Titular del Senado de Brasil: me siento en un "manicomio"
El juicio político contra la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, continuó ayer con una creciente tensión, descalificaciones e insultos, que llevaron al titular del Senado, Renán Calheiros, a admitir que se sentía en un "manicomio".
Los ánimos de los senadores se volvieron a caldear en la recta final del proceso de destitución de Rousseff, que sus defensores intentan dilatar mediante la presentación de numerosas cuestiones previas.
El enfrentamiento subió de tono y el propio presidente del Senado llegó a perder la compostura que ha mantenido a lo largo del proceso, cuando se enzarzó en una discusión con la senadora Gleisi Hoffmann, una de las más fieles escuderas de Rousseff.
Hoffmann dijo que el Senado "no tiene ninguna moral para juzgar" a la mandataria, suspendida de sus funciones por presuntas irregularidades fiscales.
El propio Calheiros rebatió a Hoffmann y consideró "el colmo", tras lo cual hizo uno de los más duros pronunciamientos vistos desde que, este jueves, comenzó la fase final del proceso.
"¿Cómo una senadora puede decir una cosa como esa?", declaró Calheiros en el pleno del Senado, y recordó que Hoffmann y su esposo, el ex ministro Paulo Bernardo Silva, son investigados por presunta corrupción en la Corte Suprema.
Las palabras de Calheiros, miembro del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) del Presidente interino Michel Temer, encendieron los ánimos de los escasos aliados con los que Rousseff cuenta en el Senado, entre ellos el senador Lindbergh Farias, quien tachó de "rastrero" el comportamiento del presidente del Senado.