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Aporte calórico no se relaciona con la temperatura corporal

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El vestuario y accesorios para abrigarse, además de la calefacción de espacios son las medidas que ayudan a combatir las inclemencias del clima invernal.

Pero no las únicas, pues muchos encuentran en la comida una aliada perfecta para enfrentar los fríos días, creyendo que los alimentos hipercalóricos aumentan la temperatura del cuerpo.

El punto, sin embargo, es que si bien hay alimentos o platos que pueden contribuir a mantener la temperatura corporal, no son precisamente las frituras y los dulces como las sopaipillas y picarones; ni tampoco el aumento de ingesta calórica como muchos piensan.

CREENCIAS EQUIVOCADAS

En opinión de la nutricionista Fabiola Fuentealba, académica de Nutrición y Dietética de la Universidad San Sebastián, la relación que muchos generan entre la comida y el frío se debe a creencias equivocadas que vale la pena aclarar.

En primer lugar, explica que "el metabolismo regula la temperatura corporal, pero sólo en lugares de temperaturas extremas y durante periodos prolongados el metabolismo cambia. No es el caso de nuestra Región. En invierno no se requiere incrementar el aporte calórico, porque la recomendación calórica para la población general es la misma: si una mujer requiere 1600 kcal/día y un hombre 2000 kcal/día, esta recomendación se mantiene tanto para invierno como el verano", apunta.

Comenta que otra creencia es que el frío produciría mayor apetito o sensación de hambre; y aunque no desconoce que esto podría experimentarse, no está dado por causas fisiológicas. "Se puede generar que la falta de luz, la ausencia de sol, cambie el estado de ánimo, que deprima y eso produzca ansiedad por comer. Lo importante en ese caso es saber elegir alimentos que no sean muy calóricos", aconseja la nutricionista, quien entrega algunas recomendaciones (ver recuadro).

CALOR Y SACIEDAD

Victoria Halabi, directora de Nutrición y Dietética de la Universidad del Desarrollo, afirma que, por el contrario a las calorías que aportan, el frío se combate con alimentos a temperaturas templadas a calientes. "No existe una característica particular en la composición química de los alimentos que los clasifique como especiales para combatir el frío. Pero, con preparaciones templadas a calientes y con bajo aporte calórico se puede contribuir a aumentar la temperatura corporal y evitar las enfermedades producidas por la ingesta de un mayor número de calorías durante esta época", explica. Y es que el aumento de peso no es la única consecuencia de una alimentación que supere los requerimientos nutricionales y privilegie los productos equivocados; esto también puede desencadenar enfermedades como resistencia a la insulina, diabetes, dislipidemias, hígado graso o hipertensión.

Sopas caseras de verduras, consomés y caldillos son algunas de las preparaciones que la profesional recomienda preferir durante esta época, pues entregan un bajo aporte calórico y generan sensación de calor y mayor saciedad.

Guisos de verduras, legumbres guisadas, vegetales salteados o grillados, tortillas o budines, entre otros, también se consumen calientes, y según la nutricionista no sólo otorgan sensación de calor y saciedad; también aportan una adecuada cantidad de fibra, vitaminas, sales minerales y calorías.

Además de respetar los tiempos de cocción para minimizar las pérdidas de vitaminas, Victoria Halabi aconseja "consumir las preparaciones calientes en vajilla de greda, material que mantiene de mejor forma la temperatura y los alimentos demoran más tiempo en enfriarse, favoreciendo el aumento de la temperatura corporal al momento de consumirlos".

Las infusiones (hierbas, té y mate), sin azúcar adicional, también son ideales para combatir el frío, a la vez de que permiten mantener una buena hidratación. "Al ingerirlas previo a las comidas principales dan una saciedad precoz y al ingerirlas posterior a ellas permiten que la sensación de saciedad permanezca por un tiempo más prolongado", puntualiza Halabi, quien cuenta que el chocolate caliente es también una buena alternativa, pero sólo si se elabora con cacao amargo y en lugar de azúcar se utilice un endulzante no calórico como stevia o sucralosa.

Desde allí, sostiene que durante esta época es importante no olvidar aumentar el consumo de alimentos ricos en vitamina C, los que si bien no contribuyen a controlar la temperatura corporal, fortalecen el sistema inmune, ayudando a disminuir la incidencia de enfermedades como los resfríos comunes.

Horario de verano: se deben ajustar rutinas

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Pareciera ser que fue hace tan poco cuando los chilenos tuvieron que ajustar sus relojes para el horario de invierno, y este sábado ya hay que empezar a acostumbrarse al de verano.

El jefe de carrera de Técnico de Nivel Superior en Prevención de Riesgos de la Universidad del Pacífico, Pedro Leal, explicó que "aunque el adelanto del reloj sólo es en sesenta minutos, nuestro cuerpo lo podría resentir, asociándolo a cansancio, somnolencia y malestar en general, mientras se va acostumbrando al nuevo horario".

¿Lo positivo? días más largos y luminosos. Sin embargo, pero para ello será necesario ajustar algunos dispositivos electrónicos, además del propio reloj biológico.

Lo anterior se debe a que la adaptación al nuevo horario no resulta ser inmediata.

Sobre este punto Leal advirtió que, según afirmaciones de especialistas, "nuestro organismo necesita entre tres a siete días para adaptarse a estos cambios".

"Así, cuando llegue el día lunes y comience la semana laboral, nuestro cuerpo lo podría notar, manifestando dicho cansancio", añadió.

Tomar acciones

Tener más sueño o no poder descansar lo suficiente puede ser riesgoso para las personas, motivo por el cual el profesional hizo un llamado a ser cautos en las acciones para evitar riesgos.

"Por ejemplo, como se podría llegar a dormir menos durante los primeros días, es bueno estar alerta al momento de ejecutar alguna actividad, para así evitar algún tipo de accidente. Esto, especialmente cuando conducimos un vehículo o cruzamos la calle, o bien si tenemos que realizar algún trabajo en altura o manejar maquinaria pesada, entre otros", enfatizó el experto en Prevención de Riesgos.

Algunos de los consejos que entregó el académico y que pueden ser útiles para enfrentar el horario verano, es comenzar a acostarse un poco más temprano de lo habitual, entre tres a cuatro días antes del cambio, para conciliar el sueño de manera anticipada, y que el cuerpo se vaya familiarizando con el nuevo horario.

Adicionalmente, comer alimentos más livianos en la tarde-noche, con la finalidad de dormir con el estómago menos pesado.

"También se debe bajar el uso de aparatos tecnológicos como celulares, notebooks o tablets, lo que contribuirá, sin duda, a conciliar mejor el sueño, brindándole así un merecido descanso a nuestra mente y cuerpo", sugirió Leal.

"Estos simples tips debieran ayudarnos para andar más concentrados en nuestro quehacer y con mayor energía para enfrentar el día a día, el que sabemos se puede tornar agotador, según sea nuestra carga laboral. La idea es poder disfrutar de estos días que vienen, donde el calor y el color nos harán sentir optimistas y con más ganas de querer hacer cosas", finalizó el profesional.