Incendios: costos versus beneficios
Cualquiera que haya asistido a una primera clase de economía, sin lugar a dudas, aprendió lo que se llama "el problema económico". Esto trata de explicar a lo que dedica la economía.
Si simplificamos lo más posible la definición, llegamos a qué el principal problema a resolver es cómo asignar eficientemente recursos que son escasos a necesidades que se van multiplicando, es decir, son infinitas y que, para complejizar aún más este problema, son jerarquizables, habiendo tantas prioridades en las necesidades como personas existen en las sociedad.
Hay una palabra muy importante en la definición que hace que podamos entender ciertas decisiones que se toman a nivel personal, colectivo, privado y público.
Recuerdo que hace unos años atrás en Santiago, una parte importante de la población se quedó varias horas, e incluso días, sin agua potable dado que la turbiedad producida por lluvias cordilleranas, llevó a que la planta de tratamiento tuviera que parar sus operaciones. Luego, cuando se pudo volver a tratar el agua, al volver a poner presión en la red, se predijeron varias roturas de matrices o cañerías en distintos puntos de la capital, lo que dejó a algunos sectores sin agua por más tiempo aún.
Lo anterior descrito es muy normal que pase al volver a poner presión en las cañerías de concreto, y es muy difícil y caro poder saber dónde va a suceder la rotura, así que solo basta esperar y reparar.
Ante esto uno se podría preguntar: ¿Es posible tener una planta de tratamiento de agua que sea capaz de tratar ese nivel de turbiedad? La respuesta es: Si. Pero gastarse millones de dólares extras para solucionar un problema que sucede cada 10 años, no es eficiente, considerando que ese mayor costo se tendría que trasladar a precio para los clientes.
En este mismo sentido, hemos visto la cantidad de incendios forestales que en los últimos años han azotado al país y, que si bien se producen en la época estival, los efectos y costos económicos son enormes en términos de baja en la productividad, empleo, ingresos, etc. Dado que esto se ha vuelto más dramático en los últimos años y las posibilidades que esto se revierta de alguna manera son escasas, es válido preguntarnos si no es necesario invertir más recursos para atacar este problema y evitar la pérdida de bienestar y recursos de una buena parte de la población.
Creo que la evaluación de la asignación de más recursos debe tener en consideración los cambios en la periodicidad, los costos asociados, las vidas humanas perdidas y todo lo que a largo plazo no vemos. Es hora de ser más eficiente en la asignación de los recursos, que por lo demás, estos últimos años se han hecho aún más escasos, lo que también nos recuerda la importancia del crecimiento económico que no podemos dejar de atender si queremos ir solucionando más de las infinitas necesidades y prioridades que como sociedad queremos satisfacer.