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La amistad que nació en un barco y que enlazó dos vidas

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Llegaron juntos a nuestro país, el 3 de septiembre de 1939, pero iniciaron su viaje a la eternidad por separado. Fueron amigos, artistas y como españoles avecindados en Chile dejaron una estela de buenos recuerdos entre una larga lista de cercanos y no tanto.

Uno, José Balmes, con residencia en Santiago. El otro, Jaime Catalán, con la suya en Lota. Una historia que estos artistas escribieron juntos y por separado, si pensamos que entre ambas ciudades hay 536 kilómetros.

Balmes nació en Montesquiu, Cataluña, España, el 20 de enero de 1927. Coincidencias del destino, Jaime Catalán en Barcelona, casi tres meses después, el 2 de abril.

Contando con la misma edad, arriban a nuestro país a bordo del Winnipeg, barco gestionado por Pablo Neruda, el 3 de septiembre de 1939. Valparaíso fue el destino, luego de escapar de la Guerra Civil Española.

A los 12 años, misma edad de quien se hiciera amigo en la nave, Catalán llega con sus padres y hermana menor, María Luisa. Fueron recibidos por el entonces ministro de Salud, Salvador Allende.

Como profesor de Artes Plásticas postuló a través del ministerio a dos cargos, uno en Santiago y otro en Coronel (Liceo Antonio Salamanca Morales). Quedó seleccionado en Coronel, ciudad a la que arribó en 1956. Allí vivió una semana, para luego radicarse para siempre en Lota.

ENTRE LOTA Y CORONEL

"Lota fue su otra patria", dice Mario Cabrera, amigo de Jaime Catalán, a quien conoció durante sus años de enseñanza media en el establecimiento coronelino.

"Al llegar a Chile, estuvo 17 años en Santiago donde se formó en la escuela de Bellas Artes. Pero siendo muy joven llega a esta zona (...) Le tomó un profundo amor y respeto a su gente, a su cultura minera, sindical y política", comenta Cabrera sobre uno de sus maestros, quien conoció en Lota a su mujer -Ante Barriga- con quien tuvo su único hijo: Roberto Catalán Barriga, médico.

- Jaime tenía una personalidad de bajo perfil, un poco tímida, quizás las esquirlas de aquella bomba nazi, que casi lo mató a los 10 años (perdió un ojo en el ataque) cuando la resistencia republicana ya era derrotada por el fascismo. No fue fácil para un niño herido huir sin su padres para salvar su vida y reencontrarlos un año después en un campo de refugiados en Francia. Esas vivencias te marcan, tal como nos comentaba en la intimidad. Pero por otro lado, era profundamente culto, hablaba de todo, con una gran pedagogía y un luchador de sus ideas. Un hombre de familia que amó profundamente a su esposa, hijo y nietos (2), que entendía que el arte no podía estar disociado de la vida. Odiaba el culto a la personalidad, y nos decía a cada rato: "el arte es rebeldía, un artista debe ser rebelde (...) La libertad de la cultura es para todos iguales".

- Jaime hizo del pueblo minero esa bandera social y política que le dejó la orfandad de la Patria Republicana. Sentía un profundo afecto al pueblo minero y a su historia y un gran desprecio por las desigualdades que vivía la zona. Amó esta tierra como fértil en ideas y nunca dejó de criticar a los poderes desde su condición de militante comunista (también militó en el Partido Socialista de Cataluña en Chile y se hizo comunista al poco tiempo de su llegada al país). El creía que no había que esperar mucho del centralismo, que un pueblo como Lota tenía ya la base de una historia rica donde fabricar su futuro.

- Así es, un puesto muy importante en las artes y cultura. En su caso como un pilar de la formación de toda una generación de artistas plásticos, no sólo de Lota y Coronel, sino de aquellos que se formaron con él y emigraron a Santiago o el extranjero (recuadro). En la comuna hay un centro cultural con su nombre. Y en el concurso nacional "Pintando Lota", el primer lugar, que otorga el municipio; lleva el nombre de Jaime Catalán Baldellón.

SU AMISTAD CON BALMES

Desde los 12 años, Jaime Catalán y José Balmes escribieron una historia de amistad. Estudiaron juntos y los unía el Winnipeg.

Catalán dio su examen de dibujo para entrar al Bellas Artes en 1946. "Para él no era difícil quedar, venía con el arte en las venas. Su padre era tipógrafo y tuvo que estudiar Artes Plásticas y Diseño para serlo", dice Mario Cabrera.

Precisamente, junto a José Balmes y Gracia Barrios fundaron el GEP (Grupo de Estudiantes Plásticos). La situación era precaria para ellos. "Siempre nos comentaba que Gracia los ayudaba mucho con los contactos de su padre para tener pequeños trabajos (...) Nos decía que fue él quien le presentó a Gracia a José", anota.

En la práctica, Catalán y Balmes pintaban casas al barrio alto, donde se daban cuenta que a la casa le faltaban cuadros que ellos se ofrecían a pintar y vender.

"Su relación de amistad era directa, entre amigos que se aprecian mucho y sin intermediarios más que Gracia, el trío que siempre fueron en el Bellas Artes. Cuando Jaime falleció (el 31 de agosto de 2010 en Lota), Balmes se encontraba enfermó y no pudo viajar a Lota. Envió una emotiva carta que su hijo Roberto leyó en la ceremonia. Allí decía lo profundamente afectado que se encontraba al perder a un amigo del Arte y la Política", recuerda Cabrera, quien estuvo en esa despedida.

- En lo personal una admiración profunda, hablaban de España como de Chile. Jaime con los años comenzó a viajar a Cataluña a reconocer su pueblo natal y esos temas los apasionaban. Entendía que en lo plástico Balmes había ido más lejos en lo abstracto, pero siempre le reconoció su compromiso político en sus obras.

- Balmes estuvo en Lota invitado por Balmaceda 1215 y con Jaime, pero la mayoría de las veces se encontraban en Santiago en casa de Balmes, pues Jaime viajaba regularmente a ver su hermana María Luisa.