Eran cerca de las 2 de la tarde y María Elisa Sanhueza estaba en su casa de veraneo sirviendo el almuerzo a su familia. Como sus hijos ya estaban de vacaciones, llegaron el sábado y se quedaron algunos días para aprovechar de descansar y pasar un buen rato en familia.
Sabían que en la zona la situación era compleja, así que el sábado pasado viajar para evaluar la situación. "Se ha visto harto humo. Hemos pasado susto, pero qué vamos a hacer. Denante estábamos rodeados de carros con militares que estuvieron haciendo cortafuegos para detener el avance del fuego en caso de que llegue hasta acá", relató la mujer.
Tras salir de la casa a conversar con Diario El Sur, la profesora jubilada, que hace tres años tiene su parcela en el sector de Canencia, Florida, advirtió que el panorama en su sector había cambiado drásticamente en muy poco tiempo. Ante el imprevisto, algunos familiares de María Elisa salieron raudamente en una camioneta a supervisar la zona para conocer de facto cuál era el panorama ante una inminente evacuación.
"No sé qué estará pasando allá al otro lado, estoy bien asustada por eso", manifestó y advirtió que de divisar llamas cerca, tendrían que evacuar la casa junto con los 11 ocupantes que habían en la casa.
Un poco más abajo, en el mismo cerro, Lorenzo Carrasco también se prepara hacer frente al fuego. Lo hace sólo, ya que no vive con nadie más que sus dos perros: Chica y Fiel. Lorenzo es un poco más optimista, pues asegura que debido a la condición del viento, es poco probable que el fuego llegue a su casa ¿y si lo hace? tiene un ingenioso e insólito plan preparado.
"Cavé un hoyo en mi casa donde me esconderé y me taparé para que el humo pase sobre mí y no me haga daño", contó, pero aseguró que no abandonará su casa porque, además, no tiene a dónde ir. Sin profundizar, Carrasco contó que tiene más hermanos, pero que está distanciado de ellos, por lo que tendría que arreglárselas solo para enfrentar la catástrofe.
CUIDAR LA CASA
Con una mezcla miedo y tristeza, Héctor Mellado limpiaba su camión cargado de leña para guardar allí algunas cosas de valor. Entre lágrimas, Mellado relató que esta "es la primera vez que me pasa esto, Más encima estamos solos, nadie ha venido a ayudarnos. Tenemos hartas cositas y nadie viene a ayudarnos, necesitamos mano de obra para que nos ayuden a guardar algunas. Tenemos agüita acumulada lista para apagar el fuego si es necesario".
Mientras el hombre prepara el camión para guardar las cosas de más valor, su hija moja con la manguera la casa y el terreno, convencidos de que cualquier esfuerzo puede marcar la diferencia entre perderlo todo y salvar la casa.
"Ahora voy a ir a dejar a mis hijos y a mi señora a un lugar más seguro pero yo voy a volver para acá a cuidar la casa. Hice un cortafuegos un poco más arriba para cuidar mis parcelas", contó.
Floridano de toda la vida, Mellado es comerciante ambulante vendiendo frutas y verduras en su comuna y desde hace 18 años llegó hasta esa casa después de casarse con su señora. Con ella tuvo tres hijos, los que hoy su prioridad para proteger.
AYUDA DE LA ARMADA
Totalmente opuesta a la situación del comerciante de Florida, Gabriela Reyes venía de hacer unos trámites en Concepción, cuando al llegar a su casa se encontró con una brigada de 40 voluntarios de la Armada de Chile esperando su autorización para trabajar en su terreno y desmalezarlo para así evitar la propagación del fuego hasta la casa.
El comandante Rojas, a cargo del enlace entre la Armada y la Onemi, explicó que su misión "principalmente es despejar las casas, porque la verdad es que la mantención no es muy buena, despejar de todo lo que es maleza y arboledas cercanas en un perímetro de 15 metros, al menos".
Patricio Reyes, hermano y vecino de Gabriela, relató que no es primera vez que les toca ser testigos de una tragedia de este tipo. Cuenta que desde siempre, el viento ha sido el peor enemigo que han tenido a la hora de combatir los incendios.
Para ejemplificar, Reyes contó que el invernadero que tiene cerca de su casa, en la mañana se desplomó producto del fuerte viento que azotó durante todo el día a la comuna. De acuerdo con ello, su hermana precisó que "nosotros llegamos al mediodía de Concepción y ahora (casi tres horas más tarde), el humo se ve más cerca y más negro".
Gabriela es enfermera en una clínica privada de Concepción y desde ayer que no asiste a su trabajo. Eso sí, su ausencia está justificada y su jefa la autorizó a permanecer en su casa cuidando sus pertenencias hasta que la situación mejore para los vecinos de Florida. "Espero poder volver a trabajar la próxima semana y que no pase nada malo", finalizó angustiada la mujer.