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El obituario del pop suma nuevas leyendas

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En 1959, con Elvis temporalmente retirado de los escenario, un accidente aéreo segó la vida de Ritchie Valens, The Big Bopper y Buddy Holly. Ese mismo año, Chuck Berry fue procesado por un delito sexual.

La rebeldía adolescente de posguerra iba perdiendo su inocencia entre los estertores de un rock & roll que agonizaba con el ocaso de sus ídolos.

Diez años más tarde, la siguiente camada se inflamó con el paroxismo de Woodstock y vio extinguirse la llama con la fundación del Club de los 27. Brian Jones († 1969), Janis Joplin († 1970), Hendrix († 1970) y Jim Morrison († 1971), estrellas fugaces desintegradas por la atmósfera impetuosa de una juventud que trazaba caminos para hacer del mundo algo propio y diferente.

Los que vivieron el fervor de los años 50 y 60 han escrito páginas de la historia oficial y narrado sus propias leyendas. Ejercieron su legítimo derecho a transformar el mundo y hasta consiguieron su propio Nobel.

EN CADA GENERACIÓN

El río de la historia sigue fluyendo, y nuevos relatos ensanchan la huella de sus héroes. Porque cada generación necesita ser representada por sus propios íconos, y los que he nombrado arriba ya firmaron indeleble su acuerdo de inmortalidad.

Ahora nuevas estrellas pueblan ese firmamento. George Martin († 2016), el quinto Beatle, testimonio superviviente de los convulsos 60's, que ayudó a definir el sonido del rock a secas: sin roll, pero con psicodelia. Más adelante, Keith Emerson y Greg Lake († 2016) quedan en un espacio de más certidumbres en la música que en la historia. Ambos agentes de un rock que quiso ir más allá de sus límites, madurar con sus audiencias y aspirar a la categoría de Arte como estrategia para enfrentar la vorágine de una metamorfosis nueva e inminente.

Los libros nos cuentan cómo los movimientos sociales de los 70 hacia atrás construyeron el presente. Pero lo que ocurrió en adelante es territorio por colonizar, habitado por visiones, anhelos y valores diferentes que también respondían a una realidad diferente. Hablamos de las X, Y, Z.

NUEVOS HÉROES

De este modo, el sentido de la palabra "generación" se expandió a la par que la globalización derribaba las barreras de la distancia y el tiempo, diluía las fronteras y diversificaba los matices. Cada vez más cerca de sentirnos uno solo; cada vez más diferentes unos de otros. Llegaron los computadores, los sintetizadores, el cassette doméstico, la TV masiva y el videoclip.

La crónica de ese pasado reciente sigue en borrador, como queriendo perfilar nuevos héroes. David Bowie, Prince y George Michael († 2016) forman una constelación por sí mismos.

Quizás logren que este año sea recordado como un nuevo quiebre histórico, traza de una generación deshinibida que se reconcilió con la ambigüedad y se apropió sin miramientos de todo lo que se le pusiera en frente. Vibró con la música de masas sin discutir su autenticidad ni negar trascendencia al "pecado" de ser comercial, sendas falacias de sus predecesores.

Es, finalmente, la era del Pop la que en estos días asiste al ocaso de sus propios ídolos. Y por eso, un minuto de silencio se hace necesario.