Florida inicia el camino a la reconstrucción
Florida es una de las doce comunas de la Provincia de Concepción, aledaña a la capital regional y determinada por su geografía rodeada por bosques y animales, además de la agricultura como una de las principales actividades.
Según los reportes oficiales, desde la semana pasadas 25 mil hectáreas ya fueron consumidas por los incendios forestales, un tercio de la superficie total de la comuna. Además, de las cerca de doscientas familias damnificadas en la Región, la mitad están compuestas por floridanos.
Estas cifras permiten dimensionar el impacto que los siniestros han tenido en los 38 sectores que componen Florida. "Tengo más de treinta años en la comuna, hemos pasado varias emergencias, pero esta es la más compleja de todas. Tuvimos pérdidas de viviendas, que son esfuerzo del trabajo, pero hemos recibido mucha ayuda. En algún minuto esto será insuficiente, ya que el campo necesita mucho tiempo en recuperarse", afirma Jorge Roa, alcalde de Florida.
Agrega que "obviaremos las críticas y los malos comentarios. Hicimos todo lo posible para llegar a todos los sectores, pero no nos pidan estar en los 609 kilómetros cuadrados. En tres ocasiones he estado a punto de que se queme mi casa, pero lo más importante son los vecinos. Incluso en más de una oportunidad el fuego nos ha encerrado".
PARTIR DE CERO
Al recorrer el centro de Florida la mezcla es de preocupación constante y voluntarios por todos lados. Si bien las llamas no llegaron al sector urbano, quienes entregan ayuda y trabajan en los catastros confluyen con quienes han sido damnificados.
Silvia Pino, pobladora de la parcela El Naranjo, en Panquehua, a siete kilómetros al norte de Florida, explica lo que ocurrió en su vivienda: "El día miércoles comenzaron las llamas, bien tarde. Lo único que atinamos a hacer fue salir, hasta me quemé un poco de pelo, pero ya estamos bien. Vivo con mi pareja, pero somos tres familias, cerca de doce personas que vivimos juntas".
A sus palabras, cargadas de emoción, se suman las de Juan Hormazábal, poblador de Pichaco Norte, diez kilómetros al sur de Copiulemu, quien explica como el incendio truncó un nuevo emprendimiento: "Cuesta recuperarse de esto, incluso el poder dormir. Perdí todo, mis herramientas y mis cosas. Me da pena ver que todo lo que conseguí lo perdí. Compré 200 plantas de arándanos para comenzar en ese negocio, pero perdí todo, incluso los motores, estanques y mangueras. Ahora estamos viendo qué podemos recuperar, qué nos puede aportar el Gobierno".
Ambos serán beneficiarios del bono de enseres de los ministerios de Vivienda y Desarrollo Social, y explican que su principal preocupación es contar rápidamente con una casa y no dejar atrás el sector que los cobijó durante toda una vida.
"Es tanta la tragedia que nos pasó y no tenemos nada. Hemos recibido mucha ayuda, pero queremos tener un hogar. Hoy tenemos una carpa que nos prestaron, necesitamos una más grande para su hija y sus tres niños. Se nos hace chico para guardar nuestras cosas", dice Silvia Pino.
"Me estoy quedando en la casa de uno de mis hijos en Hualqui. Estoy viniendo todos los días, en el campo me quiero quedar, pero los hijos no me dejan. Me pasaron una carpa y quería quedarme, por mí no me movería porque esa casa era mi vida. La recuperaré para seguir adelante", agrega Juan Hormazábal.
"Le agradezco que cinco ministros ya nos hayan visitado y tomen las decisiones viendo en terreno como está la situación en la comuna. Ya tenemos cerca del 90% de los datos ingresados en los sistemas para poder avanzar en las ayudas. No queremos que las mediaguas sean viviendas definitivas. Esperamos en seis u ocho meses tener las casas definitivas levantadas. Ya se lo pedí a la ministra Saball y así lo acordamos finalmente", señaló el alcalde Roa.
LABORES DE AYUDA
A pocos pasos de la municipalidad, donde funcionarios siguen recibiendo los datos para la ficha Fibe, mecanicismo para acceder a beneficios, está uno de los centros de acopio de la comuna. Cientos de voluntarios aportan en las labores de filtración y separación de alimentos no perecibles y otros enseres.
María Beatriz Moncada es profesora de la escuela básica en Florida y desde el primer momento se sumó a las labores de voluntariado, como una de las encargadas de coordinar el trabajo de acopio de donaciones. Dice que a su familia no le ocurrió nada y que como floridana, "es lo mínimo que podía hacer por mi comuna, es mi deber".
"Lo principal que necesitan, entre otras cosas, son alimento para las aves, mangueras, motores para las punteras, polines, materiales de construcción, harina de kilo, útiles de aseo y máquinas de afeitar. Agua ya tenemos y debemos abocarnos a la reconstrucción de las viviendas, lo que será una labor un poco más larga. Lo de hoy es poder llegar rápido con la ayuda", cuenta, proyectando un futuro complejo, pero alentador.
Mientras el alcalde Roa sostenía un encuentro con los vecinos en el municipio, a propósito de la visita del ministro de Desarrollo Social, Marcos Barraza, una de las víctimas de los incendios alzó la voz para pedir que no se haga borrón y cuenta nueva.
"Que la Presidenta no se olvide de nosotros, que no olvide a Florida", dijo, representando el sentir de los nueve mil floridanos que vieron como el humo de las llamas cubrió por el sol durante diez días.