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"La preservación de la fertilidad no se debe llevar al extremo"

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La inserción de la mujer al mundo laboral y el anhelo de desarrollarse tanto personal como profesionalmente, sin descuidar ningún aspecto de la propia vida, han incidido en una tendencia que es cada vez más notoria: la postergación de la maternidad. De hecho, si hace cuatro décadas la edad del primer parto era a los 20 años, hoy es a los 33 años.

Sin embargo, retrasar el deseo reproductivo no significa negar toda posibilidad de convertirse en madre, sino que decidir cuándo. El punto, no obstante, es que a mayor edad, menores son las probabilidades de embarazarse.

Ante esto, aparece como una aliada la Preservación de la Fertilidad, disciplina emergente que consiste en la extracción de ovocitos para congelarlos y mantenerlos en el laboratorio con una técnica de criopreservación que permite una alta sobrevida de éstos, para que puedan ser fecundados y generen un embrión sano. "Una vez que la mujer decide utilizarlos se descongelan y se fecundan con los espermatozoides de su pareja en ese minuto. Se generan embriones en el laboratorio y estos son devueltos al útero de la mujer", explicó el doctor Antonio Mackenna, director regional de la Red Latinoamericana de Medicina Reproductiva para la Región Andina, quien abordó está temática en el Curso de Actualizaciones en Medicina Reproductiva que organizó la Facultad de Medicina de la UdeC (ver recuadro).

RAZÓN SOCIAL

Según contó el ginecólogo, quien también es director académico de la Unidad de Medicina Reproductiva de la Clínica Las Condes, si bien hay mujeres que se someten a este procedimiento por indicación médica, es la postergación de la maternidad, la que definió como una razón social, la motivación más potente y que iría en aumento. Los números son claros y Mackenna detalló que según datos de 2013 (los más recientes), de 66 centros de 12 países latinoamericanos se reportaron 1.600 casos de congelación de ovocitos para preservar la fertilidad, donde el 74% son por razones no médicas sociales (postergación de la maternidad), 21% por causas oncológicas y 5% por motivos no oncológicos (otras enfermedades).

"En los últimos años la mujer ha postergado la maternidad con conocimiento de que esto significa una disminución de las posibilidades de embarazo en el futuro, entonces deciden preservar sus ovocitos para que sean utilizados más adelante, cuando su fertilidad va a estar comprometida", comentó.

Y es que el paso de los años no es en vano al hablar de la fertilidad de la mujer, existiendo una relación demostrada entre la calidad del ovocito, los que se producen en la etapa fetal y viven con ella, y la edad. "Una mujer al nacer tiene un millón de óvulos en sus ovarios. Cuando empieza a ovular y menstruar, cerca de los 12 años, tiene la mitad. Es decir, medio millón de éstos se han consumido dentro del ovario. En adelante y hasta los 50 años, que es la edad promedio de la menopausia en nuestro país, se van a consumir el resto de los ovocitos y van a envejecer con ella", explicó. Situación completamente distinta a la del hombre, que produce una nueva población de espermios cada tres meses, aclaró.

IMPACTO POSITIVO

A mayor edad no sólo hay menos ovocitos, sino que también se producen mayores alteraciones cromosómicas. "Las probabilidades de embarazo y de generar un embrión sano, que se implante y que termine en un niño sano, es menor en la medida que avanza la edad de la mujer", dijo el profesional, quien especificó que cuando una mujer tiene 20 años, su posibilidad de embarazarse por mes es de 25%, mientras que esto es de 5% a los 40 años. En relación a sufrir un aborto, la probabilidad es de 5% en una mujer de 20 años, incidencia que se incrementa al 35% a los 40 años. Respecto a tener un hijo con síndrome de Down, la chance en una mujer de 20 años es de 0,1%, mientras que es de 1% a los 40, dijo.

Es justamente considerando lo anterior, y los escenarios sociales que han llevado al retraso de la maternidad, que el profesional ahondó en el impacto positivo que la criopreservación de ovocitos tiene: "si una mujer preservó la fertilidad a los 30 años y guardó diez ovocitos, los puede utilizar a los 40 o a los 45; no hay ningún problema, pues la probabilidad de embarazo que esa mujer va a tener va a ser la de los ovocitos que congeló cuando tenía 30 años".

NO LLEVAR AL EXTREMO

Aunque un ovocito puede estar congelado por tiempo indefinido, el doctor Antonio Mackenna se detuvo en la necesidad de tratar esta temática con altura de miras y desde una perspectiva ética.

Esto, porque si bien hay casos internacionales donde se ha visto a mujeres de 60, 65 e incluso mayor edad convertirse en madres, en su opinión el tope es a los 50 años, pues la considera el fin de la vida reproductiva de la mujer y hay también una responsabilidad psicosocial que no se debe pasar por alto.

Recalcó, además, que si bien la preservación de la fertilidad tiene el beneficio de resguardar la posibilidad de embarazo del ovocito en el momento en que éste se extrajo, no existen otros a nivel físico para la mujer, por lo que su llamado fue a ser responsables si es que se está pensando en esta opción.

Por el contrario, afirmó que "en la medida que la mujer aumenta la edad de embarazarse, también ascienden las tasas de complicaciones médicas de la gestación, de manera que tampoco es algo que se deba llevar al extremo".