Secciones

No Respires: cuando la tensión es más importante que la misma historia

E-mail Compartir

El 2016 ha sido un año de reivindicación de uno de los géneros más populares del cine comercial, pero que a la vez es comúnmente repudiado por la crítica: el terror. Con títulos como El Conjuro 2, La Bruja, Goodnight Mommy o Lights Out, este estilo pareciera volver a retomar la senda. "No Respires" es una prueba de ello.

La trama es extraordinariamente simple: tres jóvenes hartos de su vida en Detroit deciden entrar a la casa de un viejo ciego y solitario (Stephen Lang), quien se supone posee una absurda cantidad de dinero en efectivo. Sin embargo, el anciano, ex veterano de guerra, no es tan indefenso como pensaban y rápidamente los ladrones deben ocultarse en la casa para no ser asesinados por el misterioso hombre.

A diferencia de muchas otras películas que llegan a los cines del género, No Respires es sencillamente una lección de cómo construir un perfecto ambiente de tensión. La narrativa es simple, pero muy dinámica, con una acción constante que jamás decae y que incluso va tomando fuerza a medida que transcurren los minutos.

El director Fede Álvarez comprende totalmente las necesidades de este género, pues construye personajes que no son el clásico prototipo del cine de terror. Los protagonistas son capaces de resolver problemas, utilizar los elementos de su entorno e incluso llegar a sorprender al propio espectador con algunas decisiones. Esto puede sonar obvio, pero es una de las mayores debilidades que este tipo de películas ha demostrado históricamente y que no es factor negativo en No Respires.

Ahora bien, sin duda uno de los puntos más altos del metraje es la actuación de Stephen Lang, cuya transformación de víctima a perseguidor es el gran valor agregado de la historia. Y es que pese a ser ciego, el antagonista logra convertirse en un ente escalofriante, tanto para los personajes como para el público, alcanzando momentos de extrema tensión, los que van en aumento durante toda la película.

Audiovisualmente, la producción es de primer nivel, con una fotografía muy cuidada (todo un desafío pensando que la acción ocurre en el interior de una casa antigua y oscura) y un diseño de sonido espectacular, que juega un papel esencial en el clima de tensión, ya que los diálogos son bastante reducidos. Muy innovadores también se muestran los tiros de cámara y el montaje, siempre en servicio de la experiencia del espectador.

Quizás la única debilidad de No Respires es su enorme parecido con La Habitación del Pánico, de David Fincher. Muchos elementos del metraje recuerdan a la cinta de 2002 protagonizada por Jodie Foster, desde el estilo hasta los mismos personajes. Sin embargo, fuera de eso, la película es una experiencia terrorífica, que no abusa de los clásicos clichés del cine de terror. Al contrario, es posible encontrar grandes innovaciones técnicas y de narrativa en los apenas 88 minutos de duración. Sin dudas, No Respires es un título a tener en cuenta y que vale la pena totalmente ser vista en una sala de cine.

"Jackie" de Pablo Larraín fue mejor guión en Venecia

E-mail Compartir

Ayer se llevó a cabo la ceremonia final del Festival de Cine de Venecia, la cual en su edición número 73 entregó el León de Oro -su premio más importante- a la cinta "The Woman who Left", dirigida por el filipino Lav Diaz. El filme ganador cuenta la lucha de una mujer que es liberada tras pasar 30 años en la cárcel por un crimen que no cometió. En tanto, el cine chileno obtuvo un importante reconocimiento, ya que la película de Pablo Larraín, "Jackie", ganó por Mejor guión (Noah Oppenheim) La cinta, protagonizada por Natalie Portman, retrata a Jackie Kennedy tras la muerte de su esposo en 1963.