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Demasiadas señales

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Probablemente para los índices de longevidad que muestran los países desarrollados, el cantante George Michael, se murió muy luego, y con él una porción de la realidad que me ha tocado vivir, en este caso la musical.

Reflexionando con " Monkey " de fondo, repaso cómo se ha ido la vida, cómo se ido gastando ese capital inaprensible e incomprensible que algún día me regalaron, y la música que escucho me recuerda que con el cantante una suerte de entorno sensible se va, se fuga en medio de la desazón a alguna parte o quizás a la nada, y como en tantas otras despedidas ésta también se convierten en mi mente en signos de interrogación. Con los devaneos musicales y temporales que surgen de la canción "Kissing a fool ", me doy cuenta que lo que se va es mi tiempo y los que se despiden son mis coetáneos en el tiempo, aquellos que respiraron cuando yo también respiraba, todos en algún momento respirábamos, con aquellos que ya se fueron mirábamos los mismos instantes del sol, la luna y las estrellas, y también con ese cantante, en la antípodas por cierto, pero en una lejanía relativa que al fin y al cabo nos juntaba en este planeta esférico, y en el mismo tiempo.

Somos polvo en el tiempo decía otra canción de mis años mozos, y claro, somos polvo en el tiempo y también polvo de estrellas, unas partículas infinitesimales de materia que se despiertan a la conciencia en algún lugar del tiempo, para darse cuenta a los pocos años que el juego un día se acaba, pero antes de que ello ocurra se reciben señales para que te prepares, eso me dice la canción "Hard Day" ahora.

En realidad uno nunca se muere solo; se muere con muchos otros que te van dejando señales en el camino, en el medioambiente, para decirte que te prepares y que el decorado de todo estas escenas que observaste y escuchaste se empiezan a desmontar. Con la muerte de cada uno de ellos, familiares, amigos, conocidos, figuras de tu tiempo se muere algo dentro del ser, y tu mente empieza a sospechar que quizás es tiempo de cosecha para otra generación.

Tengo la sensación que los pocos escritos que he realizado son eso, pocos escritos, quizás haya que dejar más huella, al fin y al cabo ese parece ser un acto de rebeldía ante el tiempo que insiste en seguir adelante, como un tren loco que en algún momento descarrilará, es sabido que algunos se la juegan por una posibilidad de escape generando una huella gigante, un relieve indeleble destinado a dialogar con el futuro, una suerte de inmortalidad precaria, eso hizo este cantante griego que ahora canta "A last request".

Termino estas reflexiones sobre mi tiempo intentando visualizar alguna señal positiva que tranquilice mi mente, intento ver algo en el camino, reconocer alguna figura en la lejanía, porque comienzo a incomodarme, sospechando que el camino tiene demasiadas señales para estar tranquilo.

Incendios forestales y áreas urbanas

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Con motivo de los lamentables acontecimientos que afectaron recientemente a Valparaíso, a causa de un incendio forestal que destruyó viviendas en esta ciudad, el alcalde propuso la idea de deforestar los eucaliptus de los cerros y cambiarlos por vegetación nativa, aduciendo que serían muy inflamables.

Respecto a esta "solución", vale la pena recordar que los incendios afectan a todo tipo de bosque por igual, y que especies productivas como el eucaliptus no son muy distintas a la vegetación nativa.

El promedio de superficies vegetacionales incendiadas en los últimos 20 años es de 52.900 hectáreas anuales, donde el 71% corresponde a bosques y vegetación nativos.

La gravedad similar de incendios en cualquier tipo de especie ha sido destacada por varios expertos en los medios de prensa nacionales en los últimos días, así como por el mismo ministro de Agricultura en televisión, y por el director de la Corporación Nacional Forestal (Conaf) ante la Comisión de Agricultura del Senado.

Las medidas para enfrentar incendios de interfaz son múltiples, y no contribuye estigmatizar sin fundamento especies productivas, lo que sí contribuye a deprimir la actividad económica local.

Es bueno recordar también que en la gran mayoría de los casos no son los bosques los que llegan a las áreas urbanas, sino éstas las que se extienden con poco o ningún control hacia zonas boscosas.

La generación de franjas de protección de interfaz y la fiscalización rigurosa para evitar las construcciones en áreas de riesgo sí son medidas efectivas, que sí han sido probadas en países con situaciones similares, y donde el rol municipal es clave.

Prevención de riesgos de accidentes y enfermedades profesionales

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La Región del Biobío tiene 800 mil trabajadores, que representan un 9% de la fuerza laboral del país. La tasa de accidentabilidad en el último año fue de 3,7% y un total de 180 mil 36 accidentes, siendo en la Región las áreas más afectadas construcción, transporte, pesca, minería y servicios.

Los accidentes más llamativos ocurridos en el último tiempo, han sido caídas desde edificios en construcción, accidentes mortales en el área pesca por intoxicaciones de elementos químicos, accidentes por colisiones en vehículos de transporte de trabajadores, exposición a productos cancerígenos como el asbesto y también algunas actividades ilegales de extracción del carbón, en las cuales se han generado muchos accidentes en el último tiempo.

Las Mutualidades están haciendo esfuerzos para apoyar la gestión preventiva en las empresas de Región, pero hay algunas -en especial las Pequeñas y Medianas- que no tienen asesores de prevención o las Mutualidades no alcanzan a cubrir, haciendo que en muchas de ellas no se cumpla con las disposiciones mínimas de seguridad.

Como principio general la causalidad de los accidentes del trabajo y las enfermedades profesionales nacen de la gestión productiva del proceso, por lo tanto, la responsabilidad de gestionar los riesgos de los procesos es la propia empresa. A pesar de que las opiniones de los trabajadores apuntan a la falta de seguridad en las organizaciones, resulta vital reforzar la cultura del autocuidado.

Las condiciones de seguridad en las empresas, también se ven afectadas cuando las condiciones económicas del país decrecen, lo que les obliga a bajar costos de producción y muchas veces las acciones de prevención se reducen, afectando la seguridad de los procesos y las personas.

El Estado de Chile, de acuerdo a compromisos establecidos este año, estableció metas de siniestralidad laboral, incluidas la Política Nacional de Seguridad y Salud en el trabajo, donde se encuentra: reducir la tasa de accidentabilidad de un 3,7% en el 2015 a un 3% en el 2020; reducir la tasa de mortalidad de un 4,4 el 2015 a un 2,5 el 2020; y reducir la tasa de accidentes de trayecto de 1,09% en el 2015 a un 0,8% el 2020.

Debemos todos aunar los esfuerzos para cumplir con estas metas para beneficio del país.