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El productor que trabajó con Soda Stereo y Gustavo Cerati

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Con una dinámica actividad, donde invitó alumnos a pasar al escenario, el ingeniero en sonido argentino Eduardo Bergallo, dio inicio ayer a su charla sobre "El arte de la mezcla", en el auditorio del Duoc UC.

Tocando temas sobre la evolución de la música y sus distintas interpretaciones, el productor llegó a la zona invitado por la carrera de Técnico en Sonido de esta casa de estudios. Allí dio algunos consejos sobre el "mapa" que deben seguir para lograr una buena mezcla o pista. Desde su perspectiva son claves el ritmo, la melodía, la armonía, la letra y el gancho. "Cada elemento se puede entender por sí solo o en conjunto, dependiendo de la interpretación que le den los oyentes", dijo.

AÑOS CON SODA STEREO

Bergallo, quien se ha desempeñado principalmente como ingeniero en sonido, aunque incursionando como productor musical de distintas bandas latinoamericanas; aún recuerda el ofrecimiento de Soda Stero para formar parte de su staff entre 1990 y 1997. Pero luego de la disolución del grupo, siguió trabajando con Cerati y Zeta Bosio como solistas.

"Con Soda trabajé más bien como ingeniero, fue con la banda que empecé. Aprendí mucho con ellos, sobre todo con Cerati, quien era el cerebro detrás de todo esto. Esa banda me sirvió de ejemplo para aprender a producir a alguien y, obviamente, producir un disco", comenta, quien también suma experiencias con artistas como Mercedes Sosa, Shakira, Juana Molina, Lucybell y Nicole.

- Tuvimos una relación profesional hasta el final, siempre atravesando distintas cosas de exploración, nuevos equipos, géneros musicales. Los discos de Gustavo se fueron mutando un poco, rockero al principio, después rock/pop, y luego más electrónico y experimental. Tengo mucho agradecimiento de haber sido parte de eso, estuvo buenísimo.

- Gustavo tenía muy claro que es lo que quería, aunque en su cabeza no tenía la formación técnica de trabajar en una consola, que es lo que hace un ingeniero. Pero se ponía a probar cosas hasta que encontraba lo que quería. Nos llevábamos bien. Era un tipo muy inquieto, dispuesto a pasar el tiempo que sea para lograr lo que quería. Muy obsesivo, para bien (...) Era un tipo cabezón (risas).

- Fueron unos tipos que se animaron a mostrar una estética en el escenario, distinto a lo que estaba pasando en ese momento. Fue muy importante, porque si bien la estética del rock inglés o americano existía, Gustavo siempre tuvo la visión de que con la fonética argentina trataría de amigarse con la fonética del rock inglés. Entonces el uso de determinadas palabras hacia que fuera más suave la transición del idioma (del inglés al español). Eso los ha dejado muy bien musicalmente, y no todos lo pudieron hacer. Ellos como grupo se propusieron como meta cada vez dar un show más impresionante que el anterior. Muchas veces a costas de perder dinero, pero querían llevar un buen espectáculo a su público.

- Ahí pasó algo muy raro, que es que la gente ya tenía 40 años y los había visto en su juventud. Pero también ellos fueron con sus hijos, y los chicos vieron un espectáculo que estaba bueno. En Argentina todo esto fue muy importante. El DVD que hicieron fue el más vendido en mi país.

- No veo mucha evolución positiva. Me parece que no hay una valoración a la labor del músico como instrumentista: en el pasado cuanto más tocaba un músico había una competencia sana entre ellos. Estaban mucho tiempo tocando, solos y también con sus bandas. Todo para dar un show increíble, y eso ya no lo veo.

- Lo que busco siempre, es que pueda mostrar lo que tiene de la mejor manera. Poder guiarlos a través del proceso de grabación de un disco. Que muestren lo mejor de sí y no auto encubriéndose.

Fabulosos Cadillacs hizo cantar a la familia local

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Cuando había pasado media hora, y los abucheos del público se hacían sentir en La Tortuga, se inició el show del regreso a la zona de Los Fabulosos Cadillacs.

La banda argentina apareció en el coliseo deportivo de Talcahuano, a las 20.30 horas, para felicidad de los presentes, un público familiar que desde ese momento sintonizaron con los aplausos.

Después de una larga ausencia en la zona (2009), el recinto se transformó en un anfiteatro dividido en cuatro áreas: tribuna, cancha general, platea baja y cancha VIP. En su máxima capacidad, 5 mil personas, fueron el coro de la jornada musical que se extendió hasta las 22.40 horas.

Tal como habían prometido los argentinos, el concierto se proyectó en un ambiente totalmente familiar.

Luciéndose con la participación de Florian Capello en la guitarra (hijo de Vicentico) y Astor Cianciarulo en batería (hijo de Flavio), los Cadillacs protagonizaron un show que estuvo a la altura en repertorio y sonido de sala.

EMPATIZAR CON LA GENTE

Un público adulto/joven cantó al unísono cada tema presentado por la banda, especialmente, los clásicos de hace dos décadas.

Vicentico se dio el tiempo para interactuar con los presentes, generando cercanía a través de gestos que realizaba y el público debía seguir.

Además de proyectar una buena acústica, el recinto se iluminó con tres pantallas LED sobre el escenario. La central mantuvo dibujos didácticos y mostró a los presentes, mientras la de los extremos exhibieron el concierto en blanco y negro.

La banda con bases en el ska, no olvido tocar clásicos como "Mal bicho", "Siguiendo la Luna" y "Matador". Pero también, Vicentico hizo un alto a la música, para contar la historia tras las nuevas 14 canciones del último trabajo "La Salvación de Solo y Juan".

La obra de tres actos, que cuenta sobre la vida de los hermanos Clementi, fue recibida de la mejor forma posible: las canciones se escucharon. Un adelanto de lo que será el show del Festival de Viña del Mar en febrero próximo.