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"Sinfonía satírica": la risa como excusa para ir al teatro

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¿Qué se busca en la ficción? Primordialmente, entretención, más allá de la propuesta que tengamos al frente. En este caso, una teatral: "Sinfonía satírica".

La compañía penquista Teatro La Concepción estrenó el lunes esta comedia, que sabe cómo enganchar al público y, lo más complicado, hacerlo reír. Lo hace, a partir de un texto, diálogos, lo propiamente físico y músicas que se ajustan al contenido.

Tres bufones, uno de ellos decapitado al inicio de la obra dirigida por Juan Pablo Aguilera y y José Araya; deciden asesinar al rey antes de morir.

El espectro del primero (Nino) secundará en este cometido a los otros dos, Pipo y Yoyo. A partir de esta intencionalidad consciente, la trama va integrando una serie de elementos y expresiones "bufonescas" y plasticidad física de naturaleza "payasesca". Esto construye un texto narrativo (aproximadamente 100 minutos), que lleva al público por el lado oscuro de estos tres seres que, supuestamente, hacen reír. Bueno, acá se trata de que el monarca lo haga hasta morir.

CRUZAR PROPUESTAS

A los minutos, el montaje atrapa. Seduce desde lo gracioso de diálogos y situaciones señaladas en la dramaturgia. A su vez, refuerzan la sintonía que han logrado Juan Pablo Aguilera y Cristóbal Troncoso, integrantes de la compañía desde su fundación en 2008. Lucen y llenan cómodamente las tablas del Teatro UdeC, espacio que nunca los supera.

Afiatados y con objetivos claros, ambos actores/bufones hacen de sus respectivos roles la condicionante de la historia. Ésta navega por la estética de la comedia slapstick, el golpe forzado, el absurdo, inocentes pitanzas, la movilidad y una serie de otros recursos que adornan la acción y lo físico de una puesta en escena simple en elementos.

Claramente, La Concepción no necesita llenar el cuadro con éstos. Por el contrario, el sentido narrativo se sustenta en los propios integrantes del grupo -lo físico es un aspecto que han trabajado bien-, como en textos que no esconde sus referentes.

Desde Harry Potter a la contingencia nacional pasan por los diálogos de este reinado, que resultan graciosos, pese a lo básico que parecen. Finalmente, es ahí donde está el gran hallazgo: cómo la risa brota desde situaciones con desarrollos y remates reconocibles, para grandes y chicos.

Al respecto, vayan los aplausos para Cristóbal Gessel, quien literalmente se roba "la película" como el Rey que hace de los detalles -miradas, gestos y maneras- una constante de la comicidad.

La música proyectada desde la batuta de Jorge Inzunza y los 40 integrantes de la Orquesta de Estudiantes de la UdeC, juega un rol conductor y continuidad a la manera de esos momentos expresados por maestros como Max Steiner en el Hollywood clásico Como "King Kong", en su versión de 1933, gestos, movimientos o acciones en escena son marcadas por notas, pasajes o pausas sonoras en sincronía.

Aunque hay algunos trazos centrados en el personaje femenino, que se hacen relativamente largos (podrían pulirse en favor del ritmo), destaquemos que esta "Sinfonía satírica" es un grato aporte a las tablas penquistas.