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Lavandería 21 incorporó moderno equipamiento

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Hace dos años que se puso en marcha y el impacto de la iniciativa sigue creciendo. Es que la Lavandería Industrial 21, que entrega un trabajo digno y remunerado a 11 jóvenes con síndrome de Down, incorporó una lavadora de dos mil kilos, la que permitirá mejorar el servicio de una empresa que sería única en su naturaleza, no sólo en Chile, sino que en Latinoamérica.

El principal gestor de esta iniciativa, monseñor Fernando Chomali, arzobispo de Concepción, contó que este moderno elemento tecnológico significará estar "en condiciones de aumentar nuestra capacidad de lavado, lo que implica mayores ingresos económicos y, por lo tanto, la posibilidad de contratar a más jóvenes con síndrome de Down".

Recordó que, precisamente, la Lavandería 21 que nació al alero del Arzobispado de Concepción y abrió sus puertas en agosto de 2014, surgió desde la necesidad de generar un espacio de inserción laboral plena para muchos jóvenes y adultos con síndrome de Down que no tienen dicha oportunidad.

"Este proyecto es un gran logro, porque es una luz de esperanza para muchas personas postergadas; es la prueba de que toda persona, independiente de sus capacidades, puede hacer un aporte a la sociedad y que cuando hay personas motivadas y agradecidas de la vida para sacar un proyecto complejo como éste adelante, se logra", reflexionó el arzobispo.

Sobre los anhelos y proyecciones de la empresa, precisó que la idea es comenzar a insertar en otros campos laborales a quienes se desempeñan en la lavandería. "Si nos ayudan con ropa para lavar y donaciones, podremos lograr que ningún joven Down, al menos de Concepción, esté todo el día sentado en su casa frente a un televisor, frustrado él y su familia. Para ello, necesitamos más trabajo y depende de la comunidad", afirmó.

Recuperación de la vida es el mayor logro de "Roberto Paz"

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Llevan cuatro años de funcionamiento y cerca de 200 personas han pasado por sus dependencias; actualmente son 24 los residentes de un total de 25 plazas. Son números importantes para el trabajo de la Residencia "Roberto Paz", sin embargo, no son los datos más significativos.

Y es que este dispositivo del Ministerio de Desarrollo Social que ejecuta la Corporación Catim, recibe a adultos que viven en situación de calle, tanto hombres como mujeres, pero no sólo para acogerlos y asistirlos, sino que para apoyarlos y empoderarlos para que se hagan responsables de recuperar su vida. "Tenemos ex residentes que volvieron a vivir con sus familias y el 90% de nuestros residentes actuales está inserto en puestos laborales", cuenta Jorge Bustos, director de la residencia y sociólogo.

Y lo dice con alegría, pues sabe que se trata de un éxito que va mucho más allá del balance de las cifras. La razón que explica lo anterior es que son diversas los motivos que llevan a las personas a vivir en situación de calle. Quiebres familiares, consumo problemático de alcohol y otras drogas o delincuencia son algunas de las causas que menciona, las que pueden darse por sí solas o entrelazadas.

DESCUBRIR Y POTENCIAR

Considerando la diversidad del grupo y las problemáticas que pueden estar asociadas, la revinculación con entornos familiares y la inserción laboral son tanto los logros como los desafíos más potentes. Y también las metas concretas: las personas que viven en esta casa, que funciona como un formato de familia grande, pueden estar entre un año y 18 meses allí, y la idea es que al egresar cuenten con una red de apoyo que evite el riesgo de que vuelvan a la calle; un lugar donde vivir y la posibilidad de autosustentarse económicamente.

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Sobre esto, cuenta que la labor mancomunada de distintos profesionales como psicólogos, terapeutas ocupacionales o trabajadores sociales, a través de instancias como talleres, es la manera en la que buscan superar los desafíos. "Ayudamos a descubrir cuáles son las habilidades que tienen los residentes y potenciarlas para que luego puedan desarrollarlas al insertarse en un rubro determinado", puntualiza.

TRABAJOS DIGNOS

Junto con la necesidad tan urgente como permanente de abrir oportunidades laborales, el director de la residencia destaca lo fundamental que es que éstas sean dignas. "Muchas veces las personas por 'ayudar' a una persona en situación de calle le entregan un trabajo indigno, sin contrato, sin previsión, con mal sueldo", manifiesta.

Por eso, otra labor de la residencia es aportar a que el lugar donde se inserten laboralmente "sea uno digno, que les permita poder ser autovalentes y sustentarse en el largo plazo, porque ellos no van a poder vivir toda su vida del Estado".

En ese sentido, el vínculo con la Omil de Concepción ha sido importante para la inclusión en el mundo del trabajo de los residentes, así como también lo son las redes que los mismos profesionales de "Roberto Paz" generan.

Eso sí, Jorge Bustos afirma que siempre mantienen la puerta abierta a empresas que quieran contribuir con espacios laborales dignos.

SIN PREJUICIOS

Además de los talleres para descubrir y fortalecer competencias, y las oportunidades laborales, una sociedad que se acerca a la temática es fundamental para la inserción social de las personas en situación de calle. El voluntariado es una forma de involucrarse, pudiendo aportar con capacitaciones o participar en jornadas recreativas o deportivas (ver recuadro).

Al respecto, Jorge Bustos reconoce que trabajar en situación de calle es complejo y entiende a quienes tienen recelo, pero ser parte de ese tipo de instancias tiene un valor que no se puede cuantificar, pues entrega un espacio para escuchar y conversar con las personas en situación de calle, el que permite ir desmitificando esta realidad.

"Se escucha a algunos padres asustar a sus hijos con el viejo del saco, se asocia la situación de calle a delincuencia. Lo cierto, es que el 80% de las personas en situación de calle hoy en día trabajan, aunque en trabajos muy precarios, pero no mendigan. Además, de las dos mil personas que como ONG estimamos que hoy viven en situación de calle en la Región del Biobío, un 70% tiene entre 18 y 59 años, es decir, no son ancianos sucios y abandonados, son adultos que están edad de trabajar", manifiesta Bustos, agregando que el paso clave es trabajar para eliminar los estereotipos y prejuicios, lo que no sólo es fundamental para quitar el temor de dar oportunidades laborales, sino que es una un cambio trascendental para cumplir con una tarea que aún está lejos de concluir: lograr la plena inclusión de todas y cada una de las personas que son parte de la sociedad.