Familia y Pedagogía de la Misericordia
Este año Jubilar de la Misericordia, que está próximo a concluir el 20 de noviembre de 2016, el Santo Padre Francisco nos invitó a redescubrir y hacer fecunda la misericordia de Dios, para dar consuelo a los hombres de nuestro tiempo, sin olvidar que Dios perdona todo y siempre.
He recogido estas palabras del Papa Francisco ya que el perdón, y la reconciliación es un camino que se recorre y aprende primeramente al interior de la familia.
Esta institución natural, la familia, es el espacio primero de la "humanización" del hombre y sobre ella se funda y edifica la sociedad.
Dos son los ejes que pueden describir la familia como sujeto social: Ad intra, la familia es capaz de construir un hogar donde la expresión de la vida familiar sea "acogida cordial, encuentro y diálogo, disponibilidad desinteresada, servicio generoso y solidaridad profunda". Todos sabemos que las relaciones familiares presentan dificultades a medida que se va desarrollando cada miembro que la compone. La relación de los esposos cambia cuando llega el primer hijo, cambia cuando los hijos crecen y cuando se presentan en la vida las dificultades de todo orden. Son inevitables las discusiones, los desencuentros, la angustia y en muchos casos el abandono. Aquí este mensaje de la misericordia: debemos aprender a perdonarnos al interior de la familia. El perdón de los esposos ante las faltas de atención, de caridad, de amor; el perdón de los hijos a los padres ante la incomprensión y falta de atención; el perdón incondicional de los padres a los hijos. Si esta experiencia de perdón y encuentro no se ha experimentado al interior de la vida familiar, no podrá ser expresión de reconciliación en las relaciones sociales y mucho menos en los momentos de reencuentro con Jesús.
El segundo eje: Ad extra, como la expresión de un quehacer propio hacia fuera de sí misma. Como exigencia irrenunciable de su condición de fundamento de la sociedad, le corresponde también la tarea específica de actuar y tomar parte, como familia y en cuanto familia, en la vida de la sociedad. Es preciso que la familia sea consciente de esa misión y que sepa defenderla como derecho tanto teórica como prácticamente, considerando un adecuado asesoramiento por parte de los Centros de Orientación Familiar y las asociaciones dedicadas a ello.
Para ayudar a las familias a que cumplan con su misión en la vida social, el Papa Francisco invita en Amoris laetitia (n.5) no solo a las familias cristianas,… "a valorar los dones del matrimonio y de la familia, y a sostener un amor fuerte y lleno de valores como la generosidad, el compromiso, la fidelidad o la paciencia, con ello a ser signos de misericordia y cercanía allí donde la vida familiar no se realiza perfectamente o no se desarrolla con paz y gozo..."
Debemos recordar a las autoridades públicas -políticos y legisladores- han de respetar y promover la verdad y los derechos de la familia.
La familia está llamada a ser comunidad humanizadora y educativa al servicio de la civilización del amor, mediante el ejercicio de la caridad y las obras de misericordia, tanto en su propio seno como en la sociedad.
¡Vivamos la Alegría de la Familia!