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Desafíos para una nueva etapa de gobierno municipal

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Un profesor, en la universidad, nos hablaba del "Síndrome de Alicia", como aquella ausencia de objetivos que no nos permitía, al final, tener logros. Él aludía al momento en que Alicia, perdida en el país de las maravillas, se encontraba con el gato de Cheshire. Ella, angustiada, le pedía ayuda y orientación acerca de qué camino elegir. El gato le pregunta "¿Adónde vas?", ella responde "No lo sé", a lo que el gato concluye "Si no sabes a dónde vas, cualquier camino te sirve".

Recientemente hemos culminado el ejercicio democrático que permitió elegir a alcaldes y concejales. Aun cuando es el 6 de diciembre el momento en que los nuevos ediles asumirán sus funciones, podemos escuchar ya en la prensa las declaraciones de los alcaldes electos manifestando sus intenciones de reforma a la gestión de sus antecesores. Este momento de nuevos aires y cambios, de renovación o de reinicio es una estupenda oportunidad para repasar qué es lo que como país podemos pedirle a nuestros alcaldes en las temáticas de prevención y cuidado de la infancia.

La preocupación por el bienestar de niños y niñas de nuestro país debe ser parte de un enfoque territorial de política pública. Según la encuesta Casen 2015, el 69,8% de los hogares en situación de pobreza cuentan con niños menores de 17 años, en comparación con sólo el 45,1% de los hogares no pobres. La pobreza tiene cara de niño y nos demanda decisiones que tomen en cuenta sus necesidades y carencias.

La Fundación San Carlos de Maipo propuso en mayo de 2016 22 medidas por la infancia, que creemos pueden servir a las nuevas autoridades territoriales como guía para implementar en los años que vienen. Entre ellas podemos encontrar la necesidad de construir redes comunales que apoyen en la reducción de factores de riesgo de deserción escolar; la eliminación de microbasurales que generan entornos degradados y que afectan la construcción de la buena convivencia, el deporte y la recreación de la comunidad; el aumento de la calidad y competencias de técnicos y profesionales que trabajan en salas cuna o que están al cuidado de la primera infancia.

Los cuatro años que vienen pueden ser un paso adelante en la conformación de un país que se preocupa de fondo y seriamente por sus niños y niñas, es responsabilidad de todos que así sea.

Voluntariado gerencial: Liderazgo con alma

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Al hablar de voluntariado corporativo como una de las prácticas más reconocidas de la RSE, solemos fijar nuestra atención en las comunidades que reciben ayuda o en los colaboradores que son parte de estas acciones, donando parte de su tiempo en beneficio de otros.

Entendemos el voluntariado como un modelo de participación, en el cual las compañías ofrecen a sus equipos la posibilidad de contribuir a la construcción de un mundo más sostenible, justo y solidario, mediante iniciativas en las que también participa la comunidad local. Para que esta práctica sea constante en el tiempo y coherente con la cultura empresarial, necesariamente requiere del compromiso y la convicción de un actor que muchas veces pasa desapercibido en la visibilidad que otorgamos a estas acciones: el líder corporativo.

Es aquí donde surge una tendencia que cada vez adquiere mayor fuerza en las compañías y a la que diversos expertos han denominado "Voluntariado Gerencial". En términos simples, ella significa un involucramiento total de los líderes con las políticas de apoyo a la comunidad, lo que constituye un cambio de paradigma muy importante en la implementación de programas de voluntariado en las empresas, pues agrega una mirada estratégica a la RSE que apunta a concebir estas iniciativas como parte esencial de la filosofía corporativa y no como acciones aisladas.

Esta visión que nace desde el liderazgo implica pensar en resultados a largo plazo, alineados con un modelo sustentable de negocios que también aporte a la sociedad, con iniciativas que estén en sintonía con la cultura interna de la empresa y que contribuyan a generar beneficios para todas las partes involucradas: comunidades, colaboradores y la propia compañía.

Cuando esto sucede y los miembros de la empresa son testigos de la participación y del compromiso de sus líderes con las acciones de RSE, se genera un rol ejemplificador que transforma a los directivos en aliados claves y en compañeros de ruta en esta labor común, lo que fortalece el sentido de equipo y de colaboración entre todos.

En ese momento es cuando el "Voluntariado Gerencial" genera un círculo virtuoso con efectos positivos tanto para la compañía, como para la propia gestión de sus líderes. Entre ellos se pueden mencionar que fomenta el desarrollo de habilidades blandas, aumenta la capacidad de comunicación interna, desarrolla la creatividad y el liderazgo, mejora la red de relaciones laborales, permite descubrir nuevas potencialidades en la organización, robustece el vínculo de ésta con la comunidad donde se encuentra inserta, refuerza el posicionamiento de la empresa como un actor socialmente responsable y sobre todo, otorga un sentido profundo al trabajo, que entusiasma y compromete.

Liderar con el alma significa estar dispuesto a ir más allá de los resultados económicos, es incorporar una dimensión más humana y una actitud de servicio hacia los demás como fuerza movilizadora de cada equipo de trabajo. Los invito a ser parte de este movimiento donde al compartir no sólo ayudamos a generar un mundo mejor, sino que también, cada uno de nosotros se desarrolla y se realiza como un actor comprometido con el progreso de cada miembro de la sociedad.