Un bonito auto, una gran casa y la acumulación de bienes materiales. Para muchos, los anteriores son los factores que definen o reflejan el nivel de comodidad y felicidad del que goza un individuo o familia, sin embargo, no son los determinantes del bienestar social.
"Con mucho o poco material, uno se siente bien cuando está a gusto con lo que hace y se siente realizado, y cuando además es capaz de construir colectivamente con la gente cercana, la familia, las amistades, el trabajo o la comunidad", afirmó el español Tomás Villasante, doctor en Sociología, apuntando que es por eso que la clave del bienestar social es que las personas se sientan protagonistas de alcanzarlo, siendo la participación ciudadana la herramienta fundamental. "La participación, que es un evento relacional entre distintos individuos, contribuye a que cada uno pueda tener un papel más digno en su propia vida o en la colectiva", puntualizó el profesor emérito de la Universidad Complutense de Madrid, quien visitó Concepción invitado por la Universidad de las Américas en el marco de su Programa de Intervención Comunitaria.
Junto con dar clases magistrales, a estudiantes, académicos y profesionales, el experto participó en un conversatorio con dirigentes sociales y vecinos de una sede en Talcahuano. Y es que sus conocimientos y experiencias lo han convencido de que la participación ciudadana es determinante en el desarrollo comunitario, por lo que uno de sus objetivos es promover este rol activo, temática de la que sabe como estudioso y activista de algunos movimientos sociales, e impulsor de procesos de democracia participativa en distintos países. Es autor de muchos libros sobre movimientos sociales, urbanismo y ecología, metodologías y participación, y tejidos sociales y redes; y cofundador del Observatorio Internacional de Ciudadanía y Medio Ambiente (Cimas).
COLABORACIÓN
Para entender la trascendencia de la participación ciudadana se debe tener claro que es algo que va mucho más allá de un sistema electoral. "La participación ciudadana se ha centrado, hasta la fecha, sobre todo en la cuestión de los representantes, ya sea en juntas vecinales, partidos políticos o gobiernos locales, sin embargo por ahí no hemos avanzado mucho. En general es una línea de democracia electoral muy buena, porque en los países donde hemos tenido dictaduras, como Chile o España, superan la dictadura o el autoritarismo. Pero eso no garantiza la construcción colectiva, objetivo de la participación ciudadana", planteó.
Por el contrario, la base de la participación ciudadana tiene que ver con lo que sucede al interior de los grupos pequeños para luego ir expandiéndose a otras instancias; es decir las redes al interior de una comunidad y la forma en que éstas se conectan. "En la medida que los pequeños grupos de relaciones más cercanas funcionan o crecen en sí mismos, la comunidad también se beneficia. Es decir que si el equipo de fútbol se lleva bien con la parroquia y ésta a su vez se lleva bien con la junta de vecinos, que mantiene una buena relación con el colegio y ellos se llevan bien con los jóvenes que se dedican a pintar graffitis, se van generando redes y entramados de confianza (o de desconfianza). Si estas relaciones son positivas y constructivas, colectivamente, la gente encuentra que su calidad de vida es mejor", explicó.
Y es que la participación social es fundamental para conocer cuáles son las problemáticas comunes entre vecinos y definir posibles soluciones, y también delimita cuáles son las posibilidades de involucrarse en la toma de decisiones que impactarán en la comunidad, aclaró.
Es por lo mismo que el doctor Villasante destacó que a la hora de promover la participación, las diferencias ideológicas se deben poner a un lado y es el bien común el que debe primar. Por su parte, instancias como juntas vecinales o municipios no sólo deben propiciar un rol activo en los ciudadanos, también estar abiertos a implementar las propuestas. "Los presupuestos participativos deberían avanzar por ahí, al igual que los planes de barrio", dijo.
-Son absolutamente necesarios, porque representan a una parte de la comunidad, pero no a toda, ya que ésta tiene muchas facetas. Entonces, por eso es fundamental la participación ciudadana, ésta sin dudas tiene que incluir a los dirigentes sociales, pero yendo más allá de ellos. Con todos los grupos de una sociedad, los adultos, jóvenes, adultos mayores, actores culturales y deportivos; en todos los mapeos de actividades de un barrio aparecen 20 o 30 de éstas, no sólo una o dos.
Por eso, la base es primero vincularse entre estos grupos en las comunidades, ir desde los pequeños a una articulación a escala de barrio, luego a los municipios y así ir avanzando hacia arriba.
MOTOR DE CAMBIO
"Un plan de barrio que ha sido construido por universidades, técnicos municipales, dirigentes vecinales y otros habitantes de la comunidad, puede tener un efecto multiplicador en la propia comunidad. Esto podría cambiar lo que hay ahora, una apatía y un desánimo porque los sistemas donde trabajan sólo los municipios, sólo universidades, sólo ONG's o sólo dirigentes, cada uno por su lado, no consiguen resolver las problemáticas", aseguró.
-Yo creo que sí. En España la participación ciudadana de la mano de las tomas de las plazas o protestas por las mareas, los movimientos sociales en general del año 2011 hasta acá, han producido un cambio sustancial en toda la política del país. Lo mismo ha ocurrido en otras partes del Mediterráneo como Grecia y en muchas otras naciones del mundo, como los movimientos sociales juveniles y laborales que hay en Chile, los que sin dudas, de una forma más soterrada y que no siempre es recogida del todo por la prensa, están produciendo una incidencia grande en la parte de toma de decisiones políticas.
-Son la punta del iceberg, es lo que ya no aguanta más y explota. Pero la sociedad, por debajo del agua está acumulando. Por eso, el camino debe ser generar instancias para que salgan a flote estos elementos que están bajo el agua, mucho antes de que exploten, en un tránsito más civilizado y consensuado. Ahí es donde se vuelve clave el trabajo articulado con el municipio, universidades, ONG's y distintos actores que pueden ayudar a dar apoyo a estas expresiones ocultas. En cambio, si no hay cauce de participación ciudadana, acabarán explotando. Es por eso que lo mejor es dar la oportunidad para que la gente se pueda expresar y se reconcilie con la toma de decisiones.