Uno de los aspectos más destacables en el discurso y hablar de Simonetta Rossi es la claridad con que expresa conceptos e ideas en torno a la artes visuales.
Lo anterior cabe también para las 15 obras de 16 artistas de distinta naturaleza y formato, que integran la exposición "Las réplicas del arte". Ella las comenta con palabras, que se alejan desde esa abstracción tan presente en catálogos o en los propios creadores que, incluso, alejan al espectador de cualquier lectura posible.
Abierta hasta el 11 de diciembre, ésta debe ser una de las muestras más interesantes de este año, que ya termina en la Pinacoteca UdeC (Sala CAP). Un recorrido obligado, emotivo y presencial para quienes buscan respuesta en torno a la gran pregunta que plantea la curadora con residencia en Concepción hace 16 años: ¿cuáles han sido algunas de las respuestas de artistas chilenos frente a lo tectónico y lo telúrico?
"Son entendidos como energías poderosas provenientes del interior de la tierra, de milenaria y primigenia conformación natural, en constante movimiento, que engloban múltiples intensidades expresadas indistintamente en terremotos, aluviones, erupciones volcánicas y maremotos, entre otros acontecimientos", dice la encargada de esta exposición que comenzó a tomar forma hace unos 3 años, cuando Simonetta inicia el proceso de investigación.
Allí, entre lo tectónico y telúrico aludido aparece la réplica, una palabra que -dice la curadora- tiene varios significados. "Por una parte, alude a temblores de menor magnitud que acontecen después de haber sobrevenido un terremoto más poderoso. Su ocurrencia puede durar días o años hasta que la actividad sísmica vuelva a tornarse 'normal' para el área en cuestión", señala en relación a lo que podemos definir como en un plano formal.
Pero la réplica también alude a la obra artística, que reproduce un original con exactitud. "Por último, expresa el acto de replicar, que es la respuesta o también el propio argumento con el cual se replica algo", alude Rossi, historiadora del arte y comunicadora formada en la U. de Chile y UdeC.
MOVER EL AMBIENTE
¿Qué se busca frente a una propuesta artística, sea de naturalezas tan distinta como teatro, cine o artes visuales como ahora?
Pasarlo bien, enganchar. También verse provocado, tal como planteara el teórico Arnold Hauser. En este caso, salir del confort resulta todo un descubrimiento.
Apenas se ingresa a la exhibición, previamente señalada con una guía telúrica, el espectador se ve enfrentado a una serie de operaciones que integran un recorrido de registros, dibujo, recolección, catastro, pintura, colocación, amarre y teñido desarrolladas por los artistas en estas obras.
Se dan cita la fotografía, la pintura, instalaciones, video, dibujos, piezas textiles, performance y grabado. Expresiones y formas creativas que nos trasladan al más íntimo recuerdo de sensaciones pasadas, presentes y futuras. Por supuesto, los miedos al misterio de la naturaleza que actúa sin aviso y deja una estela de largo aliento.
Es el desastre desde el cual emerge la obra de artistas locales como Guillermo Moscoso, Nicolás Sáez y Par D Patoz o nacionales como Fernando Prats y Nemesio Antúnez (con apuestas de la colección de la Pinacoteca).
En resumen, 8 artistas que operan en/desde Concepción, 6 nacionales y dos creadores chilenos que residen y trabajan en España y Alemania (Prats y la sorprendente Sandra Vásquez de la Horra). Interpretan, desde sus puntos de vistas, estos fenómenos, su arraigo cultural e impacto social.
- De la mano de ciertos autores contemporáneos que han teorizado el tema. Veo la exposición como un espacio de encuentro entre la obra y el espectador, que permite numerosos ensayos discursivos, que no son únicos ni verdaderos, sino propuestas posibles.
- Considerando aquello, este diálogo en "Las réplicas del arte" se plantea entre estos fenómenos naturales y las obras de los artistas, entre cada una de las obras expuestas, entre obras y espectadores, quienes son los que las activan.
- Sin duda, una experiencia poderosa, desde todos los sentidos. Se han dado preguntas y estímulos, junto a indiferencia en otros casos. Las visitas proponen contextualizar las obras, gatillar preguntas, no dar por verdadera una única lectura. Pero el espectador es el encargado de hacerse las preguntas necesarias, relacionar las obras con su experiencia, y pensar lo que quiera, pero pensar.
- La de Nury González. Las líneas son grietas en estas cajas-cuadros creadas naturalmente con la lenta caída de los elementos (ceniza y tierra) que aleatoriamente componen fisuras y socavones. Isidora Correa cruza transversalmente el país -de Cordillera a mar- recolectando piedras que dan cuenta de su diversidad física, que extrapola en su instalación al contraste de recursos naturales y geopolíticos de Chile. También el dibujo de Sandra Vásquez de La Horra plasma una potente iconografía originalísima, oscura, mítica, misteriosa, de talante americano, colmada de provocadoras asociaciones atemporales.