Falta de colágeno puede afectar la movilidad de una persona
Combatir la flacidez y las arrugas son, probablemente, las bondades más conocidas del colágeno. Y es que, precisamente, parte de sus funciones es dar elasticidad a la piel, además de favorecer el crecimiento del pelo y las uñas. Por lo mismo no suena extraño ni es un error asociar a esta proteína a temáticas de belleza. No obstante, lo cierto es que su impacto llega mucho más lejos.
Así lo afirma Belén Canessa, nutricionista del Centro Equilibrio Funcional, quien detalla que parte de sus múltiples funciones es formar parte de la estructura de tejidos, órganos, cartílagos, huesos, tendones y ligamentos; aportando firmeza y actuando como principal sostén de éstas. "Además tiene antihipertensivos y anabólicos, mejora la recuperación post ejercicio", agrega.
Otra de las características del colágeno es que es una de las proteínas más abundantes del organismo, sin embargo, el paso del tiempo tiene un efecto sobre ésta y disminuye su producción. "A partir de los 25 años edad, factores medioambientales y alimenticios inciden en la producción de colágeno por las células del tejido conjuntivo, principalmente los fibroblastos, los que disminuyen su función y como consecuencia comienza a disminuir el colágeno del organismo", explica. A los anteriores elementos que afectan la producción de colágeno, la nutricionista suma los cambios hormonales, exposición al sol y el consumo de drogas, alcohol, tabaco, alimentos procesados, azúcar blanca y aceites hidrogenados.
POTENCIAR
PRODUCCIÓN
Considerando el importante rol que el colágeno cumple en el organismo es que no tener la cantidad suficiente de éste en los tejidos puede producir flacidez de la piel y debilitamiento de músculos, articulaciones y ligamentos, cuenta la profesional. "También disminuye la densidad ósea del hueso, el cartílago se vuelve más delgado y más débil, lo que afecta la función de amortiguación que cumple en las articulaciones", destaca.
Parte de las consecuencias de esta menor producción de colágeno es que la movilidad normal de una persona se puede ver afectada y esto podría tener gran impacto en quienes se ejercitan físicamente o son deportistas.
Lo importante a tener en cuenta es que es posible contribuir a la producción de esta proteína mediante la alimentación (ver recuadro).
También está la opción de consumir productos en base a éste, los que se encuentran en diversos formatos como polvo o cápsulas. Sobre esto, Canessa, destaca que el "colágeno hidrolizado, compuesto por aminoácidos, péptidos y polipéptidos, ha demostrado tener una serie de beneficios, sobre todo por la nutrición del cartílago".
Seguir este camino dependerá de la necesidad de la persona y su programa de alimentación. En ese sentido, plantea que quienes siguen una dieta vegetariana o vegana son quienes deberían consumir colágeno, debido a que tendrían una ingesta casi nula de éste a través de la alimentación, pues los precursores del colágeno se encuentran en alimentos de origen animal.
Pero si hay una etapa vital donde su consumo podría volverse esencial es la vejez, asevera, ya que la producción endógena de éste estaría disminuida en un 60%. "Lo recomendable sería comenzar a consumirlo a edades más tempranas, para así prevenir las consecuencias negativas mencionadas", finaliza.