En recuerdo de Nico
"Tía, ayer fui a ver al Nico. Me costó encontrarlo." Ya pasó un mes desde que asesinaron a nuestro alumno Nicolás.
Desde marzo que estoy trabajando como profesora en un colegio en Coronel, en una institución consolidada, con ganas de que sus alumnos salgan adelante y se olviden de esta desesperanza aprendida tan arraigada en ellos. A pesar de estas buenas intenciones, la tarea de educar desde el corazón, con el foco puesto en ellos como protagonistas de su aprendizaje se hace difícil.
Estamos en una sociedad violenta y esa violencia está muy presente en mis alumnos. Peleas, amenazas de muerte, agresión verbal, bulling y drogas, esa es la realidad de muchos adolescentes de nuestra región, y sin duda alguna, los medios de comunicación se hacen cargo de la onda expansiva. Y no se trata de de episodios aislados, se trata de una forma de vida, una manera de relacionarse y validarse que también opera en nuestros patios y salas de clases.
La situación social de muchos jóvenes los lleva a educarse en las calles, lejos de valores como el respeto y la lealtad. Y es por esto que el colegio ocupa un rol tan relevante en los sectores más estigmatizados de la sociedad. Nuestros alumnos encuentran en sus colegios un espacio (a veces único) para desarrollar habilidades, cultivar valores y adquirir conocimientos que le servirán para desarrollarse académicamente. Pero sobre todo debiera ser un espacio que los acoja y crea en ellos y en su capacidad de romper paradigmas. Es ahí donde estamos fallando, no estamos apostando por nuestros jóvenes, no estamos destacando sus habilidades y sobre todo no logramos encantarlos con un futuro mejorado. La muerte de mi estudiante es responsabilidad de todos los que estamos en educación, no fuimos competentes.
Sin embargo, solo en mi colegio, tengo 515 oportunidades de romper un ciclo de violencia y desesperanza, de apostar todas mis fichas para construir un nuevo futuro para ellos y para nosotros como sociedad. Es una cosa de acción y actitud, las palabras y las buenas intenciones no alcanzan. Yo me estoy haciendo cargo, ayudándolos a desarrollar sus habilidades, creyendo en ellos y sobre todo, mostrándoles que es posible.