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Los argumentos de los senadores del Biobío

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"Aquí veo una gran contradicción. Los campeones de la gradualidad, la oposición, siempre critican a quienes se equivocaron con el Transantiago, porque había que hacerlo de manera gradual. Y piden gradualidad en todo: en la economía, en las libertades civiles, en el gasto fiscal, en materia valórica. Pero en esto, nos ponen el argumento que hay que tenerlo todo de inmediato; no hay gradualidad. Y la oposición ahora se pone al frente del todo o nada y ofrece el voto en contra de un elemento tan esencial como la elección de los intendentes.

¿Y cuál es el tema de fondo? La partidocracia. El primer temor es el de los partidos de la Nueva Mayoría, que se reparten entre tres las quince intendencias. Y por consiguiente no tienen que competir con nadie. Y como hay elección de senadores en la mitad de Chile en 2017, hay algunos que sacan las cuentas y dicen que si hay también votación para intendentes, habrá un factor distinto y puede generar incidencias.

Soy partidario de elegir los intendentes ahora, porque la historia de Chile y el mundo señala que el poder jamás se cede, sino que se conquista. Nadie cede poder si no es a través de una batalla. Prefiero buscar con la ciudadanía elegir mis quince intendentes y marchar junto con ellos a Santiago a pedir más facultades. Los intendentes, que hasta ahora han reprimido las marchas y han ejercido la ley del orden, una vez electos tendrán la tarea ética, moral, política y social de encabezar la lucha por más facultades.

Prefiero una lucha política y social de verdaderas y reales facultades con un intendente electo encabezando el parlamento regional: en mi región, cuatro senadores, 12 diputados. Ese parlamento regional liderado por el intendente y encabezado por la ciudadanía, exigiendo a Santiago, al centralismo, a la monarquía presidencial, facultades reales.

No todos están dispuestos a que las regiones realmente se autonomicen. Y está el fantasma del federalismo, que ha recorrido América. Pero América sigue próspera con elecciones de gobernadores populares y directas".

"Cuando la gente quiera pavimentar una calle en Yungay, va a tener que seguir yendo a hablar con el Ministerio de Obras Públicas en Santiago. Lo que estamos haciendo es vender una ilusión, debido a que la gente en regiones tiene la esperanza de que con esto van a poder cumplir sus expectativas. Este proyecto es una gran mentira para las regiones, porque el gobernador regional no va a tener atribuciones para poder solucionar los problemas.

Se dijo que no nos preocupáramos, porque se iba a aprobar el proyecto de traspaso de competencias. Efectivamente en la comisión discutieron de manera paralela ambos proyectos, para poder llegar a un acuerdo, pero resulta que esos son títulos vacíos, ya que no se están traspasando los servicios para que se puedan ejecutar y llevar a cabo las competencias.

Nosotros no queremos una lluvia de traspasos de servicios, entendemos que se debe hacer de forma paulatina y progresiva. Pero acá no es ninguna de las cosas, no es nada. Le vamos a decir al gobernador regional que tiene la competencia del desarrollo social, pero no tiene las herramientas para poder implementar eso. Y va a tener que pedirle a la otra autoridad (el delegado presidencial), que va a estar nombrado por el Presidente y por consiguiente obedecerá a los mismos criterios que el actual intendente, que lleve adelante las políticas públicas.

¿Ustedes me dicen que esto va a llevar el desarrollo a las regiones? Eso no es cierto. Esto lo que provocará es un tironeo y competencia de liderazgos. Y lo que vamos a lograr es entrampar el desarrollo de las regiones.

Lo encuentro triste para quienes vemos con desesperanza que Santiago crece y crece y las regiones se empobrecen. Detrás de esto lo que hay es un proyecto mal implementado, porque no existe la voluntad política de una descentralización real. Es sólo la elección de una autoridad política que no va a traer desarrollo a las regiones y, por el contrario, las va a estancar".

"Los ciudadanos en las regiones no quieren necesariamente que exista una pega política más. Lo que la gente quiere es una autoridad que tenga la capacidad de resolver sus problemas en el territorio y no que tenga que ir de rodillas todos los meses a la Dirección de Presupuestos, a la Subdere, al Ministerio del Interior, a pedir facultades, fondos o designación de funcionarios. La gente quiere que en regiones se puedan resolver los problemas.

No es posible que se pretenda radicalizar las posiciones entre los que están a favor de la regionalización y los que no lo están. Y lo digo con mucha preocupación: hoy no estamos votando ninguna transferencia de competencias. Este proyecto de reforma constitucional lo único que hace es establecer que la autoridad regional se va a elegir con un 40% de los votos y adicionalmente que se creará un delegado presidencial.

El Gobierno lo que debió haber hecho es haber acelerado el proceso de transferencia de competencias y no llegar tarde con este.

Soy partidario de una descentralización, pero de verdad. Porque el populismo está tocando la puerta. Y es más fácil hoy aprobar esto y sacar un aplauso, pero estoy dispuesto a pagar los costos, porque yo quiero regionalización de verdad. Le pido al Gobierno que avancemos en aquello. Por ejemplo, no se contempla nada sobre un trámite que hoy los consejeros regionales e intendentes sufren en sus regiones. Porque cuando un Consejo Regional aprueba un proyecto del Fondo Nacional de Desarrollo Regional (Fndr), para que éste sea ejecutado pasa un promedio de cinco meses y diez días entre su aprobación, la creación de la asignación presupuestaria en la Subdere, la visación de la Dirección de Presupuestos y la toma de razón de la Contraloría General de la República en el nivel nacional. Y de eso, nada se dice".

"¿Este gobernador regional va a ser la máxima autoridad de la región? Si uno lee el proyecto se da cuenta que claramente no es así, puesto que como dice expresamente, es el delegado presidencial quien tendrá la conducción, coordinación y fiscalización de todos los servicios públicos relacionados con los ministerios, que son los que importan a una región que funciona.

El proyecto dice que el gobernador regional va a coordinar, fiscalizar, los servicios que nacen de una región o se relacionen con ésta. Pero estos todavía no existen y ni siquiera existe un proyecto que los tenga en discusión.

Por lo tanto, vamos a tener una autoridad fuerte, un delegado presidencial con una serie de funciones y un gobernador elegido por la ciudadanía, sin facultades. Y eso lleva al conflicto. El gobernador lo que va a tener que hacer es movilizar a la ciudadanía. Rodear La Moneda, como dice el senador Navarro. ¿Es sano que nosotros estemos realizando una reforma constitucional para eso?

Aquí no estamos avanzando en el proceso de regionalización o descentralización, sino que estamos incubando un conflicto por una reforma constitucional mal hecha. Y peor aún, cuando existen los votos y la voluntad política para hacer verdaderamente un camino de construcción de gobiernos regionales robustos.

Cuando la gente se dé cuenta que no va a elegir a un intendente, lo que se genera es frustración y en muchos casos indignación. Cuando la gente se dé cuenta que no estará eligiendo a la máxima autoridad de la región, sin duda el desapego y la mirada desdorosa hacia lo que es el trabajo del Senado y la Cámara de Diputados va a aumentar considerablemente".