Han sido muchas las familias que después de los incendios han perdido sus casas, animales y pertenencias.
Frente a estas circunstancias, las personas afectadas están sufriendo distintos síntomas luego de la catástrofe: ansiedad, estrés, altos niveles de insomnio, entre otros; pero el signo que está más presente todavía es el estado de shock.
Según comentó Cristóbal Schilling, psicólogo clínico y director del Centro de Hipnosis Clínica de Chile (CHC), "en primer lugar, los individuos evitan querer ir a sitios donde vivieron la experiencia traumática, en este caso, donde ocurrió el incendio que los afectó".
En este punto, las personas ya no quieren volver al lugar ni tampoco quieren vivir situaciones que se asemejen a ella, porque puede generar altos niveles de angustias o incluso de depresión.
"Las personas que se vieron afectadas por los incendios y ven las noticias en televisión, vuelven a revivir la situación de desolación, lo que podría provocar traumas y ansiedad, porque quedó instalado como una especie de huella en su emocionalidad", explicó el psicólogo.
LA PÉRDIDA DEL HOGAR
Bajo el criterio de Schilling, cuando las personas pierden sus viviendas, como ocurrió estas semanas, esto puede cambiar la personalidad de los afectados. "Se genera inseguridad, debido a que la casa es un espacio de confianza interno para cada individuo. El hogar es un lugar lleno de recuerdos", expresó.
Por lo tanto, según la experiencia del especialista, todos estos signos que representa la casa y que se vienen abajo tras desastres como los incendios, es muy impactante y doloroso. Esto provoca un sensación muy fuerte para aquellas personas que lo viven, porque todos estos elementos mencionados, pueden convertirse en depresión.
De acuerdo al planteamiento de Schilling, son distintas las etapas por las que pasa una persona al momento de una catástrofe donde se puede llegar a perder todo.
"Primero está la negación o el no asumir el proceso. Luego, la depresión o la rabia, es decir, momentos de mucha pena y enojo. Incluso, esto va a provocar algún tipo de conflictos en las comunidades de la persona en la cual está inserto", detalló.
Como último paso está la aceptación, donde la persona debe asumir el proceso por el que está pasando y este punto dependerá de la experiencia y capacidad de rearmarse de cada uno. "Debe llegar al ritmo de normalidad, es decir, volver a la rutina que antes tenía, previa crisis", agregó el experto.
CÓMO EXTERIORIZAR LOS SÍNTOMAS
En el marco de las distintas cooperaciones que se realizan hasta hoy debido a la destrucción que han causado los incendios, un grupo de 2 psiquiatras, 1 psicóloga y 3 médicos residentes de psiquiatría, visitaron Santa Olga y San Ramón, en la Región del Maule, una de las zonas más afectadas.
De acuerdo a lo que explicó Rodrigo Roa, uno de los psiquiatras participantes, el objetivo de este operativo era apoyar emocionalmente a las personas como una medida de intervención temprana, punto esencial en el manejo de crisis.
"En estos casos la gente que lo está pasando mal necesita una respuesta rápida para superar la crisis", explicó.
Según el experto, el temor a que ocurra de nuevo, el insomnio y el cansancio son los signos que más aparecen en ocasiones como esta. "Hay que tener en cuenta, que un síntoma no es lo mismo que un trastorno. Si no se exterioriza, puede derivar en algo más grave", comentó.
Es así, como el conjunto de especialistas trabajó con grupos de personas para que conversaran sobre lo que sentían y pudieran manifestar sus síntomas.
"Los relatos que nacen cuando se trabaja con grupos de afectados, produce un efecto mucho más importante que cuando se hace individualmente. Es por eso que lo hicimos de manera colectiva", afirmó Roa.
Si bien es cierto que algunas personas tienden a ser más contenidas respecto de sus emociones, lo que recomendó el psiquiatra como parte esencial para sanar es llorar. "Es increíble como el llanto provoca un efecto reponedor en la gente. Aunque muchos piensen que llorar está mal, es lo mejor que se puede hacer en estos casos", finalizó.