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Orden del refrigerador es aliado de una alimentación sana

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La relevancia de comer más sano es algo de lo que cada vez más personas toman consciencia y para lograrlo, muchas veces, es necesario cambiar de hábitos. Pero, lo cierto es que puede ser más fácil de lo que la mayoría cree y las acciones pueden comenzar desde un aparato fundamental para la conservación de los alimentos: el refrigerador.

La correcta elección de los productos que se almacenarán es una de las claves para mejorar los estilos de vida y alimentación, considerando que comer sano es también conservar los alimentos en buen estado.

Sobre esto, la cocinera Connie Achurra dice que primero hay que considerar los infaltables en este electrodoméstico que, en su caso, son los huevos, aceituna, queso, verduras, frutas y agua filtrada.

Desde allí, aclara que a las sandías, melones, berries y frutos rojos como arándanos y frambuesas, es recomendable dejarlos refrigerados. Por otro lado, la lechuga es una de las verduras que menos dura fuera del refrigerador, por lo que aconseja lavarla, sacarle el tallo y guardarla en un pote o bolsa plástica.

El plátano, en tanto, no se recomienda refrigerarlo, sino que mantenerlo a temperatura ambiente para mantener tanto su color como su gusto y aroma.

ORGANIZACIÓN

El orden es otro factor fundamental a la hora de almacenar los alimentos en el refrigerador. De hecho, tener los alimentos bien organizados y saber dónde están puede incluso significar un ahorro de dinero, pues muchas veces el desorden implica que los alimentos se olviden y terminen en el tacho de la basura. En ese sentido, Achurra cuenta que su secreto es tener las frutas y verduras listas para servir en el refrigerador, dispuestas en pequeñas porciones.

Evitar la contaminación cruzada es otro aspecto que se debe considerar a la hora de organizar el refrigerador. En ese sentido, la nutricionista Paulie Olguín, conocida en Instagram como @nutrilifepaulie, afirma que "la idea es que en toda la parte superior vayan todos los lácteos o jugos, es decir lo más perecible. Lo que nunca se debe mezclar es algo crudo con algo cocido. Los huevos se desinfectan con un poco de detergente y siempre deben ir en sus bandejitas, por ningún motivo poner otro alimento al lado, siempre van solos".

ALMACENAR POR SEPARADO

En la parte del medio del congelador del refrigerador, agrega, deben ir los pescados, mariscos o carnes. "También hay que procurar nunca mezclar lo crudo con lo caliente. Por ejemplo, no podemos dejar la carne que dejamos descongelando para hacer el otro día y al lado poner fruta. Donde dejamos los yogur pueden ir los alimentos que tenemos preparados, pero siempre en recipientes", añade.

De hecho, el almacenamiento en recipientes o bolsas cerradas es fundamental tanto para evitar la contaminación cruzada como también prevenir la mezcla de olores.

Por último, Paulie Olguín aclara que la carne descongelada en el refrigerador no se conserva más de 24 horas y si durante la noche se bajó del congelador, al otro día es necesario cocinarla. Ésta, en su opinión, es una medida de seguridad alimentaria, pues si bien puede que no se eche a perder, su consumo también podría traer consecuencias negativas.

Saberse con sobrepeso disminuye las ganas de hacer ejercicio

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Uno de los propósitos que más se repiten en Año Nuevo es bajar de peso y llevar una vida más saludable, pero esto no es fácil debido a la fuerza de voluntad que demanda el comenzar a ejercitarse tras una temporada de sedentarismo. Esta conducta, según el Instituto Nacional de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y Renales de EE. UU. (NIDDK), se debe a que al tener más peso las personas se sienten menos "móviles", por lo que el ejercicio cuesta más, dada la alteración de los receptores de dopamina, lo que químicamente provoca desmotivación.

"Distintas investigaciones han asociado los defectos en la vía de la señalización de la dopamina con la obesidad, pero la mayoría se han centrado en el mecanismo de recompensa, es decir, en cómo se sienten los animales cuando consumen diferentes tipos de comida. Pero en nuestro nuevo trabajo hemos partido de una posibilidad más simple: la dopamina es crítica para el movimiento, y la obesidad está asociada con una falta de movimiento. Entonces, ¿pueden los problemas en la señalización de la dopamina explicar por sí solos la inactividad?", explicó el director del estudio, Alexxai V. Kravitz.

el experimento

Para evaluar esta hipótesis, los autores alimentaron a un grupo de ratones con una dieta estándar y otra rica en grasas a lo largo de 18 semanas.

Después de poco más de una semana, los animales "cebados" con la dieta hipercalórica ya tenían un peso corporal muy superior al de sus pares con una alimentación normal.

Al cabo de un mes, los sobrealimentados redujeron su actividad física de una forma muy notable y, de moverse, lo hacían de forma muy lenta.

En consecuencia, es fácil suponer que la ganancia de peso se acompañó de una disminución de la movilidad. El problema es que, como muestran los resultados, la reducción de la movilidad tuvo lugar antes de que los ratones ganaran la mayor parte del peso, lo que sugiere que "el exceso de peso no fue responsable para la disminución del movimiento".

dopamina

Con este resultado, los autores analizaron a nivel químico el ánimo de los ratones, descubriendo que los inactivos presentaban un déficit del receptor D2 de la dopamina, es decir, la hormona de la felicidad y la motivación.

"Es probable que también haya factores implicados, pero el déficit en el receptor D2 es suficiente para explicar la falta de movilidad", señaló la investigadora Danielle Friend.

Para averiguar si esta deficiencia en los receptores está directamente asociada a la ganancia de peso, los investigadores utilizaron ratones genéticamente manipulados con el mismo defecto en el receptor D2 de la dopamina, a los que cebaron con una dieta rica en grasas.

Ahí observaron que, a pesar de su falta de actividad física, los animales no engordaron de una manera más notoria por la sobrealimentación, lo que sugiere que la ganancia de peso tuvo lugar una vez los ratones se movían menos.

voluntad

"En muchas ocasiones se invoca a la fuerza de voluntad como una vía para modificar el comportamiento. Pero si no entendemos las bases físicas subyacentes para dicho comportamiento, es difícil asegurar que esta fuera de voluntad podrá por sí sola resolver el problema. Si podemos descifrar las causas fisiológicas que explican por qué la gente con obesidad es menos activa, también podríamos reducir parte del estigma que deben afrontar", concluyó Kravitz.