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Tecnología y turismo: Los grandes protagonistas de 2017

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Ya entrados en 2017, los distintos mercados han asumido que será un año de desafíos y riesgos, especialmente en cuanto a sus metas de venta, productividad y también, capacidad de innovación.

Este escenario que para muchos se ve poco alentador, sigue ofreciendo importantes oportunidades de crecimiento. Dos de estas, tecnologías de la información (TIC) y turismo, serán los que más demandarán profesionales y técnicos durante este año.

El área de las TIC, seguirá creciendo por múltiples factores y que entre otras destacan: aumento de trabajo independiente, déficit estructural de profesionales especializados y, en especial, la democratización del acceso a la Nube o al Big Data, generarán oportunidades para más de 50 mil profesionales.

Y esto se ve refrendado en cifras de la Asociación Chilena de Empresas de Tecnología de Información (Acti), donde asegura que cada año la escasez de profesionales especializados exclusivamente en estos sectores crece en 6 mil, y ya en el 2019 habrá un déficit total de 18 mil personas, entre ingenieros en ejecución, programadores, expertos en redes, analistas e ingenieros civiles.

En cuanto al turismo, se espera que genere 15 mil empleos sólo en los primeros cuatro meses del año. Las expectativas muestran que el primer semestre y principios del segundo el sector turismo crecerá 25%. Este segmento de la economía se ha destacado por ser un creador permanente de empleo en los últimos 18 meses, impulsado por el alza en el valor del dólar.

Si hablamos del sueldo promedio de un empleado en ambos sectores, llegará a unos $2 millones este año, considerando profesionales con 5 años de experiencia.

Frente a esto, profesionales titulados de Ingeniería Informática, Técnico Informático e Ingeniero en Computación con 4 años de egresados ganan en promedio $1.186.645 y logran 89,4% de empleabilidad. En tanto, para el caso de subgerencia, pueden llegar a ganar hasta $3 millones. Para gerentes de tecnología, los salarios promedio fluctúan entre $4 millones hacia arriba.

Este panorama ofrece un reto a las universidades, las que en la mayoría no están enfocando sus esfuerzos en generar más y mejores profesionales en las áreas que hoy requieren egresados calificados.

Con esto podría generarse un mejor balance estructural en las cargas de trabajo, permitiendo un mercado laboral más sano desde el punto de vista de oferta y demanda.

Transparencia, el gran desafío del mundo inmobiliario

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Todo aquel que se desempeña en el ámbito inmobiliario sabe que los consumidores y las autoridades son cada vez más exigentes con esta industria, incorporando continuos requerimientos y cuyo cumplimiento no depende sólo de ellos, sino que también de la autoridad local o central, de su capacidad de resolución, y de la disposición para resolver los vacíos y dudas que la nueva legislación ha ido dejando.

Si analizamos la necesidad que hoy existe de transparencia y de entregar información veraz, completa y oportuna a los clientes, su cumplimiento debe considerar el dar a conocer las características relevantes del proyecto y del inmueble que se construye y vende, de manera de que la información sea clara, explícita y no induzca a error.

Lo anterior aplica a todos los medios y formatos que la inmobiliaria utilice para ofertar, incluyendo los canales digitales, contratos, y la comunicación entregada a los consumidores por los vendedores y trabajadores de la inmobiliaria, es decir, debe ejecutarse en cada uno de los puntos de contacto existentes entre el cliente y la inmobiliaria, tanto explícita como implícitamente.

Se trata entonces de dar a conocer el producto cuidando de no generar expectativas más allá de lo que se pueda cumplir, ya que es precisamente eso lo que más tarde puede transformarse en un punto de conflicto y donde usualmente los "creí que…" o "pensé que" se transforman en exigencias que la empresa no puede cumplir.

Cuando una inmobiliaria utiliza frases como "cercanía a un futuro proyecto de metro" o "calidad de vida", debe al menos suponer que si el tren subterráneo no llega, aún cuando eso dependa del Gobierno y de la propia empresa Metro, o cuando las vías colapsen, lo más probable es que los compradores residentes se transformen en una comunidad insatisfecha, generando conflictos difíciles o imposibles de resolver por el desarrollador inmobiliario, sobre todo si éste no conoce las razones por las cuales su cliente decidió comprarle una vivienda.

El desafío para el sector, es entonces, tener como propósito fundamental informar siempre al cliente de las condiciones y características esenciales del proyecto y del inmueble que se va a construir y vender, pues ello traerá múltiples beneficios. Primero, obliga al inmobiliario a planificar anticipadamente todas las variables posibles del desarrollo del proyecto, lo que permitirá dar a conocer la información de manera clara, veraz y oportuna.

En el futuro, esto también evitará el lidiar con expectativas y consumidores decepcionados y molestos, mejorando la relación con los clientes y agregando valor a la empresa.

¿Ministerio de Ciencias y Tecnología, o sólo Ministerio de Ciencias?

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A raíz del reciente anuncio realizado por la Presidenta Michelle Bachelet durante la inauguración de la VI versión del Congreso Futuro, donde comprometió la firma y envío del proyecto de ley para la creación de un Ministerio de Ciencias y Tecnología, es necesario analizar ciertos puntos para no confundirse.

Durante su discurso, la mandataria, destacó que en Chile debemos prepararnos para el futuro, analizando los actuales modelos de producción y buscando alternativas que reemplacen la extracción y exportación de materias primas, recalcando que debemos producir valor.

Sin embargo, hoy en la práctica, se quiere entregar este Ministerio de Ciencias y "Tecnologías" a Conicyt, con un enfoque centrado en las ciencias básicas, en vez de ciencias aplicadas e innovación tecnológica. Para salir de la producción de commodities debemos producir conocimiento y aplicarlo, no sirve la investigación pura.

Dado este enfoque del Gobierno, el apellido "Tecnología" (dentro del nombre de este nuevo Ministerio) pasará a ser irrelevante, a pesar de que la industria TI ha demostrado que sí puede sacar a un país de la producción de commodities.

Hasta ahora, el Estado ha disgregado su interés por la industria tecnológica en diferentes ministerios y diversos enfoques. El Ministerio de Transporte, tiene un sesgo hacia la conectividad y su relación con las grandes empresas de telecomunicaciones, por lo que no se involucra en temas diferentes a la cantidad de conexiones a Internet.

El Ministerio de Economía, en cambio, abarca temas tecnológicos y de innovación a través de Corfo, donde se busca impulsar una política de fomento a la innovación tecnológica, la exportación de servicios TI, y potenciar el capital humano.

Por último, el Ministerio de Hacienda y ProChile, aportan fuertemente en potenciar la exportación de servicios tecnológicos.

Sin embargo, ninguno de estos ministerios, logra captar desde la política pública, la esencia de lo que es transformar a Chile en productor de valor; hoy sólo existen políticas que no conversan entre ellas y áreas que no se tocan.

Teníamos la esperanza de que este Ministerio de Ciencias y Tecnología fuera ese lugar, pero dado el actual enfoque, al parecer deberemos seguir esperando.