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Deserción y gratuidad

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Que por ley los jóvenes tengan garantizado 12 años de escolaridad es un desafío irrenunciable y condición base para proyectar una mayor integración social y laboral.

Si bien la cobertura escolar alcanza altas tasas, hay un desasosiego que se puede desatender: que un número importante de estudiantes no completa su enseñanza básica y media. Así lo muestra el reciente estudio de la Unicef sobre deserción escolar (encargado por la Universidad Diego Portales), pues arroja cifras inquietantes, como que entre un 15% y un 19% de los jóvenes abandona el colegio.

¿Qué pasa con ellos?

Las consecuencias son preocupantes, pues influye en sus opciones para conseguir trabajo y, por otro lado, el capital cultural sigue acumulándose en los niveles socioeconómicos altos.

En esta línea, la gratuidad en educación superior genera altas expectativas, pues las universidades deberán recibir a un grupo más amplio y heterogéneo.

Pero no hay que olvidar que hay evidencia nacional e internacional que traza una relación directa entre los ingresos del hogar, la vulnerabilidad del colegio de procedencia y la oportuna tasa de titulación, encontrándonos nuevamente con un factor que incide en las tasas de deserción durante los primeros años universitarios.

Las políticas de equidad y calidad en educación, en consecuencia, no deben ser un remedial a posteriori, sino la base para reducir las brechas que se acrecientan cuando los alumnos se acercan al fin de su etapa escolar.

No hay que olvidarse de los escolares que desertaron, y no podemos convertir la gratuidad en un sueño que a fin de cuentas beneficiará a los más privilegiados, y por ende, la pesadilla de la desigualdad será carta de lucha de los de siempre.

Refinería Bío Bío: 50 años aportando al desarrollo

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Este 29 de julio Refinería Bío Bío cumple 50 años de funcionamiento ininterrumpido. A través de este medio siglo el espíritu innovador, el empuje y la vanguardia han sido nuestro motor de desarrollo y, al mismo tiempo, el de toda la zona industrial, impulsando el crecimiento económico de la Región del Biobío y del país.

Fuente de trabajo directa e indirecta de más de 2 mil familias, a nuestro alrededor han surgido centenares de empresas proveedoras de servicios. Muchos más son los profesionales de diversas universidades regionales que se han desempeñado en nuestras instalaciones, aportando sus conocimientos y beneficiándose del know how refinero.

Hoy al igual que ayer, Enap Refinería Bío Bío es el corazón de un complejo energético, con un parque industrial compuesto por asfalteras, gaseras, químicas y compañías distribuidoras de combustibles, las que reciben insumos o productos desde nuestras unidades y plantas.

Gracias a nuestra operación segura y continua, los habitantes, industrias y hogares de toda la zona centro-sur del país han contado y cuentan hoy con una fuente oportuna y confiable de combustibles de calidad y entregados en oportunidad. Esto, incluso en condiciones tan críticas como el terremoto de 2010 donde, en menos de 48 horas, pusimos en operaciones nuestro terminal petrolero y nuestros oleoductos, lo que permitió reponer rápidamente el suministro en nuestra región.

Nuestra gestión empresarial ha destacado y marcado pauta, en el ámbito económico. Ejemplo de ello son grandes obras, como la construcción del Oleoducto Trasandino, el Complejo Petropower y Petroquim, desarrollados a través de la asociación de capitales públicos y privados, que generaron nuevas industrias para la región y otorgaron viabilidad y competitividad a nuestro negocio.

La calidad de nuestros productos ha sido también punto relevante: gracias a la incorporación de tecnologías de primer nivel y la construcción de nuevas unidades, hoy como chilenos, podemos decir que contamos con combustibles de calidad mundial, que nada tienen que envidiar a los que se producen en Estados Unidos y Europa.

Con la madurez y aprendizaje que nos da este medio siglo de vida, nos proyectamos hacia el futuro con un ambicioso Plan Estratégico de Negocios al 2025, que pone foco en una operación sustentable, segura, con respeto por el ambiente y nuestros vecinos.

Este considera importantes inversiones que apuntan a seguir mejorando nuestro estándar ambiental, avanzar en una nueva y cada vez mejor relación con nuestras comunidades y con nuestro entorno en general.

Al mismo tiempo busca incrementar nuestra capacidad de almacenamiento y también de conversión, maximizando la producción de gasolinas y diésel y disminuyendo la elaboración de productos menos valiosos como el fuel oil.

Tenemos grandes desafíos, pero también un tremendo equipo humano y estamos todos enfocados en seguir construyendo una mejor Enap y una mejor región. Nuestro objetivo es claro: ser la empresa de energía que Chile necesita y se merece.

Una Constitución del pueblo y para el pueblo

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La Constitución es el signo más distintivo de cualquier sistema político. Uno de los principales medidores sobre el grado democrático de un país, ya que se erige como cúspide de la tradicional pirámide de Kelsen, uno de los grandes maestros del Derecho (aunque en la actualidad la nueva teoría del constitucionalismo multinivel ha puesto en debate, entre los expertos de la materia, dicha teoría, como consecuencia de que los ordenamientos jurídicos nacionales han sido atravesados por ordenamientos jurídicos transnacionales).

Chile y sus ciudadanos han iniciado una lucha masónica para renovar en su totalidad su texto constitucional, debido a los orígenes anti democráticos del mismo. Y es que, el actual texto que rige el país, fue aprobado en un plebiscito organizado por el régimen militar en 1980, siendo esto una de las grandes paradojas del texto fundamental. Esta cuestión podría plantear la propia inconstitucionalidad de la Constitución, porque un conjunto de personas que no respetaban los derechos fundamentales, aprobaron un catálogo donde estos se defendían. Insólito.

A esta situación se suma el hecho de que la Constitución de Chile no se ajusta a la realidad actual de la sociedad. Válgase de ejemplo, el que no contempla un catálogo previo valores y principios básicos que sustenten el conjunto del articulado, en definitiva, que inspiren al resto de preceptos desde los que va a emanar todo el derecho chileno.

Afortunadamente, el texto constitucional más reformado de la historia de Chile, ya tiene fecha de caducidad. Tres años de intenso trabajo darán luz a una nueva Constitución sobre la que nadie podrá cuestionar su legitimidad de origen. La maquinaria ya está en marcha, siendo uno de los mejores ejemplos sobre cómo debe funcionar un verdadero sistema democrático la cuestión de los encuentros locales, donde grupos de ciudadanos, formados por entre 15 y 30 personas, pueden dar su opinión respecto a cuáles son los valores y principios, así como los derechos que Chile debe garantizar a todos los habitantes que se encuentren en su territorio. Además, la ciudadanía tiene la oportunidad de poder establecer los deberes y responsabilidades, junto con las instituciones básicas que debe recoger el texto. Y es que, Chile está haciendo un gran esfuerzo para elaborar una Constitución del pueblo y para el pueblo.