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Conocer a los alumnos es el primer paso para generar apego en el aula

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Los lazos afectivos que las personas generan con otros significativos pueden sentar las bases de lo que será su personalidad y vínculos en el futuro. Éste es el argumento de la Teoría del Apego, una de los sustentos desde donde deriva el trabajo la Fundación América por la Infancia, FAI (ver recuadro).

Y aunque el término apego es uno que suele asociarse con la maternidad y paternidad, también es trascendental aterrizarlo a la sala de clases y el rol de los docentes, afirmó la educadora estadounidense Korin Maciulski, quien abordó esta temática en la charla "Teoría del Apego en el Aula" que FAI realizó recientemente en Concepción.

La profesional, quien estudió en Indiana University (Estados Unidos) y que llegó a Chile hace algunos años, afirmó que "si bien lo que sucede al interior de los hogares de los estudiantes desde el punto de vista de su formación es importante, los educadores también son tremendamente decisivos a la hora de guiarlos y de ayudarlos a superar problemas, de construir su personalidad".

Desde allí, explicó que muchas veces se habla de un triángulo compuesto por el profesor, familia y alumno, y siempre la idea es tener apego seguro en la casa, porque eso genera que haya alumnos más con más confianza, mirando el concepto desde una perspectiva integral. "Si bien este triángulo muchas veces se da, también hay muchos estudiantes que se sienten inseguros, que tienen problemas en sus hogares; y cuando no hay vínculos en sus casas, los profesores tienen un rol fundamental para poder generar y ser ese vínculo afectivo".

La importancia del apego en el aula radica en que las emociones inciden directamente en los aprendizajes. "Hay un psicólogo que dice que tenemos tres estados del cerebro: el de sobrevivencia, el emocional y el ejecutivo. Este último es el que necesitamos para memorizar, para conversar, para aprender, y hay muchos alumnos que no pueden acceder a él porque no se están manejando bien emocionalmente. Eso pasa cuando se sienten inseguros. Los educadores tenemos que ayudarles a acceder a esa parte del cerebro generando un apego seguro", recalcó.

-Creo que lo más importante es que investiguemos esos sitios de nuestro cerebro, que lleguemos al estado emocional, indaguemos en nuestro pasado, en nuestro propio apego. Esto nos ayuda a saber y entender qué es lo que nosotros necesitamos o lo que nos falta, porque uno de los principales problemas que hay es que no tenemos nuestro equilibrio. Entonces, además, debemos aprender a autorregularnos y manejar el estrés; porque sí, ser profesor es un trabajo súper estresante, pero cuando tenemos eso manejado, podemos ayudar a otros, de otro modo es imposible.

-Primero debemos crear una red en la sala buscando la manera en que se incluyan en la clase todos los alumnos. Una forma de hacerlo es entender que no siempre podemos estar enseñando temáticas que tienen respuestas objetivas, sino que también debemos entregar contenidos relacionados con las emociones.

Poner actividades con más movimiento y didácticas que cambien la rutina también es clave. Al final todo se relaciona con motivarlos y para eso es necesario conocerlos, no sólo en base a la asignatura, hay que saber cuáles son sus intereses y cuáles son sus problemas.

-Por sobre todo es importante cambiar las formas en las que estamos enseñando, porque no podemos pretender que los alumnos estén todo el día sentados calladitos y aprendiendo, también deben existir los descansos cerebrales. Hay profesores que dicen que no hay tiempo para eso, pues son muchos los contenidos que deben pasar, pero cuando incorporamos ese mini break o hacemos actividades más didácticas, cuando les damos a los alumnos momentos para ellos, puede ser el enchufe que necesitan para mantener su concentración, para tener acceso a la parte ejecutiva del cerebro.

Quizá se requiera un minuto de meditación, tomar agua o escuchar una canción, hay que buscar la forma, porque no siempre es igual y quizá no todos los días será así. Lo que necesitamos es darle a los alumnos el espacio para estar presentes en el aquí y ahora, para sentir. Muchas veces he tenido una lección planificada pero no he podido hacer la clase porque están todos los alumnos con bajo ánimo, porque algo pasó en el mundo. Entonces tenemos que ser más flexibles y estar conectados con lo que está pasando con todos y eso, sin dudas, impacta positivamente en el desempeño académico.

-Profesores, coordinadores, apoderados, directivos, lo ideal es que todos estemos trabajando en lo mismo, pero esa no es la realidad y que haya uno es un gran paso; y es notorio, pues los alumnos quieren ver a ese profesor, quieren estar en su clase, porque tienen ese lazo, se sienten cómodos, se sienten conectados y, justamente, esa es la idea.

Salud mental y su impacto en la sexualidad

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La globalización ha generado cambios epidemiológicos, demográficos, políticos, sociales, culturales, tecnológicos y medio ambientales que, sin duda, han impactado en las condiciones de la vida moderna, generando cambios constantes en muchos aspectos y con ello un desequilibrio en la salud mental de la población relacionada con las múltiples exigencias sociales y económicas. La prevalencia de las enfermedades de salud mental aumenta progresivamente y éstas son responsables, en gran parte, de alteraciones en el desarrollo de una sexualidad saludable acarreando un deterioro de la calidad de vida.

Actualmente los apegos y/o desapegos generan tempranamente impacto en la conducta de las personas a lo largo de su vida, que se manifestará en la forma de relacionarse y establecer vínculos afectivos influyendo necesariamente en su salud sexual y reproductiva.

Durante la infancia es fundamental para el desarrollo de una sexualidad sana y segura el rol de los padres y figuras significativas, que debe considerar un acompañamiento continuo con reforzamiento positivo, entregando principios y valores. Esto generará, en niños y adolescentes, seguridad, independencia y confianza fortaleciendo su autoestima. Estas herramientas les permitirán enfrentar de forma correcta los riesgos a la que están expuestos como maltrato, abuso sexual, violaciones y violencia en todas sus formas a menores y adolescentes.

En la adultez, la salud metal puede afectar el grado de disfrute de la intimidad manifestándose a través de disfunciones sexuales y depresiones post parto. Para evitar estas situaciones es necesario cautelar la comunicación en pareja, las horas de sueño, el uso de la tecnología en el dormitorio dado que todo esto influye en el desarrollo de la afectividad e intimidad. Durante la etapa de lactancia es posible y deseable hacer partícipe a la pareja para evitar la sensación de rechazo o desplazamiento por la llegada de un nuevo integrante a la familia.

En la adultez mayor, la disminución de estrógenos genera alteraciones del ánimo y a eso se suma una disminución de la actividad sexual que se da por diversos factores biológicos, psicológicos, sociales y culturales. Es importante reconocer que la sexualidad se desarrolla a lo largo de toda la vida, desde el nacimiento hasta la muerte, entonces, es necesario que las personas en esta etapa del ciclo vital puedan disfrutar de una sexualidad sana y segura. Existen algunas estrategias que permiten un mayor disfrute como el uso de lubricantes y adoptar nuevas formas del ejercicio de la sexualidad utilizando todos los sentidos en un marco de respeto mutuo.

Finalmente, el desarrollo de una sexualidad plena en el curso de los años permite a las personas elevar la calidad de vida actuando como un factor protector de la salud.