Harry Potter y el Niño Maldito: flojo regreso al mundo mágico
Nueve años después de la aparición del último ejemplar de la saga creada por J.K. Rowling, el mago más famoso de la historia regresa a las librerías locales.
Esta vez bajo el nombre de "Harry Potter y el niño maldito", transcripción del texto/guión original de la obra de teatro que se estrenó a principios de este año en Londres, con un gran respaldo de la crítica especializada.
Por obvio que suene, el texto posee las características propias de un guión. Se compone en casi su totalidad por los diálogos de los personajes, con algunas acotaciones, que permiten contextualizar en dónde ocurre la acción. Por lo mismo, difícilmente podemos juzgar este material del punto de vista literario.
La historia transcurre 22 años después del último libro de la saga original, con un Harry Potter convertido en padre de tres hijos y con un importante trabajo en el Ministerio de la Magia.
Sin embargo, el principal protagonista de esta aventura es su hijo Albus, quien tiene problemas lidiando con el legado de su apellido. Esto, sumado a su incipiente amistad con Scorpius, hijo del rival de Harry, Draco Malfoy, llevarán al chico a tomar decisiones que pueden poner en peligro la era de paz que atraviesa el mundo mágico.
ESTO PROMETÍA
Lo más rescatable que podemos desprender de esta obra es la exploración de la vida de adultos de algunos de los principales personajes. Rowling logra rescatar la esencia de los protagonistas, y nos volvemos a sentir inmersos dentro de ese mundo de fantasía, al menos durante el primer y segundo acto. Luego es cuando comienzan los gravísimos problemas.
Y es que en esta obra de teatro la autora toma la extraña decisión de retomar uno de los aspectos más complejos de la saga original: los viajes en el tiempo. Luego de una pequeña exploración de este tema en el tercer libro ("El Prisionero de Azkaban"), Rowling abandonó la idea de jugar con el tiempo, debido a que podría traer disonancias a un relato, que siempre se caracterizó por poseer pocas incongruencias.
Lamentablemente, lo anterior es justo lo que ocurre con "El niño maldito". La trama en un principio es prometedora, pero con el correr de los actos se transforma en un desorden, repleto de situaciones en extremo convenientes para resolver los "problemas" que los personajes van enfrentando.
Y aquí llegamos al peor aspecto del guión: el principal villano. Resulta tan poco creíble y falto de contexto, que en ningún momento logra transmitir esa sensación de némesis que Voldemort generaba durante toda la saga original.
"Harry Potter y el niño maldito" probablemente debe ser mucho más efectiva en su puesta en escena, con actores que logren sustentar la confusa trama, y quizás agregarle algo más de emotividad al relato. Esto, sin embargo, no ocurre en ninguna parte de este texto.