Dejando de lado los complejos factores psicológicos, está de más decir que el embarazo es una de las etapas más intensas que experimenta una mujer en toda su vida.
Y es que los cambios fisiológicos y sobre todo hormonales de los que es blanco por cuarenta semanas muchas veces son tan determinantes que modifican su biología de manera permanente. Es por ello que, acorde a un ideal, la gestación debiese realizarse en un ambiente en el que muchos factores estén controlados, porque también existe una directa salud entre la salud materna y del bebé que viene en camino. Esto significa, entonces, que para contar con individuos sanos no sólo se debería pensar en salud desde el momento de su nacimiento, sino también desde su concepción e incluso antes.
La experiencia del doctor Enrique Guzmán Gutiérrez, académico investigador de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad San Sebastián de Concepción, de alguna forma, le ha llevado a establecer estas condiciones. Tecnólogo médico y doctor en Ciencias Biológicas, mención Ciencias Fisiológicas, de la Pontificia Universidad Católica de Chile y en Biología Molecular, mención Fisiología y Neurociencias, de la Universidad de Sevilla (España) viajó recientemente a Dublín (Irlanda) a presentar su estudio "Expresión del mRNA de transportadores de hormona tiroidea y deiodinasas alterados en placenta proveniente de embarazos con diabetes mellitus gestacional", problemática de salud que estudia hace tres años casi de manera exclusiva.
"El niño depende únicamente de su madre para existir. Cuando ella presenta diabetes gestacional, las hormonas tiroideas están disminuidas", comenta el doctor Guzmán. Para aclarar lo que realmente significa esta afirmación y su impacto, cuenta que en sus estudios ha descubierto que cuando en la madre disminuyen los niveles de hormona tiroidea, la placenta aumenta sus niveles de proteínas transportadoras de esta hormona, como una manera de compensar este déficit. Pero pareciera ser que también se produce un aumento de las proteínas que degradan a la hormona. "La placenta se 'pierde', quiere compensar esta deficiencia, pero por alguna razón no lo puede hacer, provocando la alteración de los niveles de estas hormonas, y al parecer, también el azúcar en sangre", dice.
"El niño en el vientre está en un ambiente muy singular. Lamentablemente, nadie ha logrado medir los niveles en el feto. Entonces la hipótesis es que la alta glucosa de la madre genera la 'disfunción placentaria'. La diabetes gestacional se diagnostica a la mitad del embarazo; los diagnósticos debieran ser previos, incluso pre natal, para poder tener incidencia", dice.
PLACENTA Y PRESIÓN
En la Región del Biobío se habla de una prevalencia del 15% de hipertensión en mujeres, "pero debiera ser más", advierte el doctor Enrique Guzmán, quien también forma parte de la Sociedad de Fisiología de Reino Unido. Esto quiere decir que lo más probable es que cuando la mujer se embaraza, muchas de éstas ya tenga algún problema de presión.
"La hipertensión en mujeres gestantes, o preeclampsia, se provoca por causas más o menos similares a las de la diabetes gestacional. La presión sanguínea de un individuo baja principalmente por la vasodilatación de sus arterias. En el caso de la preeclampsia, la placenta 'secuestra' los factores que permiten regular y bajar la presión sanguínea de la madre, y esa vasodilatación no se produce", explica Guzmán.
"Cuando la placenta no se adhiere a la pared uterina de buena manera, los nutrientes se traspasan de forma insuficiente, no siendo absorbidos óptimamente por el niño. Por lo tanto, la forma de mejorar esta absorción es requiriendo más sangre, por ende, la placenta provoca que aumente la presión sanguínea. La exigencia de mayor 'presión' de la madre es causal de muerte y una poderosa causa para la realización de cesáreas", agrega.
AMBIENTE INTRAUTERINO
Ante lo anterior, vale la pena preguntarse cómo modifican la preeclampsia, y sobre todo, la diabetes gestacional la vida adulta de una persona. Al respecto, el profesional explica que "según la teoría de Barker, los niños que crecen en un ambiente intrauterino alterado, por ejemplo, con exceso de glucosa, siempre tendrán una mayor demanda de alimento. Es por eso que existe en ellos una tendencia a la obesidad y a la diabetes II, un ciclo que afecta desde la concepción, luego a la vida de niño y finalmente, de adulto".
Desde allí, especifica que en la diabetes gestacional, obviando todos los peligros que implica para la madre, genera riesgos para el bebé al momento de nacer "Los niños son grandes (sufren de macrosomía, crecen mucho por el exceso de glucosa de la mamá) y por esa talla aumentada muchos de ellos quedan atascados en el canal de parto. Sufren asfixia, no reciben la suficiente sangre en el cerebro y quedan con daño neurológico", detalla el académico. En la vida adulta, agrega, "son personas que tienen 5 a 8 veces más riesgo de tener diabetes tipo II".
Es considerando todo el impacto que la salud de la madre tiene para el hijo que está en vientre que surge la idea de un ambiente intrauterino lo más proclive posible para la formación y nacimiento del niño. "Como posiblemente ello sea muy utópico, es fundamental cuidar el primer trimestre de gestación", concluye el experto.