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Participación ciudadana en el desarrollo de proyectos de inversión

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En los últimos años el crecimiento y los avances exponenciales en tecnología han influido fuertemente en los cambios que ha evidenciado la sociedad chilena. Pasamos de ser una comunidad de pasiva y receptora de mensajes, a una que se informa activamente, se organiza y muestra gran interés por los fenómenos político- sociales que afectan al país.

Palabras como empoderamiento y comunidades informadas, son términos que se acuñan constantemente en la agenda noticiosa del país, producto del contante interés que presentan los ciudadanos por temas como el desarrollo sustentable, medio ambientales, energéticos, viales, entre otros.

Claro está que cualquier empresa u organización que quiera iniciar un proyecto, de cualquier índole, no puede pasar por alto el hecho de que existe una comunidad que habita el sector a la cual le gustaría que su opinión fuese tomada en cuenta antes de que empiece la ejecución de dicho proyecto.

En ese sentido, una buena iniciativa del estado fue crear el Consejo Nacional de Desarrollo Urbano, organismo que permite que en una misma instancia permanente, converjan ministerios, sector privado, representantes de la sociedad civil, de los gremios, profesionales y el congreso, en el debate de las reformas de políticas urbanas.

La mayoría de los proyectos en que se incluye a la ciudadanía resulta exitosa sobre todo por el buen trabajo de campo que se realiza antes de asentarse en el lugar. Muchos podrán decir que esto suena costoso y hasta ambicioso; pero un buen diagnóstico y una buena comunicación a las comunidades respecto de las características del proyecto ayudan de manera sustancial a evitar problemas durante la ejecución del mismo.

Invertir no es una opción, es algo que se debe hacer, pero está demostrado que es mejor incluir a la comunidad en vez de desembolsar dineros para hacer modificaciones a los proyectos, solicitadas por la autoridad debido a grupos y organizaciones sociales que utilizan las TICs para marcar pauta y conseguir pantalla en los medios de comunicación.

No estoy diciendo que la ciudadanía debe tener el control de los proyectos de inversión, ya que por ello existen inversionistas y profesionales que evalúan la viabilidad técnica y económica de estos. De lo que sí estoy seguro, es que para facilitar la ejecución de dichos proyectos, es importante trabajar de la mano con las comunidades y tomar en cuenta sus intereses.

La Responsabilidad Social Empresarial (RSE) quedó en el pasado, ya no es suficiente regalar un inmueble u ofrecer un lugar para el esparcimiento. El Valor Compartido, el trabajo colaborativo y la sustentabilidad, son las bases de las nuevas generaciones y la participación ciudadana en el desarrollo de proyectos de inversión debe ir en este mismo norte.

¿Liceos mixtos o no?

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Yo estudié en un liceo mixto y no entendíamos como podía haber liceos o colegios para estudiantes de uno u otro sexo. Aprender a socializar temprano con las niñas fue una experiencia enriquecedora y realista, ya que la sociedad está compuesta por hombres y mujeres; en mi caso, además, fue muy importante ya que soy hijo único. Las críticas eran dos: las niñas iban a adquirir conductas masculinas y perderían femineidad y viceversa en el caso de los muchachos; lo segundo era que las notas no iban a ser tan buenas comparados con los demás establecimientos. Ninguna de las dos profecías se cumplió, y terminé con compañeras cada vez más esplendorosas y bellas y todos ingresamos a la universidad o a las escuelas normales. Era la prueba empírica que la educación mixta era mejor.

Esa educación se denominaba coeducacional, y nosotros la valorábamos por el sentido histórico. En efecto, aprendimos que el autor de la educación mixta fue Francisco de Miranda, el precursor de las ideas de la Independencia de Latinoamérica; para ël la emancipación era una educación que fuera igual para mujeres y hombres, tal como para Mateo de Toro Zambrano, quien defendió el derecho a la educación de las mujeres como forma de mantener la paz social, la integración familiar y la armonía cultural. En otras palabras, para los próceres, la Independencia era con las mujeres, y no podía ser de otra manera dado que las ideas de la Ilustración habían sido asumidas por ellos en sus proyectos emancipadores para las patrias que soñaron.

Pero en esos años la mayoría de los liceos o eran de mujeres o eran de hombres. En los colegios de varones los alumnos se trataban por el apellido, en los mixtos por el nombre de pila. Éramos una minoría orgullosa que esperaba que los demás descubrieran su error y se hicieran coeducacionales, pero por motivos fundados y no por las circunstancias económicas. Nunca se nos ocurrió que, como hemos leído en un sesudo trabajo, que los liceos de hombres escondían tras su tradición un sexismo que nunca será modificado, que son espacios que reproducen prácticas machistas, cuyos egresados exhiben una conducta denigrante hacia las mujeres y a la diversidad sexual, estableciendo relaciones patriarcales. Los liceos de hombres serían menos democráticos que los mixtos, se dice, están basados en la competencia y no en la convivencia y otras palabras del neolenguaje. Como quiera que sea, al apretar los argumentos se remontan al pasado donde había una educación masculina para la República, para el mundo público y los liceos femeninos educaban para ser buenas esposas o madres; si bien es encomiable que las mujeres sean buenas esposas y madres, el argumento tiene casi un siglo de antigüedad.

La realidad muestra otra cosa, el número de liceos mixtos ha aumentado permanentemente y es el 96% de los establecimientos, el resto es una reliquia que conserva una tradición que sin duda se extinguirá, pero déjenlos que mueran de muerte natural, ya bastante tienen los liceos emblemáticos, que son mayoritariamente de un sexo, con todo lo que le han hecho sus estudiantes y los ministros de educación. Es bueno recordar que "El Fanta" egresó de un liceo mixto con lo que fue refractario a la naturaleza de éste, y que los liceos de hombres han fracasado porque es sólo una minoría de sus egresados los que se pueden llamar hombres Repúblicos.

Gran académico y canciller de la mediación

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Transcurrido un mes del fallecimiento del destacado catedrático de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Chile Jaime del Valle Alliende, donde se desempeñó por más de 50 años, cabe recordar su trayectoria en que también fuera en un período de su vida Ministro de Relaciones Exteriores de Chile.

A fines de 1984, después de alcanzar un acuerdo definitivo en un proceso que se prolongó por casi seis años el Vaticano, como producto de la mediación papal aceptada por el Papa Juan Pablo II, se acordó y firmó el texto del Tratado de Paz y Amistad que puso fin al conflicto limítrofe en la zona austral entre Argentina y Chile. El 2 de mayo de 1985, se procedió al canje de los instrumentos de ratificación en solemne ceremonia presidida por el Pontífice en la Sala del Consistorio.

En esas oportunidades correspondió al canciller Del Valle representar a Chile, mientras el Ministro Dante Caputo cumplía el mismo rol por la República Argentina.

En la ocasión, este último, hizo un firme llamado a la unidad expresando que "hemos llegado al final de una de una dificultosa etapa. Ahora tenemos por delante un inmenso campo de acción que nos muestra en su horizonte un venturoso porvenir. No perdamos ya más tiempo: comencemos a recorrerlo juntos".

El canciller Del Valle señaló a su vez: Por insinuación precisa de Vuestra Santidad, el tratado ha abierto también muy anchas las puertas para la cooperación económica y la integración física entre Chile y Argentina, cuyos resultados positivos esperamos no tardarán en hacerse sentir para mutuo beneficio de ambos pueblos. No parece exagerado por tanto expresar que el Tratado de Paz y Amistad constituye un ejemplo de cordura y sensatez en un mundo convulsionado por el odio, el egoísmo y la sinrazón".

Cuanta verdad contenían estas palabras del canciller chileno si se observa y se aprecia hasta hoy los enfrentamientos entre pueblos, lo que bajo la inspiración del Papa logró evitarse buscando a través del tratado la paz, unidad y corporación mutua entre estos dos países del extremo sur americano. Este es también un legado que nos deja el académico Jaime del Valle y que los pueblos de Chile y Argentina deben tener siempre presentes y nunca olvidar. Como diría después Juan Pablo II al evocar el Acuerdo: "Prevaleció la fuerza de la razón sobre las razones de la fuerza".

Recordamos que en diversas oportunidades, en el plano académico, el profesor Jaime del Valle, que también fue en dos ocasiones Decano, como igualmente Pro Rector, tuvo amplia colaboración con la Universidad Católica de la Santísima Concepción y su Facultad de Derecho, participando en sus actividades y entre otras materias, explicando el Tratado y sus proyecciones.