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Atención para el karate y viceversa

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La expresión Karate-Do ha sido traducida tradicionalmente como "camino de las manos vacías", y se plantea que sus orígenes se remontan al menos hasta el siglo XVII en la isla de Okinawa en Japón. Casi 400 años de tradición que trasmiten un legado de desarrollo no sólo físico sino también psicológico, en términos de disciplina, equilibrio, autocontrol, voluntad, entre muchos otros.

Esta descripción de sus beneficios es consistente con los reportes que se tiene de muchos de sus practicantes y en menores de edad, de sus padres y profesores (tanto en Chile como en el extranjero) en lo referente al mejoramiento de la autoestima, reconocimiento social (pares), enfrentamiento de conductas de bullying.

Uno de los aspectos que consistentemente aparece en dichas descripciones es el mejoramiento de la atención. El denominado síndrome de déficit atencional ha concitado un creciente interés en la comunidad desde sus primeras caracterizaciones a finales de los años 60 como trastorno del comportamiento. Hoy, la distinción entre un estilo atencional amplio y un diagnóstico de déficit atencional se basa en gran medida en la evaluación de cuanto inciden determinados patrones de funcionamiento, en la adaptación al sistema escolar.

Más allá de estas precisiones diagnósticas que deben ser hechas responsablemente por un especialista, existe consenso en que las artes marciales ejercen su efecto sobre la atención a través de promover la concentración y reducir la impulsividad, al exigir a los estudiantes focalizarse intensamente en una actividad física, obedeciendo instrucciones verbales en un entorno controlado con disciplinas claras.

Ahora bien, cuán realmente efectivas son las artes marciales como complemento para tratamientos tradicionales, plantea una interrogante que está siendo respondida por una creciente evidencia proveniente de investigaciones realizadas principalmente en EE.UU. Existen hallazgos que avalan los beneficios del Aikido, Tae Kwon Do, Capoeira, Jiu Jitsu, Tai Chi, Yoga y Karate, sobre la problemática descrita.

Particular interés reviste en este punto el Karate tradicional, en la medida que promueve una integración física y psicológica inspirada en la filosofía japonesa del Bushido: éste no sólo busca la fortaleza física, sino que la virtud en el pensamiento y en la acción. Esta autoconciencia y relación del sí mismo con los demás, en un contexto estructurado y disciplinado de carácter tradicional, es esencial a la hora de ponderar los efectos de un arte marcial.

Autores como Michael Trulson señalan que el Sensei, en las clases tradicionales es un modelo conductual y valórico, que realza respeto, humildad, confianza, responsabilidad, perseverancia, honor, entre muchos otros valores. Si a esto se le suma el autocontrol, el escenario global permite un optimismo bien fundado.

En Concepción, el karate se practica en forma intensiva. Diversas organizaciones como municipios o colegios realizan con regularidad clases y campeonatos donde se reúnen más de 100 niños de todas las edades a practicar una actividad deportiva que además de traerles reconocimientos nacionales e internacionales, les ha permitido un desarrollo físico y psicológico.

Tal como se ha mencionado hasta acá, un progreso en el ámbito psicológico que se proyecta claramente hacia el campo de las terapias complementarias para el desarrollo de la atención, en un contexto personal integral. Estos son y deben ser aspectos atendidos a la hora de procurar la salud mental de niños y adolescentes, de cara al sistema escolar.