio.

-Durante más de siglo y medio, Bomberos ha atendido todo tipo de emergencias con desinterés, pero eficiencia extraordinaria y no por ser remunerados, la eficiencia será similar. Las remuneraciones darán legítimas aspiraciones a buscar acuerdos económicos o ir a huelga, distorsionando completamente el sentido con el que hoy opera la institución.