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Los Temibles Sandovales presenta su plan para popularizar el "Jazz gitano"

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Serán 10 días de movimiento y ritmo con "Jazz gitano" y epicentro en Concepción, primero, para luego proyectarse en Rancagua y Santiago. Esto gracias al primer Festival Django Chile organizado en conjunto por músicos locales con la colaboración de colegas santiaguinos, con la idea de crear un encuentro que apostar por la interregionalidad y descentralización.

Luego de participar en el Festival Django Argentina 2016, varios músicos de este subgénero, entre ellos integrantes de Los Temibles Sandovales, La Golosa Orquesta y De Perilla, decidieron ponerse las pilas y realizar su propio festival de "Jazz manouche", como se conoce, en recuerdo de uno de sus principales exponentes: Django Reinhardt.

Pese a no contar con aportes financieros, pero sí con gestión, el encuentro en la zona tendrá la presencia de músicos de gran nivel, como los guitarristas argentinos Ricardo Pellicán y Federico Félix, y la banda colombiana Moilo, organizadora del Festival Django Colombia. De marca nacional estarán Los Temibles Sandovales, De Perilla, Sebastián Aravena, Pato Pianola y Panchito Hot Club.

En la primera cita del festival programada mañana de manera gratuita, a las 18 horas, en el Anfiteatro de San Pedro de la Paz, están confirmados los siguientes artistas: Sebastián Aravena, más las bandas De Perilla y Los Temibles Sandovales.

EL PODER DE LA GESTIÓN

Apostar por un festival de esta envergadura, que se va a extender hasta el 22 de enero próximo, no es fácil. Esto, considerando que no existen los recursos. Ahí está, justamente, el poder de la autogestión de estos músicos, que esperan reunir en las tres instancias del festival (Concepción-Rancagua-Santiago) cerca de 20 mil personas.

"En Concepción pretendemos que el festival se instale como un evento importante dentro de la agenda cultural y que se realice al menos una vez al año (...) Que la gente reconozca a qué nos referimos como Jazz Gitano, que conozca un poco de la historia del estilo, de los exponentes actuales y sepa que en Concepción no solo se hace muy buen rock, sino que también hay exponentes locales de nivel internacional en otros estilos", señaló Pablo Vidal de los Sandovales, y uno de los organizadores del evento (ver recuadro).

En el mundo, cuenta, existen incontables festivales de este estilo, incluso en Chile. Sin embargo, lo esencial para este grupo de músicos es crear, a través del Festival Django Chile, una organización colaborativa entre las bandas que cultivan este sonido. La idea siempre es llevarlo a regiones distintas de la metropolitana. "Ahí radica la importancia de instaurarlo, ya desde su primera versión, como un evento periódico en Concepción, para luego poder sacarlo desde acá a otras regiones", enfatizaron.

TOCAR Y TOCAR

Una de las ayudas fundamentales vino de la corporación cultural sampedrina, que les dio la oportunidad de dar la partida oficial en el escenario natural de la comuna.

De carácter itinerante, las sedes del encuentro serán variadas y responden a los lugares donde siempre se ha dado cabida a esta música, que en Concepción tiene numerosos adeptos. Casa de Salud, El Averno, Mal Paso, Bar Callejón y Chame's (Tomé) serán los lugares de encuentro, donde el jueves 19, viernes 20, sábado 21 y domingo 22 de enero habrá presentaciones simultáneas y gratuitas, incluida una clínica de guitarra con Ricardo Pellicán.

"Creemos que la mejor opción para llegar a mayor cantidad de gente, siendo una organización nueva, era con esta modalidad itinerante, que no depende de una fecha específica para su éxito. Así, podremos mostrar el festival y nuestra música a la mayor cantidad de gente", finalizaron.

"Concepción en 100 palabras" con deudas

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Desde que el conductor Vicente García Huidobro apareció en el escenario, la tarde del miércoles, en la jornada de premiación de la quinta versión del concurso "Concepción en 100 palabras"; pareciera que en El Foro las cosas fueron jugando en contra y no a favor del fluir ameno apreciado de versiones de premiaciones pasadas.

Y, aunque en ello los propios participantes no demostraron las salidas posiblemente esperadas por García Huidobro -el mismo de años pasados- se le vio más lejano y menos conectado con la vibra de otras veces. Demostración que las ceremonias, de la naturaleza que sean, tienen imprevistos, de expresiones y momentos que la experiencia deber manejar más natural.

La voz conductora del maestro de ceremonia se sintió medio sin alma. Como cumpliendo con una labor que, desde su discurso, no alcanzó a salvarse con expresiones como "me encanta venir para acá" o "espero esto todos los años". Por lo demás, sacadas del mismo libreto de otros años.

La pregunta que cabe es ¿esperar esto para qué? Acá no se trata de justificarle a la producción el pago de honorarios, porque si la organización del concurso literario tiene la delicadeza de preparar muy bien los engranajes de la jornada, ésta no tiene por qué ser réplica o estereotipada en las formas de tallas, conversaciones o calidez.

Creemos, un detalle para analizar en la próxima versión, la ceremonia del 2018, cosa de sentir que el hombre verdaderamente se conecta y hace calzar los elementos de la puesta en escena de manera verosímil, y no mal actuada.

LA LECTURA Y LA MÚSICA

Ya lo anotamos en las páginas de este matutino hace un par de días. Entendiendo que acá están los elementos como para musicalizar y "dramatizar" los textos de los 8 cuentos finalistas -muy bien ilustrados por artistas regionales- ¿qué lleva a la producción tener a una actriz santiaguina -Francisca Lewin- para "leer" los cuentos?

Y fue así como se evidenció en esta ceremonia 2017 de un concurso que desde lo literario (el texto) proyecta bien su línea fundante: construir una realidad histórica, a partir de un discurso escrito desde la calle (esa "acera" que refirió Carmen García, directora de la fundación Plagio).

Todo lo anterior se perdió en un gesto y un texto de Francisca Lewin, cuando no supo pronunciar bien la calle Orompello, transformándola en "Orompelo" (dicho en "La Botota", el ganador).

Claramente, no fue un error voluntario de Lewin, sino que involuntario venido desde el "desconocimiento" o la confusión del momento en vivo (se notó nerviosa y con falta de escenario masivo). Pero fue un error textual que no debe ser, y frente al cual se asume que contar con profesionales del Biobío debe y tiene que ser una opción en el apartado de las dramatizaciones/lectoras.

Lo de Pedro Piedra, muy bien. Al contrario de su par dramático, se sintió claro y cómodo con el viaje propuesto desde la ambientación de una jornada -8 cuentos- que deben asumir la descentralización en la reunión final.