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Fuegos artificiales de uso doméstico: todos implican riesgo de quemaduras

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Los shows pirotécnicos sin dudas caracterizan la celebración del Año Nuevo en todo el mundo. Luces, destellos y explosiones que encantan a grandes y chicos, quienes en muchos casos no sólo los disfrutan en los eventos organizados en las ciudades, sino que también en los ambientes más íntimos de la mano de artefactos como chispitas, estrellitas, petardos, virutillas o bengalas.

El punto, sin embargo, es que todos estos productos conllevan riesgos, como la posibilidad de generar incendios en viviendas y otros inmuebles. No obstante, es el daño a la integridad física el que más vale la pena considerar, pues su uso podría dejar una huella imborrable, tanto a nivel físico, como también emocional y psicológico.

Es que durante esta época del año los artefactos pirotécnicos de uso doméstico son los principales responsables de las quemaduras, lesiones que no sólo afectan enormemente al paciente, sino que a todo su entorno, afirma Carla Rodríguez Ponce, jefa de la Oficina Concepción de Coaniquem y monitora de prevención.

Es por esto que, tal como sucede desde hace 22 años, la fundación impulsa durante diciembre su campaña "Alto al Fuego", promoviendo la no adquisición ni uso de este tipo de elementos que, aunque están prohibidos por la ley 19.680, que regula la venta, compra y uso de fuegos artificiales domésticos, y que se promulgó el 2000, no han desaparecido ni tampoco las personas que quieran adquirirlos.

PELIGRO LATENTE

Rodríguez sostiene que la legislación vigente ha generado una disminución considerable en los casos de lesionados producto del uso doméstico de los juegos pirotécnicos, y de 77 en el 2000 a nivel nacional, el 2015 se notificaron seis, uno menos que el año anterior.

Pero, aunque las cifras son alentadoras, destaca que "el anhelo es que no haya ningún niño quemado. Ese es el principal motivo de nuestra campaña".

Apunta que cuando este tipo de accidentes ocurren, en la mayoría de los casos afecta más a los observadores que a quien manipula. De hecho, el balance de la campaña "Alto al Fuego" 2015 reveló que de los seis lesionados (niños de entre 6 y 14 años) uno manipulaba y cinco observaban.

Respecto a las partes del cuerpo donde el peligro de la herida es más latente, puntualiza que las principales involucradas son las manos y otras zonas expuestas como la cara, cuello o extremidades; todas las que son consideradas como graves.

Justamente, la localización es uno de los factores que incide a la hora de evaluar la gravedad de una quemadura. "Las zonas de flexión y genital también son graves", añade.

La extensión es otro criterio para definir la importancia del compromiso generado. Explica que el porcentaje del cuerpo quemado se hace en relación al tamaño de la palma de la mano con los dedos extendidos, que corresponde al 1%.

"La profundidad es otro factor para considerar gravedad y dependiendo de las capas que sean afectadas se considera grado 1, 2 o 3. Este último es cuando afectan zonas u órganos vitales", comenta.

Considerando lo expuesto, la monitora de prevención recalca que "todos los artefactos pirotécnicos conllevan riesgo de quemaduras en mayor o menor grado, por lo que las que se pueden producir son variadas en su gravedad y consecuencias", enfatizando que el principal llamado es a ser responsables, no comprar ni usar fuegos artificiales, ni mucho menos dejar que los niños los manipulen, promoviendo así la celebración de unas fiestas seguras, donde no haya desgracias que lamentar.

Shows pirotécnicos pueden dañar la audición

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Junto con el brindis y los abrazos, los grandes espectáculos pirotécnicos en las ciudades son parte de las tradiciones de Año Nuevo. Es por eso que son muchos los que esperan esta noche y se preparan para tener una vista que les permita disfrutar completamente el show.

No obstante, la mejor ubicación podría traducirse en daño auditivo, que en el peor de los casos llega a ser permanente y muestra su efecto en la salud en el largo plazo, explica el fonoaudiólogo Luis Ortega, responsable de Calidad, Formación y Audiología de Gaes Chile. "Una fuerte detonación, superior a 120 decibeles, puede causarnos un trauma acústico que puede derivar en serios daños en nuestro oído", aclara.

UMBRAL DEL DOLOR

Precisamente, el sonido de los fuegos artificiales alcanza entre 130 y 140 decibeles, intensidades que la Organización Mundial de la Salud considera perjudiciales ante un evento único. Es por esta razón que el fonoaudiólogo destaca que los fuegos artificiales se encuentran en el umbral máximo soportable para los oídos, también llamado umbral del dolor acústico, explicando que "un concierto de rock oscila entre los 90 y los 130 decibeles. En el primer caso puede escucharse hasta ocho horas seguidas, pero los 130 decibeles, no deberían escucharse por más de cuatro minutos".

Sin embargo, los show pirotécnicos en algunos casos se prolongan por al menos 20 minutos, siendo los adultos mayores y los niños la principal población de riesgo, apunta el profesional. Sobre los pequeños explica que esto es porque sus oídos son más frágiles e inestables.

Tener conciencia sobre los posibles daños es fundamental para que la noche de Año Nuevo no se transforme en el inicio de una complicación, existiendo medidas preventivas que contribuyen a esto y que son detalladas por el profesional (ver recuadro).